El nuevo ‘Estudio estadio’: la novolatría, a examen

'Estudio estadio' en Teledeporte.
'Estudio estadio' en Teledeporte.

Hace unas semanas aprendimos un nuevo concepto: novolatría. Roberto Gómez enmarcaba en esta funesta tendencia —glorificar lo nuevo sólo por ser nuevo— la decisión de Televisión Española de dar un nuevo aire a ‘Estudio estadio’, programa en el que el veterano reportero era capitán general. Hace dos semanas, el no menos vetusto programa regresó a Teledeporte sin Gómez y con un nuevo presentador, Francisco Caro, en lugar de Juan Carlos Rivero, que ejerce ahora como contertulio.

Aunque habrá que dar tiempo a Caro y a su equipo para cogerle el pulso —el Mundial ya asoma en el horizonte—, se puede observar ya unas cuantas diferencias con la versión anterior. De entrada, se trata de un programa más trabajado —menos era complicado— en el que se aprecia la intención de amoldar la escaleta a la actualidad y huir del sota, caballo y rey. Nos dijeron que iban a mirar más allá del fútbol y este domingo, sin ir más lejos, dedicaron los veinte primeros minutos a Eliud Kipchoge y su récord del mundo en maratón. Tras ello pasaron al motor y luego, sí, al fútbol.

Los periodistas de Televisión Española tienen mucha mayor presencia, ya sea para dar contexto a las noticias del día, para participar en entrevistas con expertos —otro refuerzo— o para participar en los debates junto a los colaboradores externos. En esta nómina también ha habido cambios. Hay caras nuevas, por supuesto, muchas de ellas de mujeres. También de panenkitas. Junto al gran detractor de éstos, Gómez, han desaparecido Pedro Pablo San Martín, Mónica Palenzuela, Pedro Riesco, Irene Junquera, Joaquín Maroto o Gonzalo Miró. Gonzalo está en el nuevo de Xavier Sardá y en unos cuantos más, no teman por él.

‘Estudio estadio’ es ahora, sin duda, un programa mucho más digno de una televisión pública. Con sus defectos, claro. Al programa le falta ritmo, mucho ritmo. No es que tenga que ser la versión deportiva de ‘El hormiguero’, pero a veces tanto respeto por el turno de palabra ajeno deriva en interminables parlamentos, sobre todo en los invitados que no están en el estudio. Ahí Caro tiene trabajo: agilizar la conversación para quitar la razón a quienes piensan que un programa serio es un programa aburrido.

¿Y la audiencia? No creo que sea algo importante en una televisión pública, pero podría preguntárselo alguien. Pues en audiencia, hasta ahora, ‘Estudio estadio’ es irrelevante. Es decir, exactamente igual que antes, pero cambiando a Roberto Gómez por Kipchoge. Algo hemos salido ganando.