Estudiantes: un cabezazo de Luciano Lollo, la primera victoria en la Liga Profesional y un trampolín como para creer

Estudiantes celebra el gol de Luciano Lollo, que será el del éxito en Mendoza frente a Godoy Cruz y el primer triunfo en la Liga Profesional.
Estudiantes celebra el gol de Luciano Lollo, que será el del éxito en Mendoza frente a Godoy Cruz y el primer triunfo en la Liga Profesional.

Estudiantes es un equipo en formación. En los tres primeros partidos del torneo apenas había cosechado un punto, un empate con Arsenal en Sarandí. Las derrotas contra Tigre y Lanús tornaban necesario un buen resultado en Mendoza contra Godoy Cruz para que el ciclo del director técnico Abel Balbo comenzara a asentarse sobre bases sólidas. Al Pincha le costó cerrar el partido y nunca aprovechó el hombre de más que tuvo en el segundo tiempo, pero el gol de cabeza de Luciano Lollo marcó la diferencia entre los dos equipos. Y los tres puntos se fueron a la ciudad de las diagonales, en la cuarta fecha de la Liga Profesional de Fútbol.

El sello de Balbo, que se notaba en Central Córdoba, todavía no luce en la parte rojiblanca de La Plata. Su Estudiantes es inocente al atacar y se equivoca en los retrocesos, aunque el repatriado Santiago Ascacibar es una buena noticia para el fútbol argentino. El mediocampista central suele quedar desamparado cuando los rivales llegan lanzados. Le pasó en el estadio Malvinas Argentinas y ocurrió en los partidos anteriores. La descompensación al defender puede costar cara.

Luciano Lollo, el autor del gol, avanza ante la marca de Salomón Rodríguez.
Luciano Lollo, el autor del gol, avanza ante la marca de Salomón Rodríguez. - Créditos: @ALF PONCE MERCADO

El Pincha encontró el gol con la marca registrada de su historia: la pelota parada. Su autor fue el regresado Luciano Lollo, que anotó por primera vez con la camiseta del León. Balbo intentó corregir los problemas defensivos con una dupla central de experiencia: junto a Lollo jugó Jorge Rodríguez, que con Zielinski solía actuar como pivote defensivo en la mitad de la cancha. Los cambios reflejan que el entrenador todavía no tiene una alineación fija. Y un detalle: Balbo tuvo en el banco de suplentes a Mauro Boselli y José Sosa, historia pura del conjunto platense.

Al gol de Lollo en la primera parte se le sumó la expulsión a Juan Andrada por una patada al uruguayo Mauro Méndez. Estudiantes tenía ventaja en el marcador y en el campo. Estaba todo dado para que administrara el tiempo y buscara un contragolpe que le garantizara el segundo tanto. Pero el visitante se dedicó a lo urgente, sellar el resultado, y se olvidó de lo importante, la pelota. Se retrasó en el campo y dejó que el Tomba creciera, aun con un futbolistas menos. Entonces, Fernando Zuqui y Ascacíbar perdieron la mitad de la cancha. El local pasó a tener la posesión y a estirarse en pos del empate. Lo alcanzó, pero el uruguayo Salomón Rodríguez empujó para impulsarse en el salto y el árbitro Fernando Echenique anuló la conquista, sin necesidad de VAR.

Balbo sumó estatura, a sabiendas de que su rival iba a intentar con su fuerza aérea llenando de centros el área de Mariano Andújar para Rodríguez o Federico Rasmussen, el caudillo de su defensa. Ingresó Juan Cruz Guassone y sus 197 centímetros fueron suficientes para que el Tomba declinara buscar por el aire. En rigor, el conjunto dirigido por Diego Flores no supo cómo atacar. Intentó, sí. Pero jamás encontró una jugada clara de gol que le posibilitara el empate.

Mientras pasaban los minutos, Balbo y sus ayudantes se dejaban la garganta. Se iban en gritos para evitar todo desperfecto defensivo que pudiera empatar el encuentro. La victoria se percibía necesaria, fundamental para creer en un proceso que recién empieza y que había tenido dos traspiés en tres partidos. Por eso la intensidad en los pedidos del entrenador.

Compacto de Godoy Cruz 0 vs. Estudiantes 1

Al final, el Pincha consiguió lo que había ido a buscar. Fue superior en el primer tiempo y encontró el gol en la cabeza de Lollo. Pero fue incapaz de aumentar la ventaja como para quedarse tranquilo. No le sobró nada y terminó ansioso por el pitazo final. Los puntos quizás valgan mucho más que tres: pueden ser el trampolín para Balbo y una gestión que recién empieza. Porque en el fútbol argentino –y en todo el mundo– los proyectos se sustentan con buenos resultados.