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Estados Unidos busca debilitar la industria petrolera de Rusia, según funcionarios

Edificios residenciales destruidos después de semanas de combate en Irpin, Ucrania, el 2 de mayo de 2022. (David Guttenfelder/The New York Times)
Edificios residenciales destruidos después de semanas de combate en Irpin, Ucrania, el 2 de mayo de 2022. (David Guttenfelder/The New York Times)

BERLÍN — Según funcionarios y exfuncionarios estadounidenses, el gobierno de Joe Biden está desarrollando planes para sofocar más los ingresos que Rusia percibe por el petróleo con el objetivo a largo plazo de destruir el papel central del país en la economía energética mundial, una maniobra de intensidad significativa que podría poner a Estados Unidos en conflicto político con China, India, Turquía y otras naciones que compran el petróleo ruso.

Las medidas propuestas incluyen imponer un tope al precio del petróleo ruso, con el respaldo de las llamadas sanciones secundarias, las cuales castigarían a los compradores extranjeros que no cumplan las restricciones estadounidenses impidiendo que hagan negocios con empresas estadounidenses y de naciones asociadas.

Debido a la guerra que el presidente Vladimir Putin está librando en Ucrania, Estados Unidos y sus aliados han impuestos sanciones a Rusia que han desgastado su economía. No obstante, los casi 20.000 millones de dólares al mes que Rusia sigue obteniendo de las ventas del petróleo podrían sostener el tipo de conflicto agobiante que está en curso en el este de Ucrania y financiar cualquier tipo de agresión futura, de acuerdo con autoridades y expertos.

Para los funcionarios estadounidenses, la cuestión más importante ahora es cómo privar a Moscú de ese dinero y al mismo tiempo garantizar que no caigan los suministros de petróleo a nivel mundial, pues esto podría producir un aumento en los precios que beneficiaría a Putin y empeoraría la inflación en Estados Unidos y otros países. Con las elecciones estadounidenses en puerta, el presidente Joe Biden ha dicho que una de las principales prioridades es hacerle frente a la inflación.

Aunque las autoridades estadounidenses aseguran que no quieren sacar de inmediato grandes cantidades del petróleo ruso del mercado, están intentando presionar a los países para que dejen de importarlo en los próximos meses. Una prohibición de Estados Unidos a la venta de tecnologías cruciales para Rusia en parte busca debilitar a sus empresas petroleras por muchos años. Los funcionarios estadounidenses señalaron que el mercado se ajustará en algún momento, en tanto que la industria rusa se desvanecerá.

La industria petrolera de Rusia ya está bajo presión. Estados Unidos prohibió las importaciones de petróleo ruso en marzo y la Unión Europea espera anunciar una medida similar pronto. Sus ministros del Exterior debatieron un posible embargo en Bruselas el lunes. El G-7, que incluye al Reino Unido, Japón y Canadá, accedió este mes a eliminar poco a poco las importaciones de petróleo ruso y sus ministros de Finanzas se reunieron en Bonn, Alemania, esta semana para afinar los detalles.

“No se acabará de la noche a la mañana, pero sin duda Europa se está movilizando con firmeza en esa dirección”, respondió el domingo en Berlín Antony Blinken, el secretario de Estado de Estados Unidos, cuando se le preguntó sobre las futuras sanciones energéticas en una conferencia de prensa de la OTAN.

Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, comentó en Bonn el jueves que ella y sus homólogos extranjeros habían considerado opciones para reducir los ingresos de Rusia por el petróleo que no implicaran un embargo total europeo.

“El objetivo es mantener el petróleo ruso en el mercado para contener los precios a nivel mundial y que no haya un fuerte impacto negativo en otros países”, les comentó Yellen a los reporteros.

Yellen apuntó hacia topes de precios, aranceles y sanciones secundarias como posibles medios para reducir los ingresos que recibe Rusia por el petróleo sin que se disparen los precios en todo el mundo.

Las exportaciones de petróleo ruso aumentaron en abril, y el incremento de los precios implica que Rusia ha obtenido un 50 por ciento más en ingresos este año que en el mismo periodo de 2021, según un nuevo informe de la Agencia Internacional de la Energía en París. India y Turquía, un miembro de la OTAN, han aumentado sus compras. Corea del Sur está comprando menos, pero sigue siendo un cliente importante, al igual que China, país que critica las sanciones estadounidenses. El resultado es una maquinaria de guerra rusa que sigue recibiendo impulso de los petrodólares.

Los funcionarios estadounidenses quieren saber “qué se puede hacer en el plazo más inmediato para reducir los ingresos que le está generando al Kremlin la venta de petróleo y garantizar que los países que no pertenecen a la coalición que está imponiendo las sanciones, como China e India, no las socaven comprando más petróleo”, mencionó Edward Fishman, quien supervisó la política de sanciones en el Departamento de Estado después de que Rusia se anexó Crimea en 2014.

El gobierno de Biden está considerando varios tipos de sanciones secundarias y todavía debe decidir la estrategia que seguirá, según los funcionarios, quienes hablaron sobre políticas que aún se están analizando de manera interna bajo la condición de permanecer en el anonimato. Estados Unidos impuso sanciones secundarias para reducir las exportaciones de Irán con el objetivo de restringir su programa nuclear.

Por lo general, las grandes empresas extranjeras cumplen con las regulaciones estadounidenses para evitar sanciones si tienen una relación comercial con empresas estadounidenses o naciones socias.

“Si hablamos de cruzar puntos sin retorno, creo que la parte de las sanciones secundarias es lo principal”, señaló Richard Nephew, académico de la Universidad de Columbia que fue un alto funcionario especializado en el tema de las sanciones en los gobiernos de Obama y Biden. “Esto quiere decir que les decimos a los otros países: ‘Si hacen negocios con Rusia, no pueden hacer negocios con Estados Unidos’”.

Sin embargo, las sanciones tienen un historial de altibajos. El intenso aislamiento económico ha hecho poco por cambiar el comportamiento de gobiernos como los de Irán, Corea del Norte, Cuba y Venezuela.

Una medida que están debatiendo los funcionarios estadounidenses sería exigirles a las empresas extranjeras que paguen un precio menor al del mercado por el petróleo ruso para no ser objeto de las sanciones estadounidenses. Washington le asignaría un precio al petróleo ruso muy por debajo del valor del mercado mundial, que es de más de 100 dólares por barril. El presupuesto más reciente de Rusia estableció un punto de equilibrio para el precio de su petróleo superior a los 40 dólares. Un tope a los precios reduciría las ganancias de Rusia sin elevar los costos mundiales de la energía.

El gobierno estadounidense también podría interrumpir gran parte del acceso de Rusia a los pagos por el petróleo. Washington haría esto con una regulación que exigiría a los bancos extranjeros involucrados en los pagos que pusieran el dinero en una cuenta en custodia para evitar sanciones. Rusia podría tener acceso al dinero solo para comprar productos esenciales como alimentos y medicinas.

Además, mientras se implementan estos mecanismos, las autoridades estadounidenses presionarían a las naciones para disminuir poco a poco sus compras de petróleo ruso, como lo hicieron con el petróleo iraní.

“No habría una prohibición per se al petróleo y el gas de Rusia”, explicó Maria Snegovaya, profesora invitada en la Universidad George Washington que ha estudiado las sanciones en contra de Rusia. “En parte, esto se debe a que el precio se iría a las nubes. A Rusia le beneficiaría un precio por las nubes”.

No obstante, podría ser difícil poner en marcha los pagos en custodia o los topes al precio a nivel mundial. Conforme a las nuevas medidas, Estados Unidos tendría que hacer frente a naciones que no son parte de la coalición de sanciones existente y que, al igual que India y China, quieren mantener buenas relaciones con Rusia.

En 2020, el gobierno de Trump impuso sanciones a empresas en China, Vietnam y los Emiratos Árabes Unidos por su participación en la compra o transporte de petróleo iraní.

Los expertos creen que las medidas podrían ser anunciadas en respuesta a una nueva provocación rusa, como un ataque con armas químicas, o para darle una mayor ventaja a Kiev si Ucrania inicia negociaciones con Moscú.

Las autoridades estadounidenses quieren asegurarse de que sus socios europeos y asiáticos sigan aliados con Washington con respecto a cualquier nueva sanción. Sin embargo, para algunas autoridades europeas, ciertas medidas, como el tope al precio o los aranceles al petróleo ruso, serían ineficaces o demasiado complicadas de implementar.

En Bonn, Yellen reconoció que todas las propuestas presentaban “dificultades prácticas” y que los países europeos todavía debían llegar a un acuerdo en torno a una solución. “Creo que mucha gente, incluyéndome, encuentra atractivas estas opciones desde un punto de vista económico general, pero en realidad ponerlas en marcha es complicado”, admitió.

El gobierno de Biden también está debatiendo otra manera de perjudicar a Rusia: embargar legalmente los activos del banco central ruso que fueron congelados en cuentas en el extranjero durante la guerra, así como los de magnates rusos, y dárselos a Ucrania para su reconstrucción, comentaron los funcionarios estadounidenses.

En cuanto a las propuestas de sanciones energéticas, Estados Unidos está explorando la idea con naciones europeas y miembros del G-7.

© 2022 The New York Times Company