En España fuimos malos candidatos y después peores ganadores

Luis Enrique llegando a Doha con la expedición de la selección. Noviembre 18, 2022. (Foto de ANDREJ ISAKOVIC / AFP) (Foto de ANDREJ ISAKOVIC/AFP via Getty Images)
Luis Enrique llegando a Doha con la expedición de la selección. Noviembre 18, 2022. (Foto de ANDREJ ISAKOVIC / AFP) (Foto de ANDREJ ISAKOVIC/AFP via Getty Images)

Empieza el Mundial y no nos ponemos de acuerdo sobre las expectactivas, y cuál sería un buen papel para la selección española. En España nunca hemos sido ni buenos aspirantes y después tampoco hemos sabido ganar. Suena duro, pero es así. La selección en su historia ha conquistado un Mundial, tres Eurocopas y tiene cuatro medallas Olímpicas. No está mal evidentemente, pero es un palmarés que sigue muy lejos de las mejores, si lo comparamos con las grandes potencias del fútbol mundial, como pueden ser Brasil, Alemania o Italia, con la paradoja en este último caso que éste será el segundo mundial consecutivo al que falte.

La gente de mi generación creció con la firme idea que nunca vería ganar nada a la selección. Durante muchos años, el éxito más recordado seguía siendo el 12-1 a Malta que nos clasificó para la Eurocopa del 84, y posteriormente el subcampeonato en la Euro del verano del 84. Antes y después, la lista de infortunios no hizo más que crecer. Al fallo de Cardeñosa ante Brasil en el 78, añadimos el mal papel cuando nos tocó ser anfitriones en el 82, la fatalidad del penalti fallado por Eloy en el 86, la prórroga ante Yugoslavia en el 90, el codazo de Tassotti a Luis Enrique en el 94, el fallo de Zubi en el 98 ante Nigeria, Al-Ghandour en 2002, o el vamos a jubilar a Zidane en 2006...

Un largo etcétera de inconvenientes que atajó de golpe Cesc Fábregas, cuando batió a Buffon en el quinto penalti de los cuartos de final de la Euro 2008 ante Italia. No fue en un Mundial y sí en una Eurocopa. Pero supuso romper el mal fario que nos acompañaba torneo tras torneo. En la final, en la que España batió a otra de sus bestias negras, Alemania, Palop se acordó de Arconada tras su error en la final precisamente del 84 y fue a recoger la Copa junto a sus compañeros con su camiseta puesta.

Football - Spain v Italy - UEFA EURO 2008 - Quarter Final - Ernst Happel Stadium, Vienna, Austria - 22/6/08 
Spain's Cesc Fabregas celebrates after scoring his penalty in the shoot out to win the match 
Mandatory Credit: Action Images / Michael Regan
El penalti logrado por Cesc Fábregas contra Italia en los cuartos de final de la Euro 2008 cambió la historia futbolística de España para siempre. Foto: Action Images / Michael Regan.

Después llegarían el Mundial 2010 y la Euro 2012 para completar un ciclo ganador e irrepetible de la mano, primero de Luis Aragonés, y después de Vicente del Bosque. Pero antes de 2008, encontramos un punto de unión en la previa de todos y cada uno de los Mundiales, desde que Rubén Cano con la espinilla en Belgrado, en noviembre del 77, nos devolvió a un Mundial 12 años de la última vez en 1966.

La épica de su gol y el botellazo que le cayó a Juanito, nos hizo entrar en un estado de euforia que en poco tiempo nos hizo pensar que seríamos favoritos en el Mundial de Argentina 78. Desde entonces y hasta 2008, en casi todos los torneos nos íbamos autoconvenciendo que España tenía todos los mimbres para ser campeón, en este caso del mundo.

Y realmente entre los Mundiales de Argentina 78 y Sudáfrica 2010, solo en tres de los nueve, incluyendo los dos, España mereció algo más. En el 86 ante Bélgica, a la selección le penalizó mucho un error de cálculo de Miguel Muñoz. Llevó al torneo solo dos centrales puros como Maceda y Goicoetxea. No pudo jugar ninguno de los dos el partido de Puebla ante los belgas en cuartos. Maceda por lesión, solo jugó ante Brasil, y Goico porque vio amarilla ante Argelia y Dinamarca y cumplía partido de sanción. Sin centrales puros, ya que tuvieron que jugar Chendo y Camacho ahí, España fue vulnerable. Ese hecho junto al fallo del pobre Eloy, en el segundo penalti de la tanda final, nos mandó para casa.

En EEUU 94, España fue de menos a más y ante Italia en cuartos fue mejor, sobre todo en la segunda parte. La ocasión fallada por Salinas, el gol de Baggio en la jugada siguiente y el penalti claro de Tassotti a Luis Enrique, que no pitó Sandor Puhl, eliminó a la selección.

La trilogía de Mundiales en los que España se volvió a casa sin merecerlo se completó en Japón y Corea 2002, con el mal partido que hizo ante Corea del Sur en cuartos de final, donde Camacho reservó a Raúl por sus molestias en el pubis, pensando en las semifinales.

SPAIN'S RAUL SITS ON THE BENCH WITH TEAM MATES AFTER IRELAND EQUALISED
AT THEIR WORLD CUP MATCH IN SUWON.

	
Spain's Raul (R) sits on the bench with some of his team mates after
Ireland scored the equalising goal in their second round World Cup
Finals match in Suwon June 16, 2002. REUTERS/Kieran Doherty
José Antonio Camacho decidió reservar a Raúl contra Corea del Sur. Al final, España cayó eliminada con polémica. Foto: REUTERS/Kieran Doherty

A España le costó mucho superar la presión que ejercía la Corea del Sur de Hiddink y a eso se añadió el infame arbitraje de Al-Gandhour y sus jueces de línea, anulando un gol legal a Helguera de cabeza, y otro a Morientes por señalar saque de puerta tras un centro de Joaquín, claramente dentro del terreno de juego.

Pero en esos tres Mundiales, antes y después, siempre nos creíamos favoritos y al caer, la decepción y las críticas a los diferentes seleccionadores y jugadores, eran crueles e injustas.

Pero si fuimos malos aspirantes, hemos sido aún peores ganadores. Tras la Euro 2012 no supimos asumir el final de la generación dorada. Ni la prensa, ni la afición ni los diferentes cuerpos técnicos, porque es muy difícil apartar de la selección a los que te han dado la gloria. Y es humano y lógico.

Luis Enrique ha dado un paso adelante afrontando el cambio definitivo. Solo permanecen Alba y Busquets del ciclo ganador y la palabra equipo acompaña a la de grupo como la idea principal en la que se basa la línea del seleccionador. Apunta al Mundial más igualado de la historia, pero en lo que seguimos sin ponernos de acuerdo es en las posibilidades de la selección.

Las filias y fobias que despierta el seleccionador y sus listas marcan los análisis y seguramente como antes, la virtud está en el término medio. Después el fútbol son detalles.

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