Emiliano Grillo y su segunda victoria en el PGA Tour: qué dicen las reglas sobre lo que le sucedió en el hoyo 18 de la última vuelta

Emiliano Grillo tuvo que tomar una decisión crucial en el hoyo 18 del Colonial Country Club
Emiliano Grillo tuvo que tomar una decisión crucial en el hoyo 18 del Colonial Country Club

Una situación de juego muy extraña, como suele ocurrir cada semana en el PGA Tour. En este caso, con un argentino como protagonista. Emiliano Grillo veía cómo su pelota navegaba como un barquito de papel sobre un canal de desagüe, en la calle que atraviesa el margen derecho del hoyo 18 del Colonial Country Club. Siempre dentro de un contexto deportivo, el panorama del chaqueño era dramático, porque corría el peligro de dilapidar el título del Charles Schwab Challenge que prácticamente tenía en sus manos, después de llegar al capítulo final con dos golpes de ventaja sobre Adam Schenk y Harry Hall.

Grillo venía de hacer un par en el hoyo 17, pero luego bloqueó su golpe de salida en el 18 y su tiro fue a parar a lo que se considera un raro obstáculo por el lado derecho, que se extiende hasta un kilómetro y medio de distancia y amenaza como si fuera un hazard de agua. La característica de esa corriente que fluía por el acueducto es que volvía en dirección al tee de salida del 18. Así, cuando la pelota de Grillo encontró el agua, nunca se detuvo. Lenta pero segura, la bola se mantuvo en movimiento mientras crecían los nervios del chaqueño, que quizás creyó ver frustrada la chance de ganar el segundo título del PGA Tour después de 7 años y 7 meses.

El escenario de lo que ocurrió en Fort Worth, Texas, resultó curioso y obligó a revisar los libros. ¿Qué dice la regla? “Al ejecutar su golpe de salida, la bola de Emiliano fue a un área de penalización roja, de la cual el jugador puede aliviarse con un golpe de penalización de acuerdo con la Regla 17.1d”, comenta Eduardo Botte, Presidente de la Comisión de Reglas de la AAG, que continúa con la explicación: “La bola no se detuvo y corría hacia atrás por el fluir de una corriente de agua y, como el jugador también puede jugar desde esa área, sin incurrir en penalización, se esperó a que la pelota se detuviera. Incluso si se hubiera dado el extraño caso de que la bola, debido a la corriente, saliera del área de penalización, Grillo debería haber jugado desde donde la bola quedaba en reposo”.

Sin embargo, el reglamento contempla una situación por demás particular: “La otra posibilidad que permite la Regla 10.1d es jugar la bola en movimiento en el agua, sin penalización, pero la situación lo hacía imposible”, se explaya Botte, que agrega: “Cuando la bola se detuvo, Grillo decidió aliviarse con penalización de acuerdo con la Regla 17.1d (3) que es el alivio lateral disponible solo para áreas de penalización roja. El alivio se dio dentro de la longitud de dos palos y sin acercarse al hoyo, desde el punto por donde la bola cruzó por última vez el margen del área de penalización, por lo que Grillo caminó muchos metros hacia adelante, dado que la corriente de agua había llevado la bola alejándola del green”.

En medio de la definición del certamen, todo parecía irreal. La mayoría de los espectadores en el área vitoreaban eufóricos, mientras la pelota continuaba surcando el agua. Luego, un par de camarógrafos se acercaron, incluso a horcajadas, sobre ese improvisado arroyuelo de cemento mientras la pelota no paraba de “nadar”. Transcurridos unos minutos y con la llegada de Grillo, la pelota estaba lejos de descansar: rodaba y rodaba, ayudada por el leve declive del acueducto. La cadena CBS, incluso, usó cámaras de drones sobrevolando para mostrar a los espectadores siguiendo la trayectoria. Mark Dusbabek, el oficial del PGA Tour, se unió a la transmisión para explicar que Grillo, de hecho, tenía la opción de jugar la pelota mientras se movía. Sonaba extraño para cualquiera que observara las imágenes y escuchara atentamente.

El jugador no se decidió rápido a continuar con el juego. Admitió después que, en realidad, había vivido esta misma situación en otro torneo. “Lo supe tan pronto como vi que la pelota se iba a la derecha y ahí pensé: ‘Este va a ser un hoyo muy largo’. Ya pasé por ese dolor de ver la pelota rodar 120 yardas hacia atrás”. Entonces, pasaron unos 10 minutos entre el golpe de salida original y la segunda aparición de Dusbabek en la transmisión, cuando aclaró que el comité de competencia no iba a esperar más. “Nosotros, como comité, hemos estado hablando del asunto; ya transcurrió el tiempo y se le dio el suficiente al jugador, así que vamos a hacer que regrese adonde cruzó por última vez”, aseguró Dusbabek.

Todo parecía estar sucediendo en un guion perfectamente planeado, porque la pelota finalmente chocó contra una piedra y se detuvo a unas 144 yardas de donde cruzó el área de penalización. Allí estalló la gente, otra vez, como si festejara un águila. Todo muy pintoresco. Grillo fácilmente podría haber dropeado la pelota mucho antes y olvidarse por completo de ese primer tiro, pero con calma regresó y tomó la bola por su cuenta. Al final, terminó pegando desde el camino con un golpe de multa y llegó al fairway. Después, su tiro de aproximación al green no fue bueno: su pelota viajó al fondo del green y se tomó dos putts para pagar el costoso precio de un doble bogey.

La gente siguió la pelota de Emiliano Grillo por el agua como si fuese un espectáculo aparte
La gente siguió la pelota de Emiliano Grillo por el agua como si fuese un espectáculo aparte

“Al aliviarse, el área donde debió dropear la bola estaba sobre un camino de carros, que es una obstrucción inamovible, de la cual el jugador puede optar por aliviarse sin penalización, determinando el punto más cercano de alivio total, y desde ese punto dropear una bola dentro de la longitud de un palo sin acercarse al hoyo, tal como lo prescribe la Regla 16.1b”, sostiene Botte, que finaliza: “Dado que el alivio no es obligatorio en este caso, y el área de alivio no le resultaba conveniente, decidió jugar desde el camino”.

Después de atravesar esa complicada situación, Grillo pudo acceder al playoff, también con la ayuda de que Adam Schenk no consiguió el birdie en el 18, que hubiese significado el título para el norteamericano. La historia posterior es conocida: dos hoyos de desempate, para que el argentino remate la faena con el birdie en el par 3 del hoyo 16. El trofeo en alto y, en el recuerdo, una situación de juego por demás particular.