Eliminatorias: la Argentina le ganó con más diferencia a Paraguay rumbo al Mundial y el plantel lo festejó como una hinchada

Marcos Mata lanza para un doble en la llave contra Adolfo López; el veterano marplatense tuvo un buen desempeño en el 82-43 sobre Paraguay, por la eliminatoria para el Mundial Japón-Filipinas-Indonesia 2023.
Captura de pantalla

Eliminatorias. Recambio de generación. Grupo unido. Buenos resultados. Argentina. Todo junto podría referir a fútbol, pero en este caso se trata de básquetbol. El seleccionado nacional de la pelota naranja transita un proceso similar al de la Nº 5 y en un estado más embrionario de la clasificación para el Mundial va enhebrando buen juego, resultados, espíritu de equipo, alegría y comunión con el público.

Se vio en el 82-43 sobre Paraguay, por la segunda fecha del grupo A del torneo americano que otorgará siete cupos en Japón-Filipinas-Indonesia 2023, la próxima Copa del Mundo. Se completó la capacidad del estadio de Obras Sanitarias y, en el Templo del Rock, el equipo argentino rockeó: no sólo dominó ampliamente a un rival inferior pero que venía acortando la brecha entre niveles, sino que además disfrutó la sintonía con los hinchas y hasta se prendió en un canto después del saludo final. No fue otro que el clásico “vamos, vamos, Argentinaaa; vamos, vamos, a ganaaar”, que brotó de una concurrencia muy familiar (muchos chicos en las plateas) y se contagió al grupo elegido y preparado por un entrenador visceral como pocos, nuevo al frente del conjunto: Néstor “Che” García.

El director técnico, ex campeón de América al mando de Venezuela, incentivó a los jugadores a prenderse al canto y todos terminaron en ronda y saltando, entonando lo mismo que la gente. Un regalo a los espectadores por parte de un plantel que no tiene para ofrecerles muchos nombres rutilantes. Uno solo, en realidad: el de Carlos Delfino, el último vestigio en pie de la Generación Dorada.

Que no por nada juega en este equipo a los 39 años. El físico sí, pero la calidad no tiene fecha de vencimiento y al escolta que se desempeña en Italia le sobran talento y oficio para ser estrella en este básquetbol de jóvenes que prometen y veteranos de comprobada valía en la Liga Nacional. Como Nicolás Romano, interno de Instituto, de Córdoba, que terminó siendo el mayor goleador en el segundo triunfo sobre Paraguay, con 18 puntos, 7 rebotes y un par de pases-gol, en 19 minutos, apenas.

Tanta diferencia terminó haciendo la Argentina este sábado –39 tantos, 50% más que los 26 del 93 a 67 del viernes contra el mismo adversario– que se permitió rotar mucho y darles oportunidad de fogueo a los que lo necesitan. En 22 minutos, Delfino, la figura a la que todos fueron a disfrutar, hizo un poco de todo. Bastante de todo: 12 puntos, 5 asistencias, 4 rebotes, 3 robos. Y una falta, apenas. Qué momento para el santafesino, que vuelve a estar en el radar del conjunto nacional, lo lidera, mantiene flameante la llama de la Generación Dorada, gana, es querido, forma compañeros y ofrece espectáculo.

Hay otros de mil batallas y buen pasado en la selección, como Marcos Mata (11 tantos, 5 recobres, 2 pases-gol, 1 robo y 1 tapa), y hay chicos que son interesantísimos para el futuro. Agustín Barreiro había llamado la atención en el debut en la eliminatoria; esta vez sobresalió Juan Francisco Fernández, un muchacho de 19 años y estatura de precio dólar para la Argentina: 205 centímetros, según FIBA Américas; 210, según la Confederación Argentina de Básquetbol (¿por qué siempre habrá desavenencias en materia de números en el país?...).

Como sea, un proyectazo. Y no sólo por sus buenos números del sábado en 19 minutos frente a los paraguayos: 8 tantos, 10 rebotes, 1 asistencia, 1 bloqueo (acciones de él en el video contiguo, a los 2m1s y los 3m32s). Sino principalmente por lo que es capaz de hacer: a pesar de semejante tamaño corporal, actúa como ala-pivote (no como pivote) y puede trasladar la pelota corriendo; es hábil, y es versátil, a tal punto que puede moverse de frente al aro e incluso anotar triples. Un basquetbolista moderno. Lo que se necesita hoy. Como Barreiro, pero tres años más chico y ¿2 o 7? centímetros más alto.

Aciertos de la Argentina en el 82-43 a Paraguay

Dos décadas más joven que Delfino, Fernández ya tiene algún recorrido en la elite. Empezó midiéndose en el ascenso de España, el país más fuerte de Europa. Le fue muy bien. Ahora pasó de destacarse en la filial a entrenarse en el equipo principal de Fuenlabrada, uno de los habituales protagonistas de la categoría máxima, e incluso ya debutó en la poderosa Liga ACB. Le va bien. Está incorporando esto de ponerse la camiseta nacional y rendir. Empezó bien. Todo es progreso para Juan Francisco Fernández en este corto tiempo de roce con extranjeros del vecindario americano y aprendizaje entre los mejores del Viejo Continente.

Fernández –como Barreiro– crece. Delfino sonríe. Los hinchas alientan. Los jugadores cantan con ellos. Desde sus respectivos puntos de radicación en el planeta, Luis Scola, Manu Ginóbili, Chapu Nocioni y el resto de los dorados han de estar felices. Hay gente pisando esa huella.