El ejemplar acto del ‘Pantera’ Rodríguez para consolar a su rival después de ganarle el campeonato de la UFC

México ya tiene dos campeones mundiales en la UFC. El tijuanense Brandon Moreno fue el primer representante nacido en el país en hacer historia. Ahora, el chihuahuense Yair Rodríguez replicó la hazaña. En Australia, El Pantera capturó el cinturón interino de peso pluma de la empresa; no solo devastó a su rival, sino que actuó con clase para motivarlo una vez que terminó su pelea.

El oriundo de Hidalgo del Parral completó la primera conquista en su camino dentro de la promotora de artes marciales mixtas. Hizo caer al estadounidense Josh Emmett, quien figuraba como una de las amenazas más grandes de las 145 libras por su capacidad de nocaut. El encuentro duró menos de nueve minutos. Rodríguez lo trabajó a tal grado de dejarlo sin respuesta.

Lo acabó a la distancia, mediante sus características patadas a las pantorrillas, el abdomen y el rostro. Cuando Emmett logró derribarlo, Rodríguez se defendió sin complicaciones sobre la lona por minuto y medio. Revirtió las acciones con tal de recuperar la superioridad en el duelo. Le generó un corte profundo en la ceja izquierda.

Un rodillazo a la cabeza sentenció la batalla. El mexicano cayó a la par de su contrincante; lo atrapó con un candado al cuello del que no pudo escapar. Los más de 14 mil espectadores del RAC Arena, en Perth, lo vitorearon. Mientras que él se encargaba de incentivar a su oponente aún en la derrota. Porque el respeto es lo último que se debería perder en la disciplina.

Durante su celebración, festejó con un sombrero en honor a sus raíces. El grito de “Viva México” tampoco faltó. Se convirtió en el segundo atleta de MMA en brindarle un oro al territorio nacional y no había forma de disimular su alegría. Simbolizó el esfuerzo de casi diez años en la compañía, donde dio a conocer su imagen por ganar el torneo The Ultimate Fighter: Latinoamérica, en 2014.

Desde entonces acumulaba nueve victorias, pero se sobrepuso a un sinfín de reveses antes de materializar su sueño. Cayó frente a Frankie Edgar y Max Holloway, dos de los nombres de mayor recorrido en la categoría pluma. Describió ambas experiencias como una lección de vida. Las catalogó a modo de “demonios internos” que superó en aras de aprender y reponerse.

En septiembre de 2019, fue la estrella principal del último show que UFC efectuó en la Arena Ciudad de México. Pero un piquete de ojo no intencional, a los 15 segundos del round inicial, truncó la chance de que se luciera frente a sus compatriotas. El compromiso ante Jeremy Stephens culminó sin resultado. Aunque, se reprogramó para octubre en Boston, Massachusetts, en que finalmente salió con el brazo en alto.

A partir de ese choque, permaneció inactivo. Además de sufrir una lesión en las costillas flotantes, fue suspendido por la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) hasta marzo de 2021. Rodríguez no actualizó su ubicación para recibir pruebas de control y fue forzado a abandonar las competencias. En su regreso, previo a su cita con la gloria, noqueó a Brian Ortega. Volvió con un solo objetivo en mente: ser monarca de la UFC.

Le cumplió a su niño interior; el que practicó taekwondo desde los cinco años. Al que se estableció en Ciudad Juárez, con apoyo de sus padres, para instituir su ruta como profesional. El que lavó automóviles y trabajó en una tienda naturista para no dejar de lado su ambición en el combate. También, el que hizo estallar a una nación entera. El siguiente paso será buscar la unificación del cetro.

Enfrentará a Alexander Volkanovski, el actual segundo mejor libra por libra del octágono y campeón indiscutido de la división, que por una noche subió al peso ligero; intentó destronar, sin éxito, a Islam Makhachev. El Pantera le solicitó a Dana White, presidente de la UFC, que la contienda entre los dos se realice en septiembre en Ciudad de México. Así, por fin podría encabezar la noche mexicana que se le negó en el pasado.

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