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Qatar 2022: el absurdo lamento por la falta de alcohol en el Mundial

Qatar 2022 tendrá denegado el acceso de cervezas a los recintos. (Reinaldo Coddou H./Getty Images)
Qatar 2022 tendrá denegado el acceso de cervezas a los recintos. (Reinaldo Coddou H./Getty Images)

En el Mundial de Qatar 2022 estará prohibido vender alcohol en los estadios. El anuncio ha caído como un balde de agua fría para aquellas personas que ven en la cerveza un requisito indispensable para divertirse mientras ven un partido de futbol. Porque tampoco podemos fingir que no lo sabíamos: son muchos los 'futboleros' que van al estadio a tomar alcohol y no a ver un espectáculo deportivo. ¡Y vaya pecado hacer eso en una Copa del Mundo!

Sin embargo, no todo es sombrío para los aficionados afectos a embriagarse con el pretexto de apoyar a un equipo de futbol (en este caso, a una selección nacional, que en realidad es lo mismo). El consumo estará permitido —antes y después de los partidos, pero no durante— en los famosos Fan Fest, espacios al aire libre en los que se colocan pantallas para aquellos espectadores que no pudieron acceder al estadio. En lo que respecta a hoteles y bares, el consumo será libre, sin restricciones de horarios.

Como se puede ver, la ley local de no consumir alcohol en público tendrá en realidad muchos resortes. La prohibición en el estadio, pese a ser la más llamativa a nivel mediático, no impedirá que los fans puedan tener acceso a bebidas alcohólicas. Y, en realidad, la gama de posibilidades será casi tan amplia como en cualquier otro país o cualquier otro Mundial. Los aficionados que ven en el juego un pretexto perfecto para alcoholizarse quizá de este modo puedan, por una vez, disfrutar de los partidos en el estadio, cuyo acceso no se caracteriza precisamente por ser barato. ¿Tanto dinero para ir a hacer el ridículo en transmisiones internacionales que quedarán guardadas para el resto de la historia?

Aficionado mexicano compartiendo su cerveza. (OMAR TORRES/AFP via Getty Images)
Aficionado mexicano compartiendo su cerveza. (OMAR TORRES/AFP via Getty Images)

Nuestro legado de ridículos en Mundiales

Y quién mejor que la afición mexicana para ejemplificar esa tendencia al ridículo que caracteriza a las personas que se emborrachan en Copas del Mundo. Al menos desde 1998 a la fecha, el repertorio de momentos grotescos de los viajeros mexicanos goza de constancia y lujo de vergüenza. Ejemplos abundan: en la cita francesa, el aficionado Rodrigo Rafael Ortega orinó en el Arco del Triunfo y apagó la "llama eterna". Cuatro años después, en Corea Japón 2002, otro fan azteca activó, por primera vez en la historia, el botón de emergencia del tren bala de Japón.

Ya entrados en confianza, Alemania 2006 entregó un nuevo episodio ruborizante: Evaristo Madero se quedó dormido en un búnker acondicionado para los fans (era para eso, pero las copas le hicieron pesado el sueño), luego del partido entre México y Angola. Tras pasar 90 minutos atrapado, un soldado alemán tuvo que acudir al rescate del aficionado que estaba solo y preocupado. En Sudáfrica 2010, más de lo mismo: a un paisano se le hizo fácil "mexicanizar" una estatua de Nelson Mandela y ponerle sombrero. Lo encerraron unos días y se perdió dos juegos (Francia y Uruguay).

Aficionado bebiendo cerveza. (YURI CORTEZ/AFP via Getty Images)
Aficionado bebiendo cerveza. (YURI CORTEZ/AFP via Getty Images)

Pero el colmo la imprudencia e indecencia llegó en Brasil 2014: un joven mexicano, que resultó ser hijo de Jorge Alberto López Amores, procurador de Chiapas, se lanzó de un crucero, haciendo alarde de valiente, y el resultado fue trágico: nadie volvió a ver su cuerpo. Además, en ese Mundial, cuatro fans mexicanos (dos de ellos funcionarios del PAN) fueron acusados de agresión y acoso sexual. Pasaron por prisión.

Ya para acabar con este impúdico recuento, en Rusia un influencer simuló que "fornicaba" con la bandera de Alemania al terminar el partido que el Tri le ganó a los campeones defensores. Como la historia reciente deja ver, alcohol + fans mexicanos es una ecuación de peligro. Ese tipo de incidentes han sido la vitrina perfecta para mostrarle al mundo lo ridículo que puede ser ir a emborracharse al foco mediático más grande de nuestra era. Nada mejor si de pasar a la historia se trata.

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