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Eduardo Camavinga revitaliza al Real Madrid

VALENCIA, SPAIN - SEPTEMBER 19: (BILD OUT) Eduardo Camavinga (Rea Madrid) controls the ball during the LaLiga Santander match between Valencia CF and Real Madrid CF at Estadio Mestalla on September 19, 2021 in Valencia, Spain. (Photo by Maria Jose Segovia/DeFodi Images via Getty Images)
Maria Jose Segovia/DeFodi Images via Getty Images.

Eduardo Camavinga ya es una realidad. Probablemente no sea la que los madridistas esperaban a estas alturas, teniendo en cuenta la intensa rumorología que aliñó el verano en la casa blanca, y a buen seguro una insignificancia respecto a la que llegará a convertirse más pronto que tarde. "Esto no ha hecho más que empezar", dijo Camavinga tras revolucionar el encuentro de Champions en San Siro y, 57 minutos después de enfundarse la camiseta del Real Madrid por primera vez, a sus 18 años el franco-angoleño ya se ha convertido por derecho propio en uno de los activos que hacen al equipo de Carlo Ancelotti mejor en el libra por libra.

La tiranía de la CKM (Casemiro-Kroos-Modrić), avalada por su imperecedero rendimiento, su dominio aplastante de la máxima élite mundial y el reconocimiento de la victoria, ha gobernado con mano de hierro el centro del campo del Real Madrid en los últimos años y excluido a todo aquel que trataba de cuestionar su legado. Un trío que "lo tenía todo", donde nada sobraba, nada faltaba... y nadie cabía. De ahí que la política de fichajes del equipo blanco pocas veces haya tanteado jugadores de primer nivel para dichas posiciones, con estatus de titulares, y se haya enfocado en perfiles explotables en el largo-medio plazo que empezasen por asumir su no-rol.

Nombres como Ceballos, Illarramendi, Ødegaard o Llorente fracasaron en el intento de luchar por una plaza como centrocampistas del Real Madrid y se cerraron ante la posibilidad de hacer acto de presencia durante las poco frecuentes ausencias que la CKM pudiese acumular a lo largo de la temporada. Solo hubo una excepción que confirmó esta regla: Fede Valverde. El uruguayo representa el primero de los espejos donde Camavinga se mira, el de un jugador sin rol ni estatus, que entiende su juventud como una oportunidad para crecer y curtirse al tiempo que pone su caudal de recursos físicos y técnicos al servicio de una CKM que, año a año, va acusando el desgaste.

Ese modelaje físico, de centrocampista de "ida y vuelta", portentoso, amplio, rápido, vigoroso en los duelos, generoso en los esfuerzos, contundente, mezclado con las condiciones táctico-técnicas de base para golpear el balón, conducir, controlar, girarse, perfilarse, dibujar desmarques, ocupar espacios, presionar o corregir, ha facilitado la adaptabilidad de Fede Valverde a casi toda posición del centro del campo en cualquier escenarios y frente a todo tipo de necesidades, hasta el punto de llegar a convertirse en el comodín de cada partida. Cualidades todas ellas que, en mayor o menor medida, comparte con un Camavinga cortado por un patrón parecido, al que la indefinición de su juego, propia de su edad, todavía le juega a favor, porque le permite moldearse a la estructura sin exigirle nada a cambio. No necesitan de entornos específicos para hacer útiles sus condiciones, lo que colorea muchas de las zonas grises donde el plan de Ancelotti no llega.

VALENCIA, SPAIN - SEPTEMBER 19: Eduardo Camavinga of Real Madrid in action during the La Liga Santander match between Valencia CF and Real Madrid CF at Estadio Mestalla on September 19, 2021 in Valencia, Spain. (Photo by Antonio Villalba/Real Madrid via Getty Images)
Antonio Villalba/Real Madrid via Getty Images.

En un enfrentamiento en el que la pizarra del técnico de Reggiolo no funcionó como esperaba ante la presión por excelencia del fútbol de español, la de Bordalás y su Valencia, su intervencionismo desde el banquillo y los cambios, con Camavinga a la cabeza, sí lo hicieron. No tanto desde lo táctico, que también, sino desde lo físico y lo psicológico. El francés saltó al césped de Mestalla con la complicada papeleta de sustituir a Modrić, hasta entonces el único capaz de descifrar los puntos ciegos del bloque del Valencia, aliviar a su equipo del estrés con la pelota en los pies y contrarrestar a golpe de cadera los arreones de los ché. Empresa que emprendió al lado de su compañero de fatigas, Valverde, como únicos responsables del centro del campo blanco, pues Casemiro también fue sustituido, dejando un dibujo insólito.

No obstante, Camavinga rompió con su flow ya característico, alegre, vivaracho, enérgico, con sus carreras "a brincos" propias de velociraptor, la sensación de fatiga generalizada y dinamizó la lenta cadencia del ritmo madridista. Juntó las líneas con su recorrido en ambas direcciones, reforzó la presencia en las zonas más calientes y contagió su ímpetu allí por donde "saltaba", impactando positivamente en el ánimo del colectivo: en 28', tocó 23 veces el balón, completando 17/18 de pases (94% de acierto). En sus 57 minutos ante Celta, Inter y Valencia, el Madrid tiene un balance de cinco goles a favor y ninguno en contra. El Madrid no tardó en conquistar 20 metros, inclinar el campo sobre la portería de Mamardashvili, reiniciar ataques en campo rival de forma constante y activar el "modo remontada épica" que todo el que viste el escudo debe llevar en su ADN.

"Todas las teorías sobre la inteligencia y la habilidad se apartan de la realidad", decía Alan Grant en Jurassic Park sobre los velociraptores, seres que podrían haber dominado la tierra como Camavinga está llamado a dominar el centrocampismo de los próximos años. Posee las condiciones que dictan las tendencias del fútbol a medio plazo, al que algún día tendrá que evolucionar el Real Madrid, de presiones, box to box y depurado nivel técnica, además de la fortaleza mental suficiente para guardarlas a buen recaudo y tenerlas a su disposición cada vez que Ancelotti lo considere oportuno.

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