Con Edinson Cavani, Boca reafirma la costumbre de dar grandes impactos con contrataciones resonantes

Caniggia, Maradona y el piquito entre ambos, tras un gol del Pájaro en un inolvidable 4 a 1 sobre River, por el Clausura 1996
Caniggia, Maradona y el piquito entre ambos, tras un gol del Pájaro en un inolvidable 4 a 1 sobre River, por el Clausura 1996 - Créditos: @Norberto González/Télam/Archivo

El impacto generado por Boca con la contratación de Edinson Cavani provocó un revuelo y un entusiasmo a la altura de la clase de jugador que se suma al fútbol argentino. Sobre todo, porque en un contexto de vacas flacas para la economía de nuestro país, que una figura de renombre internacional como es el uruguayo elija sumarse a la Liga Argentina resulta algo inesperado.

La expectativa es gigantesca. De hecho, el club de la Ribera trabaja desde anoche en lo que será su presentación oficial. La Bombonera abrirá sus puertas a las 16. Cualquier socio podrá acercarse con su carnet y su DNI para ingresar en el estadio y recibir al delantero. De acuerdo a información suministrada por el club, Cavani ingresará en el campo de juego a las 18, posará por primera vez con la camiseta azul y oro y más tarde ofrecerá una conferencia de prensa.

Se da por hecho que no jugará el partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores contra Nacional en Montevideo, programado para este miércoles a las 21, pero sí es muy probable que debute una semana más tarde, cuando en la Bombonera se dispute el partido de vuelta.

No es la primera vez que el club de la Ribera sacude el mercado con una incorporación de renombre. De hecho, ocurre con más frecuencia de lo que parece. Hace exactamente cuatro años, Daniele De Rossi revolucionó el Mundo Boca cuando, en un video grabado en el medio de la Bombonera, el italiano campeón del mundo se quitó la campera, exhibió la casaca azul y oro y dijo: “Questo é Boca”. Desde que se confirmó su contratación (logro de Nicolás Burdisso, entonces director deportivo), el golpe de efecto fue automático: al menos seis chicos nacidos en esas horas en Buenos Aires fueron bautizados con el nombre del mediocampista. Y en la exposición Rural nació un ternero, de 27 kilos, al que llamaron De Rossi.

Algo similar sucedió con Carlos Tevez en julio de 2015. A días de jugar la final de la Champions League con Juventus, frente a Barcelona, el Apache llenaba la Bombonera de hinchas que sólo se acercaron un lunes por la noche para ir a recibirlo con los brazos abiertos. Sólo medio año más tarde, Carlitos daba dos vueltas olímpicas en cuatro días: campeón del torneo local y de la Copa Argentina, además de contribuir políticamente a la reelección de Daniel Angelici. En enero de ese mismo año, el arribo de Daniel Osvaldo sacudió el mercado de verano. El delantero aportó toda su categoría, pero tuvo una experiencia demasiado breve.

Tevez y su última gran postal como futbolista de Boca: celebrando el gol a Gimnasia, con la que el Xeneize le arrebató a River la Liga Profesional 2019/2020 en la última fecha
Tevez y su última gran postal como futbolista de Boca: celebrando el gol a Gimnasia, con la que el Xeneize le arrebató a River la Liga Profesional 2019/2020 en la última fecha - Créditos: @Mauro Alfieri

Un poco más allá en el tiempo, en febrero de 2007, se concretó el regreso de un niño mimado: Juan Román Riquelme. En un nivel altísimo, y luego de brillar en el Villarreal de España, fue fundamental para que Boca levante su sexta, y hasta ahora última, Copa Libertadores. En ese primer semestre el número 10 sobresalió en la competencia continental que el club más desea. Para desgracia del equipo, Riquelme no fue habilitado por la FIFA para disputar el Mundial de Clubes, que finalmente quedó en manos del Milan.

Estos impactos están lejos de ser exclusividad de este siglo. En 1981, con una incipiente crisis económica e institucional que casi le cuesta su existencia, la dirigencia de Boca no tuvo mejor idea que incorporar a Diego Armando Maradona, la joven figura de Argentinos Juniors.

La cifra total del préstamo rondó los US$ 10.000.000. Un número exorbitante para la época. El desglose fue el siguiente: US$ 2,5 millones más US$ 1,1 millón más por una deuda que Argentinos tenía con el Banco San Miguel y US$ 400.000 por otra con la AFA. Además, US$ 600.000 del porcentaje correspondiente para Maradona, un sueldo mensual de US$ 60.000, una suma fija de otro medio millón de dólares, un cachet de US$ 10.000 por cada partido amistoso jugado en la Argentina y un 25% de lo recaudado en el mismo concepto, pero en el exterior. Además, como parte de pago emigraron al equipo de la Paternal Carlos Randazzo, Mario Zanabria, Carlos Salinas, Miguel Bordón, Eduardo Rotondi y Osvaldo Santos.

El contrato, millonario y en dólares, destrozó las finanzas de un club que, como casi todo el país, sufrió la época de la tablita cambiaria que había instaurado José Martínez de Hoz, el ministro de Economía de la dictadura militar. Al menos desde lo deportivo, la ecuación fue exitosa: Maradona, Miguel Brindisi y compañía se coronaron campeones en el Metropolitano de 1981, en un peleado mano a mano con Ferro.

Maradona da la vuelta olímpica con Boca en la Bombonera, en 1981
Maradona da la vuelta olímpica con Boca en la Bombonera, en 1981 - Créditos: @Archivo La Nación

Una vez que la intervención de Federico Polak, primero, y la conducción de Antonio Alegre, presidente, y Carlos Heller, vice, después, acomodaron las finanzas, Boca volvió a enfocarse en refuerzos de renombre. En 1988 llegaron al club de la Ribera el zaguero Juan Simón (consagrado en el fútbol francés) el mediocampista Claudio Marangoni (ícono de un gran equipo de Independiente campeón de América y del mundo en 1984) y Walter Perazzo (goleador de San Lorenzo).

En febrero de 1992 debutó en la Bombonera Alberto Márcico, cuyo nivel extraordinario en Francia le auguraba largos años allí. Pero su corazón azul y oro fue más fuerte que la oferta de un cheque en blanco del Toulouse. Su aporte fue clave, sobre todo en el segundo semestre de ese año, cuando formó parte del equipo que, bajo la tutela del Maestro Oscar Tabárez, cerró esa etapa oscura de 11 años sin alegrías a nivel local. No conforme con eso, a comienzos del 93 Boca volvió a contratar al goleador del campeonato. En ese entonces era Alberto Federico Acosta, también de San Lorenzo. El Beto tuvo un paso aceptable por el conjunto xeneize, pero no pudo coronarse.

Márcico debutó en Boca a fines de febrero de 1992; fue clave en la obtención del Apertura de ese año
Márcico debutó en Boca a fines de febrero de 1992; fue clave en la obtención del Apertura de ese año

Solo dos años más tarde, Alegre y Heller se dieron un gran gusto por partida doble: Claudio Caniggia debutó el 13 de agosto y Diego Maradona, el 7 de octubre. Como broche, la dirección técnica de Silvio Marzolini ofrecía condimentos para que se repitiera la conexión entrenador-ídolo que había ganado el campeonato del 81.

Boca fue líder en buena parte de aquel Apertura, pero sobre el final, el Vélez de Carlos Bianchi se quedó con el título de arremetida. El día que el Xeneize cayó por 6 a 4 con Racing en la Bombonera y sentenció su suerte en el torneo, un joven Mauricio Macri ganaba en las urnas y se convertía en el nuevo presidente.

La búsqueda de las grandes figuras del momento continuaron durante la primera presidencia de Macri. Así llegaron a Brandsen 805 Martín Palermo, gran goleador en Estudiantes, y los mellizos Guillermo y Gustavo Barros Schelotto, símbolos de un equipo de Gimnasia que, bajo la conducción de Carlos Timoteo Griguol, dejó huellas en el Lobo. El Titán y el Melli delantero edificaron una de las grandes parejas de ataque de la historia xeneize.

Barros Schelotto y Palermo llegaron a Boca en 1997 y desde entonces formaron una gran sociedad
Barros Schelotto y Palermo llegaron a Boca en 1997 y desde entonces formaron una gran sociedad

Aun cuesta tomar dimensión real de lo que genera la presencia de Cavani en la Liga Argentina y en la Copa Libertadores. Un hombre que marcó 379 goles en 673 partidos vistiendo las camisetas de Napoli, PSG, Manchester United y Valencia, entre otros, y que además fue campeón de la Copa América disputada en 2011 en nuestro país, y jugó cuatro mundiales con la camiseta de Uruguay. Logró, hasta el momento, 23 títulos. Antes de retirarse, contó que soñaba con gritar un gol colgándose del alambrado de la Bombonera, como lo hizo su ídolo de pequeño, Sergio Manteca Martínez.

Mientras, rumores infundados hablan de un supuesto interés de la dirigencia de Boca por sumar al defensor Sergio Ramos. El español es uno de los tantos que manifestaron públicamente su devoción por el mundo azul y oro. Hace unas décadas, la estrella italiana Roberto Baggio quedó obnubilado por el aliento del público en la Bombonera, aún cuando el resultado no acompañe al equipo, y se declaró fanático. Y desde hace unos años lo mismo ocurre con el gran goleador de Manchester City, el noruego Erling Haaland.

Erling Haaland, con la camiseta de Boca
Erling Haaland, con la camiseta de Boca - Créditos: @Instagram Erling Haaland

Boca es consciente de que es un imán a nivel mundial. Y que, aunque la propuesta económica no sea la mejor, tiene elementos que van más allá del dinero y que seducen a grandes figuras del universo futbolístico. Cavani es el nuevo nombre que se sumó a esa lista.