Edinson Cavani a Boca: el ídolo uruguayo va a cumplir el sueño de toda su vida, gritar un gol en la Bombonera como Manteca Martínez

"Dale Venite Pela!", el posteo reciente de Cristian Cavani, hermano del delantero uruguayo, ahora sí, a punto de cumplir el sueño de su vida
"Dale Venite Pela!", el posteo reciente de Cristian Cavani, hermano del delantero uruguayo, ahora sí, a punto de cumplir el sueño de su vida

Salto es un departamento de Uruguay, ubicado a unos 500 kilómetros de Montevideo. Prima hermana de nuestra Concordia, es un símbolo del progreso del campo, cuna del tannat, la uva nacional uruguaya y de excelencia en dos rubros distinguidos, mate en mano: las letras y la pelota. De unos 130.000 habitantes, hay tres mundiales: Horacio Quiroga, un artista de las pala bras y Luis Suáez y Edinson Cavani, ídolos de la generación dorada.

El Matador, el dueño de la camiseta 7, clasista en el área y aventurero detrás de la medialuna, a los 36 años, va a cumplir el sueño de su infancia: jugar en la Bombonera. “No le podemos dar nada de lo que vivió en Europa, pero eso sí: va a sentir que la cancha se mueve, cuando entre por primera vez. Eso le va a quedar para toda la vida”, decía Juan Román Riquelme, amigo del oriental que brilló en Napoli, PSG, Manchester United (algo menos) y de fugaz paso por Valencia, que actuó en cuatro mundiales (convirtió en tres de ellos), salió campeón en la Copa América de la Argentina 2011, anotó 379 goles en 673 partidos, consiguió 23 títulos, pero que tenía un deseo de pequeño, en el campo, mientras escuchaba la radio que hacía eco desde la otra orilla.

Este sábado, horas antes del cruce con Independiente, por la última fecha de la Liga Profesional, Boca formalizó el acuerdo con un video subido a su cuenta de Twitter. “Felices de tenerte en casa”, dice el texto y allí se observa una valija en el campo de juego de la Bombonera, un termo de mate apoyado en el piso, una gorra y un emoji de la bandera uruguaya, Boca eligió anunciar lo que es una certeza desde hace unos días: que el delantero Edinson Cavani es la gran contratación del club en el actual mercado de pases. A sus 36 años, el jugador, de larga trayectoria en Europa, firmó ayer su rescisión con Valencia, su último club, y se pondrá la camiseta de Boca en la próxima semana, cuando sea presentado oficialmente.

“Sueño con colgarme del alambrado de la Bombonera como lo hacía ‘Manteca’ Martínez”, contó tiempo atrás, acerca del ritual del efervescente delantero uruguayo que festejaba con ese simbolismo, caído en desgracia en la actualidad por algunos límites que se fueron perdiendo con los años. Su ídolo era Gabriel Batistuta (el Bati de Boca), tal vez por eso, se recorta el cabello muy de vez en cuando. Más allá de que su imagen prolija, cuidada y de buena prosa pública se deben a su infancia en la pequeña ciudad, rodeada de libros y pelotas.

“No me la voy a olvidar nunca. La tengo guardada. Es más, cuando pasan mis goles en Argentina me veo y a través de ese grito siento que todavía juego”, contaba Manteca, decepcionado con el Matador con la anterior tercera negativa ante el interés xeneize. “No le dio”, llegó a decir, aunque ahora sí, se comprimen los planetas. Suplente en Valencia, que acabó el torneo pasado en el crítico puesto 16° y a dos puntos del descenso, sabía que no estaba en los planes futboleros y económicos de la enorme entidad española. Autor de 7 goles en 28 partidos, víctima de diversas lesiones (54 días ausente, sin entrenamientos, durante 2023), sintió el deseo familiar de volver a casa. Del otro lado del Río de la Plata.

Edinson Cavani, con la camiseta del Valencia
Edinson Cavani, con la camiseta del Valencia

No es su versión más luminosa. Como en las tres temporadas en Napoli (0.82 gol por partido, una cifra bestial) o en los siete capítulos en PSG (21 títulos locales) o en los 15 años de carrera en la selección de Uruguay, pero su carisma, categoría, disciplina táctica y prepotencia en el área siguen siendo parte de su vida. Boca, la Bombonera, Riquelme, la Libertadores. Motivos de sobra para abrir el champagne.

Boina, pantalones de gaucho y botas para esquivar el barro, Edinson (su nombre original era Edison, pero un imperdonable error de tipeo en el registro civil le transformó la identidad para siempre), suele pasar los días de descanso estudiando recetas agropecuarias y sistema de riego, mientras la mayoría de sus colegas andan de fiesta por Ibiza o Miami. Hijo de Luis Cavani, apodado el Gringo, exfutbolista amateur y antiguo operario de una empresa de limpieza de arcenes de carreteras, prefiere pasar las tardes debajo de un árbol. “El campo es lo que me conduce a la calma, a disfrutar del aire libre, es un modo de vida”, asume.

Le encantan las aves: suele permanecer la mirada largos minutos en el cielo. A los 14 años, viajó a Montevideo para probarse en Liverpool, pero no quedó: extrañaba demasiado la naturaleza salvaje. El grupo que forjó en el Ferro Carril Fútbol Club, lo sigue siendo todo. Antes, durante y después, el fútbol. Por eso, a los 15, Danubio lo cobijó en silencio, prólogo de una carrera maravillosa.

Religioso, suele realizar donaciones o ayudas a los que más lo necesitan, con el bajo perfil como estandarte. En su biografía, bajo el título El Matador, queda reflejado el carácter del atacante, que en lugar de viajar en lujosos aviones privados a exóticas playas, vuelve a casa, siempre vuelve a casa. Y en… micro. “¿Saben que Cavani se pasó un mes de vacaciones en su ciudad natal en Salto? ¡En pleno invierno allí! Hacía 7 grados y llegó en bus regional. ¡Seis horas por carretera! Cuando ganas 16 millones de euros al año, no es común”, contaba uno de sus amigos.

En Nápoles lo admiraban tanto, que hasta le dedicaron una canción. El artista Alberto Caccia es su creador. Entre sus líneas, destaca que es un “fuera de serie ya afirmado” y lo define como “la tercera estrella” sumado a “el Pocho (Lavezzi) y Quagliarella”. Además, dice que la llegada de este “delantero aguerrido” que llega “después de un gran Mundial con su selección nacional”, “nos hace soñar”.

Tiempo después, Con la letra de un tema del grupo sueco de pop ABBA, los hinchas del United le dedicaron otra letra y melodía. “Give it, give it, give it to Edi Cavani; pass him the ball and watch him score all the goals”, que en español sería algo así como: “Dale, dale, dale, dale a Edi Cavani. Dale la pelota y miralo hacer todos los goles”, enuncia.

Su carrera, al mismo tiempo, tuvo espacio para las polémicas. En junio de 2015, Gonzalo Jara provocó la expulsión de Cavani por las semifinales de la Copa América: el chileno cometió un provocador ilícito en la parte de atrás del delantero uruguayo, que luego fue expulsado por su reacción. En septiembre de 2017, una pelea recorrió el mundo del fútbol: el uruguayo no le dejó patear un penal a Neymar, en un partido del PSG.

Nunca hubo sintonía fina. Neymar, fichaje más caro de la historia después de que el París pagara 222 millones de euros al Barcelona por su habilidad, abandonó la sombra de Messi en modo catalán con dirección a Francia para convertirse en el número 1 mundial y aspirar al Balón de Oro, un título individual en el que cuentan mucho las estadísticas. Quería ser el primer tirador de penales del equipo.

Pero Cavani no estaba de acuerdo, exhibiendo su veteranía en el club, desde 2013, y la prepotencia que le hicieron firmar el año anterior unos 49 goles en 50 partidos, liberado por fin de Zlatan Ibrahimovic, que le obligó a jugar en la banda (lejos del área, como un segundo punta contracultural) durante tres temporadas, fuera de su posición natural de delantero centro.

En junio de 2019, el Matador se peleó en un Argentina-Uruguay con… Messi. Y hay que dejarlo asentado: rara vez Leo se sale de sus casillas. “Vamos a pelear”, le dijo el oriental. “Cuando quieras”, le contestó el rosarino. “Yo soy muy calentón cuando me dicen cosas que duelen. Son cosas que pasan dentro de la cancha. A veces las palabras duelen, entonces a veces me molestan esas cosas y me enojo por esa situación. Fue un cruce de palabras, pero el fútbol sigue, las cosas siguen y se termina ahí. Son cosas que quedan en el campo. Yo también tengo mi equivocación, pues nos las dijimos los dos. No solo Messi me gritó cosas. Yo me enojé y también le habré dicho cosas, tuve mi momento, pero termina ahí”, advirtió el ídolo de una generación detrás del charco, la que vio el principio del final del romance con la Celeste, luego del fiasco de Qatar.

Allí, en el lejano Oriente, Edinson también perdió los estribos. El delantero es uno de los cuatro futbolistas charrúas a los que la FIFA les abrió un expediente disciplinario por haberse excedido en los reclamos contra el árbitro alemán Daniel Siebert. Fue captado por las cámaras del estadio Al Janoub dándole una patada a la cabina del VAR cuando se iba hacia los vestuarios luego del triunfo ante Ghana -que no impidió la eliminación de Uruguay-, por lo que fue sancionado. “Son cosas que no se hacen, pero hay ciertas impotencias que se escapan de uno. Si a mí me sancionan por pegar al VAR, al árbitro por sacarnos del Mundial, lo meten preso”, dijo Cavani en una entrevista con la cadena SER.

La última imagen de Edinson Cavani con la camiseta de Uruguay
La última imagen de Edinson Cavani con la camiseta de Uruguay - Créditos: @Stu Forster

De Qatar a Valencia. De Europa, a la Bombonera. Todas las vidas del Matador, el crack que va a vestirse de azul y oro, como lo soñaba aquel botija que escuchaba cómo latía la spica, trepándose imaginariamente en el alambrado de la popular.