Dopaje de caballos: una práctica sistemática en la que muy pocos son descubiertos

Caballos de trote en el centro de entrenamientos de Grosbois, uno de los lugares en los que se enfocó la investigación policial.
Caballos de trote en el centro de entrenamientos de Grosbois, uno de los lugares en los que se enfocó la investigación policial. - Créditos: @Captura de TV

Después de 34 horas de custodia policial y en medio de una nueva indagatoria, el entrenador no soportó más el peso de su conciencia. “He medicado al caballo, sí”, lanzó, tras unos segundos de tenso silencio ante la requisitoria. Enseguida, no puso reparos a las siguientes preguntas. Acusado de uso y posesión de drogas prohibidas, se justificó: “¿Por qué dopo a los caballos cuando está prohibido? Para intentar ganarme la vida, porque tengo problemas de dinero. Llevo haciéndolo desde fines de 2021. Es que debo 100.000 euros al fisco”.

La historia que sacude al mundo ecuestre es recreada por el diario francés L’Equipe, tras tener acceso a una larga investigación. Y marca los límites claros que tiene el reglamento de la industria ecuestre en todas sus especialidades. Pero, como en todos los ámbitos, hay quienes van más allá, aun sabiendo las consecuencias. Ese entrenador, no mencionado por razones judiciales, volvió a trabajar en su oficio, pero ya sin derecho a acariciar, admirar y medicar a los 27 trotadores de su establo. “Perderlo todo a los 52 años”, dice. “Es una locura; me han metido en la canasta equivocada. Amo a mis caballos, no me gusta verlos sufrir. En las escuchas se menciona la administración de un producto no identificado, dado por un veterinario español, para hacer correr mejor al caballo”, se defiende.

Moon Dream terminó quinto en una carrera y la recompensa de apenas 1000 euros se repartirá entre el propietario, el criador, el jinete y el entrenador. El veterinario, por su parte, estaba desenmascarado por la aduana desde hacía tiempo. Es Diego Usón. Cruza la frontera en una ranchera gris con el baúl cargado de medicamentos, que no siempre están permitidos en Francia, y que no siempre están etiquetados correctamente. Tiene un apodo: “Don Diego de la Vega”. El Zorro.

El comisario Stéphane Piallat lidera la investigación; está a cargo de la policía anti-fraude.
El comisario Stéphane Piallat lidera la investigación; está a cargo de la policía anti-fraude.

Había que terminar con prácticas de otra época, tanto en lo que respecta a la regularidad de las carreras como al bienestar de los animales”, afirma el comisario Stéphane Piallat, responsable del servicio central de la policía anti-fraude. En esta investigación, 30 requisas realizadas el 22 de marzo pasado darán lugar a nueve acusaciones. Hay involucrados veterinarios, farmacéuticos y entrenadores. Se habla desde “batido” de bicarbonato hasta cóctel de vitaminas y cobalto.

Una revisión policial a las 6 de la mañana, cuando el café apenas humea, es inquietante. En el centro nacional de adiestramiento de trotadores de Grosbois, en Boissy-Saint-Léger, la esposa de Stéphane Guelpa, un entrenador que practica equitación, lleva de un brazo a su hija de 4 años para ir a comprar medialunas. Pasada una hora y media, un policía, al que no le gusta que la gente vaya a sus espaldas, se da vuelta y exige que se abra el baúl del hermoso coche. En un canasto, bajo un paño, hay once medicamentos diferentes, entre ellos el Hemo 15, prohibido en Francia.

“Está vencido. Tuvimos que llevarlo al centro de eliminación de residuos”, alega Stéphane, reconocido como “Junior”. En el pasado, los caballos eran mejorados con avena “encantada” con una misteriosa dosis y, más tarde, con un “batido” sobre la base de bicarbonato. Hoy por hoy, el Hemo 15 y otras drogas sintéticas están vedadas. No sólo para su aplicación, sino también para su tenencia sin autorización.

Al entrenador Stéphane Guelpa le encontraron medicamentos vencidos en el auto.
Al entrenador Stéphane Guelpa le encontraron medicamentos vencidos en el auto. - Créditos: @Equidia

En Aunay-sur-Odon, Calvados, la mujer de un farmacéutico, a la que no le gustó oír el timbre a las 6:05 de la madrugada, dice a su marido: “Ya ves a dónde nos lleva jugar con tu «veterinario»”. Se refiere a Michel Crommer, un farmacéutico radicado en Samoreau, Seine-et-Marne, al borde del bosque de Fontainebleau, con un modesto frente en una calle discreta, que hace un poco de todo. Dirige un laboratorio en una zona industrial, Greenpex, que presume pronto venderá a un alto precio. En su casa, muy desordenada, los investigadores encontraron 200 billetes de 50 euros en un libro y mil euros en una mesita. Crommer, de 73 años, tiene sus creencias y sus maneras. Tendría conocimiento. Utilizaría aquel producto basado en una vitamina pero también en el cobalto, que estimula los glóbulos rojos. “Puede que mi jarabe sea ilegal, pero es útil”, se justificó en su detención. También se incautó un bidón rojo de 229 kilos de DMSO, un antiinflamatorio. “Materia prima para fabricar productos de higiene”, explicó.

Antes de ser enviado a prisión preventiva durante tres semanas, Michel le escribió a su “tía”: “Aunque los políticos hacen un gran esfuerzo por el bienestar de los animales, para los jueces, la cuestión de mantenerlos sanos e incluso su eventual muerte es un mero detalle”. Crommer ha sido objeto de numerosos procedimientos disciplinarios y excluido, pero sigue prestando servicios. Está implicado en otro caso, el de Guy Chérel.

Se rastrea si hay más lazos con otros sospechosos. “Estaré limpio”, asegura Chérel, que fue expulsado del hipódromo y tenía como representante a su novia. La policía encargada de los casos da a veces nombres poéticos a sus investigaciones: “Caballo de Troya”, “Caballo Loco”. En este caso, es “Trueno”, por un famoso ejemplar.

En el hipódromo de Auteuil, del oeste de París, hay carreras de caballos de diversas especialidades.
En el hipódromo de Auteuil, del oeste de París, hay carreras de caballos de diversas especialidades. - Créditos: @Auteuil

Patrick Lanabère, veterano columnista de Le Veinard, una página informativa sobre carreras de caballos, es un recurrente campeón de predicciones y se lamenta: “Antes era capaz de orientar a los apostadores y convertirlos en beneficiarios, pero ahora hay tantas incoherencias...”. Kevin Borgel, uno de los entrenadores que abandonaron la profesión, transmite su desazón: “He visto a muchos de mis antiguos caballos realizar actuaciones indecentes con otros...”. Jacques Nardin, veterinario, busca obsesivamente, perturba y alimenta su museo fotográfico con tomas de drogas turbulentas: Soy un despertador de conciencia. Hay muchos por expulsar”, sostiene. Es algo así como un justiciero.

Al principio de la temporada, en el invierno de Pau, un caballo murió antes de una sesión de entrenamiento. Rotura de aneurisma. No es tan raro. Los Gabeur, padre e hijo, que no tenían ningún nexo con el ejemplar muerto, hablaban del tema sin saber que se los escuchaba. Entre otras cosas, decían que se trataba de carbesia. Es un producto en boga que daría un impulso de velocidad a los purasangres, que los tramposos proporcionan justo antes de la carrera. Luc, el padre, mira al cielo: “Es el buen Dios quien nos llama al orden”. Los Gabeur tienen un veterinario en Mayenne, Benoît, conocido como “El Hechicero”. Es hermano de Luc, y fue puesto bajo investigación por no ser muy cuidadoso con las fechas de sus recetas.

Un caballo y su conductor asisten a una sesión de entrenamiento en el centro de formación ecuestre de Grosbois en Marolles-en-Brie. (Foto: MARTIN BUREAU/AFP vía Getty Images)
Un caballo y su conductor asisten a una sesión de entrenamiento en el centro de formación ecuestre de Grosbois en Marolles-en-Brie. (Foto: MARTIN BUREAU/AFP vía Getty Images)

En la operación del 22 de marzo hubo algunos traslados improvisados de frigoríficos. Algunas conversaciones se bifurcaron hacia el sistema de mensajería más discreto de WhatsApp. Sin embargo, la policía se incautó de algunos productos prohibidos o caducados y de órdenes en blanco o disfrazadas. Ego, lucro y euros. Ocho días después de la gran acción policial, los profesionales retrasaron el inicio de una jornada en Salon-de-Provence, Bouches-du-Rhône. En una gran hoja blanca estaba escrito en rojo y negro: “Tratar no es drogar”. Los investigadores creen que pueden haber reconstituido el triángulo de los fabricantes de victorias ilegítimas con Crommer, Usón y un importador maltés, Nicholas Cachia.

Un martes de abril, en el sector de Auteuil donde se presentan los caballos antes de competir, también hay hombres. Alguno en jogging, otro con elegante traje, otros con ropa de trabajo. Entre carreras, David Cottin, un jinete que fue una estrella fugaz, sale rápido para ofrecer bebidas, en su nueva función. Dice conocer algo sobre los 200 caballos que supuestamente dieron positivo por DMSO en enero. “Una contaminación accidental”, afirma, pide distancia y no quiere continuar la charla. Interviene Kevin Nabet, un jinete y ex boxeador, que impone respeto en los vestuarios: “Dijo que se detuviera”.

El ex entrenador Andrea Marcialis quedó en medio de una situación poco clara, al ser sorprendido con una jeringa.
El ex entrenador Andrea Marcialis quedó en medio de una situación poco clara, al ser sorprendido con una jeringa. - Créditos: @Le Parisien

En Saint-Cloud, el ex entrenador Andrea Marcialis fue sorprendido al manipular una jeringa rosa. El caballo había sido revisado con urgencia. Positivo antes de la largada, negativo en el disco. Son gastados casi 10.000.000 de euros en controles. Hubo oficialmente 22 casos positivos, es decir, 0,2% de los controles. Muy poco.

“Es peor que el ajedrez. Van cinco movimientos por detrás”, lamenta Philippe Faucampré, industrial, gestor y propietario. “Se sabe que no se atrapa a nadie”, asegura el hombre que está bajo custodia policial y que mezcló el bicarbonato con compota el día de la carrera. “Cada vez hacemos más controles previos“, afirma Hélène Bourguignon, jefa del departamento de biología de la Federación Nacional de Carreras Hípicas.

En Auteuil, unos cuantos aficionados siguen paseando, prefiriendo el aroma del hipódromo que el de las agencias. Ahmed rompe su boleto perdedor y se pone de nuevo su gorra azul desteñida. “¿Dopaje? Todo el mundo está dopado: los ciclistas, muchos atletas, los caballos... y nosotros. Todos estamos ‘picados’. Pero en el juego, si puede ayudarnos a saber quién gana...

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