Ding Liren: contra todo pronóstico, el ajedrez tiene por primera vez un campeón mundial chino

El chino Ding Liren en acción durante la muy pareja final con Nepomniachtchi
El chino Ding Liren en acción durante la muy pareja final con Nepomniachtchi - Créditos: @Stanislav Filippov

En un desempate de cuatro partidas a 25 minutos cada uno, en un match cerrado, muy parejo con el ruso Ian Nepomniachtchi, en el que las primeras tres habían finalizado empatadas, Ding Liren, con piezas negras, en la cuarta y decisiva dio el gran golpe y logró el campeonato mundial por primera vez para China.

En el tablero había una posición en la que ambos rivales estaban repitiendo jugadas, lo que presumía un nuevo empate, que derivaría en una nueva secuencia de partidas rápidas de desempate, entonces Ding, con menos tiempo en el reloj que Nepomniachtchi, hizo lo inesperado: eludió la repetición de jugadas y jugó a ganar. Esta decisión, que desconcertó a Nepo y precipitó sus errores, le valió ganar el campeonato mundial.

Ding Liren de China, izquierda, e Ian Nepomniachtchi de Rusia durante el Campeonato Mundial de Ajedrez de la FIDE en Astana, Kazajstán
Ding Liren de China, izquierda, e Ian Nepomniachtchi de Rusia durante el Campeonato Mundial de Ajedrez de la FIDE en Astana, Kazajstán - Créditos: @Stanislav Filippov

La calidad de las partidas pudo haber sido mejor. Los dos jugadores tuvieron sus momentos buenos y sus errores graves. Ding fue más irregular, Nepo falló cuando no hay que fallar. El mayor mérito de Ding en todo el encuentro, fue su resiliencia. Siempre corrió de atrás, pero pudo devolver cada triunfo de Nepo (fueron tres cada uno) con uno propio. Fue clave haberse defendido bien en los momentos críticos, como por ejemplo en el final de torres de la 14a partida, la última del match pensado. Esa capacidad defensiva es una cualidad rara en los ajedrecistas y quienes la tienen ocupan un lugar distintivo entre los mejores. Ahora tendrá que demostrar que es un legítimo campeón.

Para Nepo es una gran frustración. Puede ser que nunca se recupere de este contraste. Le pesó la carga de defender el honor del ajedrez ruso. La silenciosa mirada admonitoria de Kasparov, Karpov, y tantos otros, fue demasiado para él.

Estuvo a punto a ganar el campeonato varias veces, contando con posiciones de clarísima ventaja, por ejemplo en las partidas 12 y 14, pero no fue capaz de concretarlas. Puede acusar a la mala suerte; pero suele ocurrir que cuando buscamos palabras para justificar esa mala fortuna, resulta que la misma se transforma en otra cosa, que la responsabilidad de lo que nos pasa está en nosotros mismos. Tanto Ding como Nepo pertenecen a la misma generación que Carlsen. Este, ya excampeón, pero todavía el jugador más fuerte del mundo, considera que sus rivales más peligrosos son los que hoy tienen menos de veinte años, de modo que parece improbable en este momento pensar en un match entre él y Ding Liren.

Ding Liren de China, izquierda, e Ian Nepomniachtchi de Rusia se dan la mano antes de definir el Campeonato Mundial de Ajedrez de la FIDE en Astana, Kazajstán
Ding Liren de China, izquierda, e Ian Nepomniachtchi de Rusia se dan la mano antes de definir el Campeonato Mundial de Ajedrez de la FIDE en Astana, Kazajstán - Créditos: @Stanislav Filippov

El ajedrez chino parecía algo alicaído en los últimos años, ensombrecido por el advenimiento de muchos talentos de otros países asiáticos, como India. Pero con esta gesta de Ding Liren alcanza así la cumbre ajedrecística completa. Ya lo había logrado en el ajedrez femenino, de manera sostenida desde que en los años noventa Xie Jun ganara el campeonato mundial. Desde entonces hubo varias campeonas mundiales chinas, y la actual, Ju Wenjun, también lo es. También China fue campeón olímpico de ajedrez en 2014 y repitió en 2018. Lo que le faltaba era el premio mayor, el campeonato mundial absoluto, que Ding Liren acaba de conquistar.

La historia de China como potencia ajedrecística de primera magnitud es reciente. Hasta no hace tantos años, era un país outsider en el ajedrez. Recuerdo cuando en la olimpiada de Manila de 1992, el equipo argentino del que formé parte entonces, vapuleó a China por 3 1/2 a 1/2. Pero está claro que los chinos, además de ser muchos, son muy buenos, y donde ponen su foco de interés, enseguida empiezan a destacar. El nuevo orden mundial, en el que China amenaza con convertirse en primera potencia, ya ha alcanzado al ajedrez.