Diego Lainez y Sebastián Córdova, las eternas promesas que juegan bien... cuando quieren

Sebastián Córdova y Diego Lainez encaminaron a Tigres para que pudiera golear al Toluca. (JULIO CESAR AGUILAR/AFP via Getty Images)
Sebastián Córdova y Diego Lainez encaminaron a Tigres para que pudiera golear al Toluca. (JULIO CESAR AGUILAR/AFP via Getty Images)

Sebastián Córdova y Diego Lainez aparecieron cuando Tigres de la UANL más lo necesitaba: en ese punto en el que los partidos toman un rumbo que es definitivo en el recuento final. Toluca, equipo que en teoría llegaba como favorito pues se había librado de la mancha que implica acceder a la Liguilla por vía del repechaje, se puso adelante muy temprano, a los ocho minutos, con un magistral cobro de tiro libre de Leo Fernández. Y parecía una broma para los felinos que el gol inicial lo haya anotado Fernández, jugador del que nunca pudieron exprimir sus capacidades y que con los Diablos encontró su lugar en el mundo.

La tendencia se encaminaba a otra noche de sufrimiento para los de Nuevo León, porque el 2-0 merodeó con peligro real cuando Maxi Araújo aprovechó una distracción defensiva de Raymundo Fulgencio, le robó el balón, pero su disparo ante Nahuel Guzmán pasó muy arriba, en un intento fallido por clarearlo. Fue la clase de oportunidad que solamente se valora cuando su pérdida se traduce como el cambio de rumbo que pudo evitar la debacle.

La reacción de Tigres llegó tres minutos después, cortesía de las dos eternas promesas del futbol mexicano. Todo lo empezó Sebastián Córdova, que se combinó con Juan Pablo Vigón, y luego abrió el balón para su compañero de tantas críticas, Diego Lainez, que mandó un pase raso preciso para que, ya en el área, Córdova pusiera el empate con un potente remate de pierna derecha. La jugada exhibió los rasgos que más definen a ambos jugadores: el temple de Córdova, su capacidad de girar con marca incluida y la sensibilidad para entrar al área y generar peligro. Y Lainez con esa verticalidad, esa sensación eterna de que siempre puede hacer algo diferente, una etiqueta que puede ser elogio o condena.

Esa sociedad ya le había dado frutos a Robert Dante Siboldi en el partido del repechaje contra Puebla, cuando la secuencia fue la misma: Lainez asistiendo a Córdova. Lo sorprendente no fue sólo que aparecieran, juntos, sino que lo hicieran en estos momentos del torneo, cuando más presión existe y cuando se vuelven indispensables los jugadores con tamaños para cambiar partidos y destinos. Caracterizados por ser jugadores hábiles, y por lo tanto propensos a los golpes rivales, Lainez y Córdova, ambos canteranos del América, tejieron el segundo gol a punta de puro aguante.

Primero Lainez que ganó un balón que parecía perdido, se la dio a un Córdova que soportó hasta dos empellones sin dejarse caer, hasta que finalmente recibió una patada de Carlos González que fue sancionada con penal. Y ahí Gignac definió con toda la autoridad que tiene. Las cosas ya habían cambiado para los Tigres y casi todo se lo debían a la dupla Córdova-Lainez, una de las más cuestionadas del futbol mexicano, y con motivos. Los de casa borraron del campo al equipo de Ignacio Ambriz primero con un gol de Juan Pablo Vigón antes de que finalizara el primer tiempo, y luego al minuto 72, contra un Toluca desconocido, gracias a Nicolás López que emergió desde el banco para poner un 4-1 que dejó el boleto en bandeja de oro para Tigres.

Y todo gracias a dos jugadores de los que siempre se ha esperado mucho. No se puede mentir. Si las cosas hubieran marchado como debían, si ellos dos, Lainez y Córdova, jugaran consistentemente como lo han hecho en la última semana, sus realidades serían diametralmente distintas: el primero estaría todavía en Europa y el segundo (si no hubiera ido para allá también) al menos se habría consolidado como figura indiscutida de futbol mexicano.

Lainez registra dos asistencias en catorce partidos con Tigres (las dos que ha dado en la última semana) y ningún gol. Córdova, en todo el torneo, anotó una vez y puso una asistencia. En dos partidos de Liguilla, repechaje y cuartos, lleva dos goles. Esa es la etiqueta con la que cargan ambos: jugadores que pueden marcar diferencia en cualquier momento. Pero también pueden no hacerlo, porque juegan bien cuando quieren. Es un volado confiar en ellos. Por ahora le ha salido bien a Tigres.

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