Destinado a la grandeza, Criztec Bazaldua no flaquea ante la adversidad

Boxer Criztec Bazaldua, 18 of L.A. and a six-time national champion and WBC amateur champion, trains at Knockouts Boxing in South Gate, California, on Wednesday, April 5, 2023.
(Raul Roa/Los Angeles Times en Espanol)

Criztec Bazaldua emprendió su camino desde Los Ángeles hasta Culiacán, Sinaloa, para librar su primer combate como boxeador profesional en territorio mexicano el 4 de marzo de 2023. Con sueños de gloria entre sus guantes, el joven de 18 años había trabajado arduamente para iniciar una carrera en el boxeo, que en su mente estaba seguro le cambiaría la vida a él y a su familia.

Concentrado y listo, el joven mexicoamericano estaba a pocas semanas para partir, sin embargo, la vida le jugó una mala pasada y le arrojó uno de los ganchos más violentos que jamás había sentido hasta el momento. Su padre, Crispín, estaba siendo atacado por una extraña enfermedad que rápidamente lo dejó inconsciente y sin movilidad, atado a una cama de hospital.

Criztec lo visitó en por lo menos cinco ocasiones en la semana previa a su viaje a México y en cada visita pensaba que se veía “cada vez peor”, a pesar de que había recuperado un poco su habla. El viajar se le hacia cada vez menos importante y la situación le había dejado consternado junto a su familia.

“Antes de que se anunciara la pelea, él estaba mostrando síntomas y tan pronto lo llevaron al hospital, se anunció la pelea y le dije a mis entrenadores que no pensaba que iba a poder ser parte de la velada”, recordó Bazaldua al LA Times en Español en su gimnasio de entrenamientos, ubicado en el Sur Centro de Los Ángeles. “Lo hablamos y pensamos que él hubiese querido que peleara, él ya estaba paralizado en ese momento y a pesar de lo mal que me sentía verlo así, iba a pelear por él”.

Aunque la situación de su padre dominaba la mente de Criztec, él fue capaz de derrotar ampliamente por decisión unánime a José Armando Bustamante Islas en el Polideportivo Juan S. Millán de Culiacán.

A su regreso triunfal a casa de su debut, se encontró con la buena noticia que su padre fue poco a poco recuperando el conocimiento, por lo que tiempo después, Criztec pudo contarle los detalles de su primera pelea y tal como lo había pensado, su padre le dijo estar muy orgulloso y contento de no haber desaprovechado la oportunidad de viajar y cumplir su sueño en el cuadrilátero.

El próximo 17 de junio (6 p.m. PT, DAZN), el zurdo y peso ligero Bazaldua enfrenta a Elroy Fruto (1-1, 0 KOs) en el Smoothie King Center de Nueva Orleans, en el que será su segundo combate como profesional y contará con la tranquilidad mental de que su padre podrá verlo nuevamente, pero con un mejor estado de salud.

“En muchas ocasiones pensé que no sobreviviría y por la gracia de Dios, se recuperó”, dijo el ‘Flaco’, cuyo padre es de San José Iturbide, que está ubicada al noreste del estado de Guanajuato, México.

Crispín fue diagnosticado del síndrome de Guillain-Barre, que según el portal de mayoclinic.org, es un trastorno poco común, en el que el sistema inmunitario en el cuerpo ataca los nervios.

Entre los síntomas, están la debilidad corporal general y el hormigueo en manos y pies, hasta llegar a paralizar todo el cuerpo. Aunque no hay una causa exacta, muchos pacientes han señalado infecciones en las seis semanas anteriores.

“Fuimos a un torneo en Kansas y nos enfermamos de la garganta, luego me enfermé del pecho y llegando acá, el clima estaba que llueve y no llueve”, explicó Crispín. “Todo eso me hizo mal y en un ratito quedé sin nada y al hospital, en donde desperté tres semanas y media después”.

Crispín no viajará a Nueva Orleans mientras que sigue mejorando su salud.

“Él está aquí por toda la fuerza, voluntad y por la gracia de Dios”, dijo el entrenador de Criztec, Manny Robles. “En el gimnasio rezábamos juntos para pedirle a Dios que lo saque avante y es un milagro tenerlo aquí”.

Una amistad como ninguna

Criztec y su familia viven en el South L.A., un área reconocida como una de las más peligrosas de Los Ángeles, en la que las drogas, la violencia y las actividades pandilleriles dominan la población. Los padres de Criztec han hecho una gran labor en mantenerlo a él y a sus hermanos alejado de toda esa mala influencia.

Algo similar vivió Diego Pacheco, una de las nuevas jóvenes estrellas del boxeo, y quien es un amigo de infancia de Criztec. Pacheco usó el boxeo como su salida del vecindario y Criztec trabaja en lo mismo para darle eso mismo a su familia.

“Diego es el ejemplo para seguir en esta carrera, por todo lo que sacrificó para llegar donde está”, dijo Criztec.

Pacheco tiene muchas memorias mientras crecía y participaba en los torneos boxísticos, en particular de Crispín, de quien dijo estar muy agradecido y triste por la experiencia que vivió con su salud.

“Es muy triste porque yo lo recuerdo mucho en mi infancia, lo veía siempre llevar una nevera rodante en los eventos y llevaba muchas bebidas, siempre me ofrecía, al igual que a mi hermano”, recordó Pacheco. “Por eso fue triste escuchar lo que le pasó, pero ahora sé que está mejor y está de vuelta haciendo sus cosas y eso me alegra”.

Pacheco simpatizó con la situación de Criztec al tener que enfrentar combates en medio de una crisis familiar que no le permita estar quizá completamente concentrado para cumplir con sus compromisos.

Cuando tenía 15 años, mientras se preparaba para competir, el hermano mayor de Diego, Manuel, se enfermó y tuvo que ser hospitalizado. Diego lloró en su camino a Colorado, en donde se llevaba a cabo el torneo, mientras que su madre se mantenía cuidando a su hermano.

“Mi hermano tenía problemas en sus pulmones, no podía respirar bien, es que él nació de manera prematura y siempre ha usado una silla de ruedas, tampoco habla… sus cromosomas no se desarrollaron de manera correcta y lo cuidamos como si fuese nuestro bebé”, señaló Pacheco.

Pacheco dijo estar orgulloso del trabajo que ha ido desarrollando Criztec, a quien ve como un hermano menor, por lo que espera tenga mucho éxito en su joven carrera.

“Mi familia, al igual que la de Criztec, son muy unidas porque pasamos por mucho. Nuestros padres fueron inmigrantes y tuvieron que lidiar con la situación de estar sin papeles, por lo que no podían viajar para acompañarnos en nuestros compromisos”, dijo Pacheco.

La gloria lo espera

Con una impresionante carrera amateur, fue ranqueado como el número 1 en las 139 libras en 2022, además de ser seis veces campeón nacional y campeón amateur de Estados Unidos del CMB.

Crispín fue la mayor influencia para que su hijo se iniciara en el deporte de las narices ñatas, junto a sus hermanos Brownee y Perla, pues desde una temprana edad los llevaba a un programa de tutoría con la policía de Los Ángeles, en donde hacían diferentes actividades, entre ellas el boxeo.

“Los entrené por unos cinco o seis años, aprendía y los entrenaba a diario”, recontó Crispín. “Los entrenaba hasta que llegamos aquí, donde Manny [Robles]”.

El reconocido entrenador, Robles, dijo no tener que pensar mucho al momento que vio al espigado joven boxeador en el cuadrilátero. Robles, quien ha entrenado a boxeadores como Andy Ruiz, Jessie Magdaleno, Óscar Valdez, entre otros, reconoció el potencial de Criztec y lo unió a su equipo de trabajo.

“Es un chamaco que va en ascenso, ha ido progresando, le vimos desde el principio, como todo buen mexicano, las ganas, la entrega, el pundonor, y todo eso no lo enseñas”, explicó Robles. “Lo demás lo vas enseñando, moldeando y ahora es todo un boxeador profesional”.

En febrero de 2023, Criztec firmó con la compañía promotora Matchroom – misma que hace parte su amigo Pacheco – justo antes de su debut como profesional.

Criztec ganó varios títulos como amateur y sirvió de sparring para peleadores, permitiéndole a reclutadores de talento reconocer sus capacidades a una temprana edad.

“Nos enteramos por primera vez de Criztec después de que ganó otro título amateur de EE.UU. y al mismo tiempo aseguró el cinturón amateur del CMB en el mismo año (2022)”, dijo el director ejecutivo de Matchroom Boxing, Frank Smith. “Saber que tiene un equipo tan completo a su alrededor con personas como Manny Robles en su esquina también es lo que nos atrajo. Ver este tipo de toma de decisiones tan temprano siempre es esencial, tener éxito en las filas profesionales se trata tanto de cualquier elogio amateur que haya obtenido, como de tener una base sólida de entrenamiento y gestión que pueda elevarlo al próximo capítulo de tu carrera”.

Con una altura de 6 pies y 1 pulgada, Criztec tiene una ventaja considerable sobre sus rivales en la división y según su preparador físico, Matías Erbin, el destino es casi que seguramente favorable para el ‘Flaco’, con quien trabaja desde hace tres años.

Según Erbin, quien ha preparado a boxeadores como Lucas Matthysse, Brian Castaño, Vergil Ortiz Jr., entre otros, el trabajo físico de Criztec ha cambiado desde el momento que se supo buscaría el profesionalismo, combinando distintos aspectos en el gimnasio para elevar su capacidad sobre el cuadrilátero.

“A base de constancia, mucho apoyo de sus papás, de los entrenadores, siguió creciendo y madurando para alcanzar los grandes resultados como amateur”, dijo Erbin.

Criztec, cuyo nombre es un compuesto de “Cristo y azteca” que fue instaurado por su padre, tiene ante sí la posibilidad de no solo emular la carrera de su amigo, Diego Pacheco, pero de servir como ejemplo a futuras promesas que intentan, al igual que él, ayudar a sus familias y cumplir sus sueños.

“Lo voy a lograr, estoy convencido, tengo todo el mejor apoyo para alcanzarlo”, afirmó Criztec, quien ha demostrado que no flaquea ante la adversidad.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.