Los destellos de luz de Sorolla vuelven a Roma cien años después de su muerte

Roma, 20 mar (EFE).- La España luminosa y mediterránea de Joaquín Sorolla llega mañana a Roma condensada en las más de 240 obras que conforman "Destellos de luz y color", la primera exposición dedicada al pintor valenciano en una ciudad donde vivió buena parte de su juventud y que fue clave en su formación artística.

La Academia de España en Roma ha querido que Sorolla forme parte de las celebraciones de su 150 aniversario y, en coincidencia con el centenario de su muerte, ha traído a la capital italiana una selección de los "apuntes" del artista: pinturas de pequeño formato que muestran su faceta "más personal y original".

"Cuando vemos las grandes playas de Sorolla nos parece que tienen una naturalidad que nos deja perplejos, pero para llegar a esa espontaneidad y a esa magia pasó por un proceso de ensayo que sólo se ve en sus obras de pequeño formato", explica a EFE María López, la comisaria de la exposición, que podrá visitarse hasta el 11 de junio.

La muestra es uno de los platos fuertes de los festejos por el siglo y medio del nacimiento, en 1873, de la Academia de España en Roma, una de las principales instituciones artísticas de la capital italiana y que ha elegido al célebre pintor levantino a pesar de no haber sido becario suyo.

Pero es que Sorolla estableció un fuerte vínculo con los residentes en la Academia durante su estancia en la ciudad, donde estuvo becado por la Diputación de Valencia entre los años 1885 y 1889, en un momento de plena formación del artista.

"Para Sorolla, su viaje a Roma supuso una apertura al mundo. Desde aquí viajó a otras ciudades italianas, descubrió monumentos, entró en contacto con artistas españoles y conoció los movimientos de vanguardia parisinos", detalló.

La muestra de los pequeños apuntes pictóricos, cedidos para la ocasión por el Museo Sorolla de Madrid, discurre por varias de las salas de la Academia, asentada en un antiguo convento en lo alto de una de las siete históricas colinas de Roma y desde donde se disfruta de unas de las mejores vistas sobre la Ciudad Eterna.

Junto al claustro de la Academia, varias salas plasman la evolución artística y estilística del pintor valenciano a través de una colección de cuadros expuestos cronológicamente.

En estas salas se puede encontrar al Sorolla más reconocible, a través de sus cálidos paisajes mediterráneos, con playas, barcos y juegos de luces en el agua azul, pero también al artista cautivado por los paisajes del Cantábrico y la elegancia donostiarra de principios del siglo XX.

La exposición, que en el pasado ya había hecho parada en el Museo de Bellas Artes de Bilbao y en el Palacio Martorell de Barcelona, ha reunido en la Sala de los Retratos de la Academia una colección de pinturas de Sorolla especialmente seleccionadas para su regreso a Roma.

Aquí, acompañando por un imponente piano de madera que se asoma al "skyline" romano, se exponen dibujos de Venecia y Florencia, así como postales y fotografías que el pintor valenciano coleccionó durante su paso por el país y que ponen de manifiesto su estrecho vínculo con Italia.

A lo largo de su vida, Sorolla esbozó cerca de dos mil óleos sobre unos cartones y tablillas de dimensiones reducidas que, si bien en un principio se consideraron obras íntimas e inacabadas, con el tiempo empezaron a entenderse como una parte fundamental de su producción artística.

"Las obras pequeñas captan la 'prima idea' del artista. Se consideraban como una muestra de su capacidad creadora porque no tenían un afán comercial, sino más bien se entendían como parte de su manera de comprender la realidad", comentó a EFE la comisaria.

"Para él estas pinturas eran un ejercicio básico. Cuando era mayor y sus alumnos le preguntaban por el secreto de su arte, Sorolla siempre explicaba que había pintado muchísimo y ensayado en sus "apuntes" antes de crear un lienzo de grandes dimensiones", añadió.

Raül Martínez Mendo

(c) Agencia EFE