La despedida de Hugo Ibarra como DT de Boca: mates, charlas y muchas horas junto al Consejo de Fútbol a la espera del último saludo con sus ahora exfutbolistas

Hugo Ibarra se despide del plantel
Hugo Ibarra se despide del plantel - Créditos: @Prensa Boca

El miércoles en Boca comenzó (y transcurrirá) de manera inhabitual. Por un lado, ya con la noticia -que se venía cocinando puertas adentro, se preveía puertas afuera y se comunicó anoche- de determinar el fin de ciclo de Hugo Ibarra y su cuerpo técnico al mando del plantel profesional, estas primeras horas tras la reunión cúlmine con Juan Román Riquelme y el Consejo de Fútbol se viven con tristeza, pero también con la convicción de que se hizo lo correcto.

Hugo Ibarra fue despedido de Boca: el hombre que nunca imaginó ser el técnico del primer equipo

Incluso, interrumpiendo una función que estuvo en los hombros de un amigo muy personal, aspecto que habrá condicionado en otros momentos de dudas, pero no ahora. Por otro, la manera amistosa en la que empieza a alejarse: el ahora exentrenador llegó al predio de Ezeiza muy temprano y pasará el día junto a las personas que tomaron la decisión de destituirlo, muestra clara de la fuerte e incondicional relación que hay entre los protagonistas.

Mate va, mate viene. Así, y con la acumulación de sonrisas ante tantas horas de charlas, Ibarra las atravesará acompañado de sus colaboradores Leandro Gracián y Roberto Pompei (también cesanteados) y junto al Consejo: Marcelo Delgado y Mauricio Serna fueron los primeros de ese grupo en llegar al Centro de Entrenamiento para estar con él. Es que el formoseño acercó a su hijo Thiago, que forma parte de las categorías juveniles jugando para la octava división, por lo que se le abrió el portón del predio a las 7.45. Aquellos laderos de Riquelme arribaron una hora más tarde. ¿La idea principal de Ibarra? Despedirse de los que fueron sus futbolistas durante más de ocho meses.

De hecho, el plantel recién se entrenará por la tarde de este miércoles. Según lo que informó el club, entre las 16 y las 16.30. Por eso, cuando su hijo terminó de entrenarse al mediodía, se retiró con su auto para volver a su hogar y retornar más tarde a Ezeiza para ver por última vez al que fue su plantel. El punto es que el “Negro” es realmente bien recibido y, como aseguró Serna al informarle la decisión a la prensa, “tiene las puertas abiertas del predio”. Ni siquiera afectó el contrapunto de que Ibarra tuviera muchas ganas de continuar en el cargo y que el cónclave amistoso fue para dejarle en claro que el ciclo no daba para más: estas horas bien podrían ser calientes con otro técnico. Es más, se esperaba que fuera reubicado en la estructura de inferiores, pero Riquelme optó por ser más serio que nunca como directivo y el martes por la noche, directamente, le mostró la salida al trinomio.

Es el tercer DT que Riquelme y su gente necesitan sacar del puesto. Por una cosa u otra. Y las tres maneras fueron diferentes y marcan cuánta afinidad hubo con cada uno. Miguel Ángel Russo, en agosto de 2021, ya palpaba la despedida tras el mal juego del equipo y los pésimos resultados: aunque en la mañana post caída frente a Estudiantes se presentó igualmente a entrenar al plantel como en cada día, Riquelme lo recibió, le puso la mano en el hombro amistosamente (fue el hombre que lo dirigió en aquella mítica Copa Libertadores 2007 en la que el exenganche fue figura absoluta) y se lo llevó a las oficinas para comunicarle la salida, mientras en el campo de juego ya estaba a cargo Sebastián Battaglia para comenzar su ciclo: toda la prensa ya sabía horas antes que esa imagen ocurriría. Por su parte, el exvolante fue el que peor terminó: por su frase referida a que no le habían traído refuerzos, no bien quedó eliminado de la Libertadores 2022, el Consejo tomó cierta venganza y la tarde siguiente lo echó, insólitamente, en una estación de servicio. Sin la presencia del vicepresidente segundo: la amistad se había terminado tiempo atrás y el diálogo no existía.

Épocas en las que miraba desde arriba cómo jugaba el elenco profesional: esta vez Riquelme bajó el martillo de su ciclo, pero eso no privará que esta tarde compartan mates luego de despedirse del plantel.
Épocas en las que miraba desde arriba cómo jugaba el elenco profesional: esta vez Riquelme bajó el martillo de su ciclo, pero eso no privará que esta tarde compartan mates luego de despedirse del plantel. - Créditos: @Archivo

En este caso, todo es diferente y hay tiempo para seguir compartiendo pese al corte de la relación contractual. Cuando el reloj marque la hora estipulada para el inicio del entrenamiento, que estará a cargo interinamente por Mariano Herrón y Claudio Morel Rodríguez, la dupla que dirige al equipo de reserva, el ya extécnico se pondrá ante los futbolistas, les agradecerá el esfuerzo mediante el cual obtuvieron dos títulos (Liga Profesional 2022 y la Supercopa Argentina de hace pocas semanas) y le dará un abrazo a cada uno, más allá de la relación quebrada que existe hace tiempo.

Ese, acaso, fue el principal motivo para que Riquelme volviera de sus viajes a España (para jugar el Partido de Leyendas de Villarreal) y Paraguay (asistió al sorteo de la Copa Libertadores) ya con la decisión meditada días atrás de sacar de Boca a su amigo. El plantel nunca dio muestras, dentro y fuera de la cancha, de haberle agarrado la mano durante el 2023 tras un 2022 en el que Ibarra jamás hizo jugar bien al equipo, pero todos se encolumnaron detrás del objetivo de ser campeón del último torneo, finalmente logrado a fines de octubre.

Mariano Herrón, junto al paraguayo Morel Rodríguez, será el interino que el Consejo de Fútbol espera que se haga cargo del equipo apenas por unos días.
Mariano Herrón, junto al paraguayo Morel Rodríguez, será el interino que el Consejo de Fútbol espera que se haga cargo del equipo apenas por unos días. - Créditos: @Prensa Boca

Todos (incluyendo al Consejo) esperaban un cambio desde las herramientas, con una pretemporada que fue más larga de lo normal por el parate del Mundial de Qatar, pero “no le encontraron la vuelta”, tal describió el empleado colombiano. En consecuencia, siempre se observó un equipo deprimido, casi al borde de una improvisación que derivó en la continuidad del mal funcionamiento colectivo y terminó en su punto máximo de ebullición: todos silbados tras perder hace diez días frente a Instituto (2-3). Un balance que no se alteró con respecto a lo que se veía el año pasado, pero entre todos se pegaron la cabeza contra la pared.

Además, las urgencias de cambiar la dirección técnica y los aires a una semana de debutar en Venezuela, ante Monagas, por la nueva edición copera. Si fuera sólo por resultados, Ibarra podría haber tenido más tiempo y banca: de los 36 encuentros que dirigió, salió vencedor en 20 y sólo cayó en nueve, perdiendo en la Bombonera –paradójicamente- una sola vez: la mencionada ante la Gloria, la que marcó el final de ciclo. Y si se suman los títulos… Es que, incluso en Boca, no sólo lo más importante es ganar. Y Hugo Ibarra ahora lo sabe.