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Deportados por Estados Unidos, los haitianos están impactados: 'Nos trataron como animales...Ya no conozco este país'

Una familia haitiana solicitante de asilo, después de ser procesada por inmigración, espera en la fila para abordar un autobús a San Antonio en Del Rio, Texas, el domingo 19 de septiembre de 2021. (Verónica G. Cárdenas/The New York Times)
Una familia haitiana solicitante de asilo, después de ser procesada por inmigración, espera en la fila para abordar un autobús a San Antonio en Del Rio, Texas, el domingo 19 de septiembre de 2021. (Verónica G. Cárdenas/The New York Times)

PUERTO PRÍNCIPE — A los migrantes haitianos les había ido bien. Desde que salieron de su país, hace más de una década, habían construido sus vidas en Chile, Brasil, Panamá. Tenían casas y autos. Tenían trabajos estables como cajeros de banco, soldadores, supervisores de minas, empleados de gasolineras.

Sin embargo, anhelaban la posibilidad de una vida mejor en Estados Unidos, bajo un presidente que había protegido de la deportación a los haitianos en ese país y que muchos creían que relajaría los requisitos de ingreso. Así que vendieron sus pertenencias, dejaron sus trabajos y sacaron a sus hijos de la escuela. Y se dirigieron al norte.

No obstante, en lugar del recibimiento que esperaban, fueron detenidos en la pequeña ciudad fronteriza de Del Río, Texas, y deportados sin previo aviso —a Haití, un país descompuesto que muchos ya no reconocen— en una sucesión de acontecimientos que les hizo perder la cabeza y sentirse maltratados y traicionados.

Algunos dijeron que nunca habían hablado con un agente de inmigración. Otros dijeron que los habían engañado, ya que les dijeron que los iban a liberar o a enviar a Florida y que en su lugar los subieron a un avión con destino a Puerto Príncipe, donde aterrizaron el domingo, algunos con esposas en las manos y grilletes en los tobillos después de protestar.

"Nos trataron muy mal"

“Pensé que Estados Unidos era un país grande, con leyes. Nos trataron muy mal”, comentó Nicodeme Vyles, de 45 años, que vivía en Panamá desde 2003 y trabajaba como soldador y carpintero. “Ni siquiera me dieron una entrevista con un agente de inmigración”.

“¿Qué voy a hacer?”, preguntó, sentado en el pequeño patio de la casa de su hermana menor, a la que vio por primera vez en 18 años después de que ella respondiera a su llamada desesperada desde el aeropuerto el domingo. “Ya no conozco este país”.

Vyles y casi 300 haitianos más que aterrizaron el domingo fueron los primeros de entre casi 14.000 migrantes que las autoridades del país esperan arriben a lo largo de las próximas tres semanas.

Un autobús en el aeropuerto de Puerto Príncipe, Haití, para los deportados devueltos a Haití por Estados Unidos, el domingo 19 de septiembre de 2021. (Federico Rios/The New York Times)
Un autobús en el aeropuerto de Puerto Príncipe, Haití, para los deportados devueltos a Haití por Estados Unidos, el domingo 19 de septiembre de 2021. (Federico Rios/The New York Times)

A la llegada de los tres primeros vuelos, las autoridades haitianas suplicaron a Estados Unidos que concediera una “moratoria humanitaria”, pues el país se tambalea tras el asesinato de su presidente en julio y un fuerte terremoto en agosto.

Sin embargo, el gobierno de Joe Biden, que se enfrenta al mayor número de cruces fronterizos en décadas, ha aplicado políticas destinadas a frenar la entrada de inmigrantes. Las deportaciones de haitianos son coherentes con esas políticas, señalaron funcionarios este fin de semana.

Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, dijo el lunes que, si bien Estados Unidos ha extendido la protección para los haitianos que habían llegado al país antes del 29 de julio, los que llegan ahora no están cubiertos.

“Estamos muy preocupados de que los haitianos que están tomando este camino de migración irregular estén recibiendo información falsa de que la frontera está abierta o que el estatus de protección temporal está disponible”, expresó durante una conferencia de prensa en Del Río, donde miles de haitianos han acampado. “Quiero asegurarme de que se sepa que esa no es la forma de venir a Estados Unidos”.

“Intentar entrar en Estados Unidos de forma ilegal no vale la pena por la tragedia, el dinero ni el esfuerzo”, añadió.

Una portavoz del departamento, Meira Bernstein, no respondió a una pregunta sobre las afirmaciones de que a los deportados les dijeron que iban a Florida.

Expelled migrants arrive on September 19, 2021 at the airport in Port au Prince on September 19, 2021. - After weeks on the road, traversing mountains and jungles, risking assault and drowning, thousands of Haitian migrants hoping to reach the United States, instead found themselves stranded in Mexico and returned to haiti. (Photo by Richard Pierrin / AFP) (Photo by RICHARD PIERRIN/AFP via Getty Images)
(Photo by Richard Pierrin / AFP) (Photo by RICHARD PIERRIN/AFP via Getty Images)

La claridad en la política de Estados Unidos no sirve a Vyles y a otros que abandonaron sus hogares hace meses, con la creencia de que Biden revertiría la postura antiinmigración adoptada por su predecesor, Donald Trump. Vyles aún está impactado por encontrarse de nuevo en Haití.

En Panamá se enamoró, tuvo hijos y se convirtió en soldador y carpintero con licencia, ganando 60 dólares al día, un buen ingreso para los estándares de Haití, donde muchos viven sin agua corriente, sin electricidad, sin perspectivas de trabajo y con el miedo constante al secuestro y la extorsión de las pandillas. En Colón, Panamá, en el Caribe, sus hijos iban a la escuela gratis y nunca le preocupó caminar por las calles, ni siquiera de noche.

Dijo que su novia y su hijo menor vivían en Maryland, bajo la protección especial otorgada a los haitianos desplazados por el devastador terremoto de 2010. Con la esperanza de volver a reunir a su familia, decidió arriesgarlo todo.

"Como animales"

Sacó de la escuela a su hijo de 9 años, Nickenson, de cuarto grado, y comenzó lo que sería un viaje de tres meses. Atravesaron varios países, vadearon ríos y pasaron un tiempo en una cárcel mexicana y luego en una zanja polvorienta cerca del puente internacional de Del Río.

“Fue la peor experiencia de mi vida”, dijo en un criollo oxidado salpicado con frases en español.

Después de cuatro días de detención en Estados Unidos, un agente que hablaba español le dijo que los enviarían a un lugar menos concurrido y que luego los liberarían, narró.

“Lo siguiente que supe fue que nos subieron a un avión”, comentó.

Expelled migrants arrive on September 19, 2021 at the airport in Port au Prince on September 19, 2021. - After weeks on the road, traversing mountains and jungles, risking assault and drowning, thousands of Haitian migrants hoping to reach the United States, instead found themselves stranded in Mexico and returned to haiti. (Photo by Richard Pierrin / AFP) (Photo by RICHARD PIERRIN/AFP via Getty Images)
(Photo by Richard Pierrin / AFP) (Photo by RICHARD PIERRIN/AFP via Getty Images)

Otros dijeron que les habían dicho que los enviarían a Florida, donde también esperaban ser liberados.

“No nos trataron como seres humanos, sino como animales estacionados en algún lugar”, explicó Aminadel Glezil, de 31 años, desde la casa de una cuñada que conoció por primera vez cuando que llegó a Haití el domingo.

Dijo que había vendido su casa en Paine, Chile, junto con todos sus muebles y su coche, para hacer el viaje con su mujer y sus dos hijos hasta la frontera con Estados Unidos.

Una vez que se encontraba en un autobús del aeropuerto, rumbo a un avión, se dio cuenta de que estaba siendo deportado, dijo, y comenzó a protestar porque nunca había visto a un funcionario de inmigración y no tenía ninguna orden de deportación. Dijo que fue golpeado por los oficiales y esposado para subir al vuelo.

“No podía creer que un país poderoso como Estados Unidos nos tratara así”, comentó.

Los funcionarios haitianos, sobrecargados de trabajo, recibieron a los repatriados esta semana con una comida de arroz y frijoles, una bolsa de artículos de aseo y la promesa de 100 dólares en moneda haitiana.

“A pesar de los escasos medios, hemos decidido acompañar a nuestros hermanos y hermanas que regresan a su país de origen”, dijo el primer ministro interino del país, Ariel Henry, en un video publicado en las redes sociales el domingo por la tarde.

Pero ni siquiera los 100 dólares llegaron como se esperaba: los deportados dijeron que solo recibieron la mitad o una cuarta parte de esa cantidad. El resto llegaría a través de una transferencia de dinero, según les dijeron, en cuanto los bancos del país estuvieran abiertos.

© 2021 The New York Times Company

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