Delfina Merino, en Tokio 2020: de correr en un garaje en la cuarentena a luchar por la esquiva medalla de oro

Delfina Merino
Delfina Merino

TOKIO.– Era de las más jóvenes en Londres 2012; ahora, con 31 años, es una voz experimentada del plantel que respira la atmósfera de Tokio 2020. Y también, la encargada de brindar calma a las debutantes previo al debut. Con la cinta de capitana, Delfina Merino palpita la nueva aventura olímpica de las Leonas, aquellas que provocaron un boom en el deporte argentino con la medalla de plata en Sydney 2000. Pero que no se conformaron con ese impacto, sino que perpetuaron su vigencia con dos títulos mundiales y otras tres preseas olímpicas.

Si se pudiera medir en fechas, la delantera de Banco Provincia formaría parte del segundo gran segmento de gloria de la selección argentina de hockey sobre césped. Merino escribió su primer capítulo en el Champions Trophy 2009, resultó clave con sus goles en varias conquistas posteriores, aunque en los últimos años vivió altibajos. Sobre todo, la incertidumbre por dos operaciones en la rodilla derecha, que le trajeron contramarchas médicas y deportivas, además de una recuperación que le llevó mucho más tiempo de la cuenta. Al mismo tiempo, la sensación de vacío que experimentaron también muchos otros atletas debido a la interrupción de su actividad por la pandemia y la postergación de los Juegos Olímpicos. Pero todo eso ya es pasado para la atacante y es el momento de empezar a driblear con el palo y la bocha de manera oficial.

-Con toda tu experiencia en planteles, siendo al principio la más joven y ahora de las más grandes. ¿Qué podés percibir dentro del grupo ya en Tokio, en esta previa al debut, más que nada en cuanto a lo anímico?

-Siento que el equipo está muy bien, con ansias y algunos nervios previos al debut. Pero es algo normal, en procesos así y más en éste en particular, que hizo esperar mucho este momento después de la postergación de los Juegos por un año. Ultimamente estuvimos entrenándonos con la misma intensidad que en los últimos meses, sumando algunos partidos amistosos y acostumbrándonos en un principio al jet lag de Japón, que son muchas horas. Fue importante venir unos días antes para tener un poco de margen en cuanto al cambio horario. Estamos ilusionadas, pero también conscientes de que tenemos que ir paso a paso con humildad y juntas.

-La evaluación principal siempre la hacen los entrenadores, pero ¿qué es lo que ves en el equipo en cuanto a la manera en que fluye el juego y cómo están en lo físico? Quizás tomando como referencia los últimos amistosos.

-Sumamos amistosos contra España, Alemania y Japón en los días previos, y adentro de la villa jugamos con Irlanda, india y Alemania. Son los únicos partidos que tuvimos previos a los Juegos y los aprovechamos para poner en práctica lo que entrenamos en estos meses. Está claro que no es lo mismo jugar entre nosotras que contra otro rival. La pandemia nos redujo la posibilidad de jugar este año y estos amistosos fueron fundamentales para agarrar ritmo internacional y afianzarnos. Nos sentimos firmes físicamente, fue mucho el desempeño en el gimnasio, hicimos mucho crossfit, natación y las concentraciones en la costa ayudaron a darnos una base para estar hoy lo mejor posible. Y en cuanto al juego, creo que venimos de menor a mayor.

-¿Qué capitalizaste de los dos Juegos anteriores, con la medalla de plata en Londres y la frustración del 7º puesto en Río? ¿Qué hay que tomar y qué dejar de esos dos Juegos previos?

-Lo que tomo de los dos Juegos anteriores es el valor del “ahora”, a disfrutar del momento y vivir con el equipo día a día como si fuese el último. Nos llevó mucho trabajo físico y mental poder estar hoy en Tokio 2020. Vencimos muchas adversidades en conjunto, muchas concentraciones duras sin competencia y personalmente, también, fue todo un desafío después de mi lesión en una rodilla. Hoy, todo aquello es anecdótico, pero estar en estos días en la Villa Olímpica después de entrenarnos por zoom, correr en un garaje o entrenarnos en un living hace que la perspectiva sea primero de agradecimiento y después de disfrute. Valoré mucho la medalla de Londres recién después de Río, que no llamaría una frustración, sino que son cosas del deporte: a veces toca ganar y otras no. Por eso, para estos Juegos pretendo vivir el momento fluyendo de la mejor manera posible, con buena energía y cosechando todo lo que plantamos estos meses.

-¿Cómo ubicarías a Argentina como candidato dentro de las otras selecciones femeninas para llegar al podio?

-No creo que podamos garantizar un resultado. En realidad nadie lo hace, pero podemos garantizar que vamos a dejar todo partido a partido.

-El desafío de la medalla de oro quizás está más instalado en la camada más experimentada del plantel. Con títulos mundiales y después de haber estado cerca en Londres de subirse a lo más alto, ¿cómo manejan este tema?

-Es un año atípico y la incertidumbre en cuanto a cómo estarán otros planteles también sigue presente. Tenemos que ir de a poco, partido a partido, enfocadas en nosotras. No podemos estar pensando en un título sin jugar primero contra Nueva Zelanda, que es nuestro primer partido de la zona, y por ende hoy el más importante. Despues vendrá el segundo encuentro del grupo, que también va a tener la misma importancia que el primero y así iremos avanzando. Siento mucha fe e ilusión, pero estamos con los pies sobre la tierra también.

-Muchas de ustedes son muy futboleras. ¿En qué medida las inspiró el Maracanazo que dio Argentina ante Brasil, con Messi como líder?

-Estuvimos pendientes de la selección como todos los argentinos y disfrutamos de ver el título de la Copa América. Se los vio disfrutar adentro de la cancha, sobre todo a Messi, siendo un grupo unido y ésa es la clave con la que nos quedamos.

-¿Cómo sos vos en “versión olímpica”? ¿Cuáles fueron tus rutinas en las Villas y en la relación con los otros atletas y cómo manejás tu ansiedad, en este torneo que es el más importante para el hockey?

-Creo que los Juegos son de los momentos más lindos del deporte, por el ambiente y la energía en la que uno compite y vive esos días. Se arma una gran familia argentina en la que todos estamos pendientes de los resultados de los otros deportes y eso genera una unión que en otros torneos no sucede. Personalmente soñé de chica con participar en uno y estar con la posibilidad de vivir mi tercero no solo me da orgullo, sino que soy una agradecida. Es cierto que a medida que se acerca el debut, los nervios y ansiedades se hacen más presentes, pero hay que normalizarlos. En un punto, en el alto rendimiento estos nervios se vuelven adictivos y después, si no los tenés, se los extraña. Así que los trato de llevar de manera conciente y darles el lugar, si es que están.

-¿Qué te llevaste con vos para despejarte o entretenerte durante la estadía en el torneo y no pensar las 24 horas en hockey?

-Jugamos a las cartas entre nosotras, miramos series y las sobremesas se hacen más largas que de costumbre. El hecho de que haya mucha diferencia con Argentina, doce horas, da más lugar a la conexión con el equipo.

-¿Cuál es el mensaje que les bajás a las más jóvenes y cómo las ves en estas horas previas?

-Hay muchas debutantes en estos Juegos Olímpicos, pero a la vez son jugadoras que vienen con competencia internacional estos últimos años, sumando partidos desde que subieron del junior. Con las más grandes tratamos de darles tranquilidad; son chicas muy piolas que entienden y saben leer los momentos. Lo lindo de este equipo es que necesitamos de todas, cada una en su rol aportando, ya sea desde la experiencia o de la juventud.

-¿Qué significan para vos estos Juegos de Tokio a esta altura de tu carrera y como querés “irte” de ellos?

-Cuando el Chapa (Retegui) dio la lista, sentí la misma felicidad que en mi primera lista del juvenil de Buenos Aires. Fue mucho el esfuerzo en este ciclo. Se trató de un proceso atípico, me entrené mucho en mi casa, corría sola en una cinta en el garaje vía Zoom y le gané muchas batallas mentales a la pandemia. Además, estar sin competencia y solo entrenándome y haciendo concentraciones, por momentos se hizo muy duro para todas. Entre nosotras hablamos que admiramos la cabeza que tuvimos para enfrentar estos meses. Es una satisfacción que haya llegado este momento. El equipo se entrenó y jamás bajó los brazos. Pero repito: esto no garantiza nada, pero sí da una tranquilidad y ojalá esa tranquilidad y paz sea con la que me vaya de Tokio. Sabiendo que nos vamos vacías. Y si acompaña una gran sonrisa sería ideal.