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De decepción a candidato

Doha, 1 dic (EFE).- Atrás quedó, arrinconada simplemente para anécdotas de la historia, la frustrante derrota contra Arabia Saudí en el arranque de Qatar 2022 que apagó provisionalmente la ilusión de los argentinos, que se reavivó paulatinamente con los triunfos frente a México y Polonia.

De la amenaza de la eliminación la Albiceleste pasó, en menos de una semana, a recuperar la condición de candidato. Vuelve a apuntar hacia la copa el grupo de Leo Messi y compañía. Sobre todo por la evolución, el evidente progreso que ha mostrado sobre el terreno de juego en el recorrido del torneo.

El revés frente al combinado saudí estancó una fabulosa racha de invictos. Treinta y séis partidos sin conocer la derrota. Argentina llegó como un tiro a Catar, con la vitola de favorito y el anhelo de aprovechar aún del sustento de su estrella para acabar como campeón por tercera vez en su historia.

La realidad ha puesto a Argentina con los pies en el suelo. Se apagó la euforia y se alcanzó la tranquilidad necesaria para entender la idiosincrasia del evento donde un tropiezo puede no significar nada en un momento concreto y donde el optimismo excesivo puede arruinar cualquier planteamiento.

Fue Lionel Scaloni el que mejor entendió la situación y se posicionó en el medio. El mensaje caló en el vestuario y tras el varapalo frente a Arabia Saudí el equipo reaccionó. Además, el tipo que parecía inmovilista en sus decisiones, con un equipo tipo y un once encorsetado, dio un volantazo en Doha.

De hecho, intervino sin temor y metió mano a las alineaciones. Cinco cambios en el segundo partido y cuatro en el tercero. Intervenciones que provocaron la irrupción de jugadores prometedores pero sin peso convertidos en protagonistas, agitadores de los partidos y determinantes en los triunfos.

Fue el caso de Enzo Fernández primero, en el choque contra México, y de Alexis Mac Allister y Julián Álvarez después, en el duelo contra Polonia, que asumieron un papel más relevante para tirar de la albiceleste y salir del apuro.

"Hay veintiséis que pueden jugar. Hasta hace poco había un equipo de memoria pero ahora tenemos más que nos hacen plantear partido a partido. A veces sale bien. Pensamos en el equipo, no en el individual".

Y entre todo ello, Messi. El astro de la Albiceleste nunca falta a la cita. Anotó el único gol de Argentina en el primer partido y encauzó el camino al necesario triunfo en el segundo. Está en Catar y rompe récords. La historia de su vida. El rosarino acapara todo y sus compañeros lo aprovechan. Convertido ya en el futbolista de su país que más encuentros ha disputado en los mundiales, por delante ya de Diego Armando Maradona, tiene a tiro la condición de máximo goleador. Lleva ocho, los mismos que el 'Pelusa' y está a dos de Gabriel Batistuta, el máximo anotador.

Argentina mira ahora el paisaje mundialista con optimismo. Espera Australia el sábado en octavos de final. Y en cuartos se enfrentaría con el vencedor del encuentro entre Estados Unidos y Países Bajos. Hasta semifinales la albiceleste no se topa con ninguno de los gigantes. Probablemente Brasil. El camino es alentador.

"Todos los equipos son difíciles y se ha demostrado. A nosotros nos ganó Arabia y no lo esperábamos. Te puede ganar un europeo, un africano, un sudamericano. Jugando incluso bien te pueden ganar. Y eso ocurrió con Arabia. Todos los partidos son difíciles y el que piense que Australia será sencillo está equivocado".

Santiago Aparicio

(c) Agencia EFE