Daniel Passarella: la hipótesis de su despedida encubierta, ídolo y demonio, del Monumental

Otros tiempos: Daniel Passarella, técnico de River, abraza a Gonzalo Higuaín, luego de ganarle a Boca, en el Monumental
Otros tiempos: Daniel Passarella, técnico de River, abraza a Gonzalo Higuaín, luego de ganarle a Boca, en el Monumental - Créditos: @LUCIANO THIEBERGER

“El único peso que tengo fue que nos fuimos con River al descenso. Es larga esa historia. Es acostumbrarse a vivir con el peso encima, todavía lo sigo haciendo”.

Daniel Alberto Passarella cumplirá 70 años el próximo 25 de mayo, el mismo día del aniversario de River. Todo un símbolo: el Kaiser y el Monumental. Con algunos dolores físicos y unos cuantos humanos que ni el tiempo ni la distancia logran sobrellevar, los números redondos, cuando se aproximan, provocan sismos internos. Traumáticos, nostálgicos, felices, humanos. El tiempo suele acomodar las cosas en su lugar, se dice. No siempre. El Kaiser fue el presidente de la época más oscura del gigante.

El gigante que jamás iba a caer, se derrumbó. No supo, no pudo, no quiso. Para buena parte de los hinchas millonarios, para buena parte del mundo del fútbol, para la relativa y fugaz influencia de las redes sociales, para un grupo de especialistas, es el principal responsable del declive. Ni un plantel de poca monta, ni Juan José López (y los técnicos anteriores), ni las rencillas con la AFA, ni los serios despistes en períodos en continuado. Violencia interna, tesorería en migajas. El principal responsable: y tal vez, tengan razón.

Passarella reunido con JJ Lopez antes de juntarse con los jugadores
Passarella, con Juan José López, en los tiempos tumultuosos - Créditos: @River Plate

“Suerte se les desea a los mediocres”, solía decir, con esa cuota de soberbia tan personal. Tenía sólidos argumentos para desafiar al mundo, más allá de imprescindibles buenos modales o nobles gestos de educación primaria, que no regalaba. El mejor defensor de la historia del fútbol argentino, el único campeón mundial en dos ocasiones (figura en la Argentina, testimonial en México), un DT que cambió el paradigma “de la nuestra” por un estilo europeo, disciplinado y agresivo, en River y la selección y, lo que mueve las portadas de los medios, el peor presidente de la historia millonaria.

Que después del ocaso, y un regreso rápido a primera, River haya vivido lo más extraordinario de su rica leyenda, está en suspenso por estas horas. Se trata de revelar qué va a pasar cuando Passarella pise el Monumental, este domingo, en la antesala del choque con Argentinos, en el homenaje en carne viva a los campeones del mundo, un ritual que se desarrolla en cada escenario, con sus propios matices, desde que Leo Messi levantó la copa más maravillosa. Habrá 83.196 hinchas que tomarán partido. Bestial.

La dirigencia de River estableció un hilo entre el pasado y el presente. Es el único club argentino con un campeón del mundo vigente: Franco Armani. Y aprovecha la ocasión para rodear al arquero con los otros campeones de 1978 y 1986: Ubaldo Fillol, Daniel Passarella (el único que integró los dos planteles, aunque no jugó en México por una supuesta enfermedad), Oscar Ortiz, Leopoldo Luque (fallecido, estaría representado por su hija), Norberto Alonso, Nery Pumpido, Oscar Ruggeri y Héctor Enrique. A todos se les cursó la invitación. Pumpido está en duda por sus funciones en la Conmebol.

Daniel Passarella besa la copa antes de Sarmiento-Barracas, el sábado pasado
Daniel Passarella besa la copa antes de Sarmiento-Barracas, el sábado pasado - Créditos: @Twitter

En los últimos días, en la inmediatez de las redes sociales, en las que se buscan respuestas rápidas y efectivas, el pulgar para abajo prevalece. Aplausos, ovaciones, emociones y silbidos exclusivos. Tal vez, en la efervescencia del verano, el primer partido en el remodelado Monumental en 2023, el nuevo equipo de Martín Demichelis que invita al debate, el paradigma se transforme, haya aplausos o indiferencia.

La cuestión, entonces, es otra: qué pasa por el cuerpo, por el corazón, por la cabeza del protagonista estelar. Lo será, aún a su pesar. Aunque conociendo al personaje desde lejos, en algún rincón, se le va inflar el pecho, le va a encantar, como cuando jugaba: un crack de la defensa. Garra, personalidad, talento, cabezazo, tiros libres: un auténtico mariscal, de los que casi, casi, no hay más. Al fin de cuentas, se trata de eso: un homenaje a los campeones del mundo de los caciques del Monumental.

Con Javier Zanetti, Daniel Passarella fue homenajeado en el Giuseppe Meazza
Con Javier Zanetti, Daniel Passarella fue homenajeado en el Giuseppe Meazza

Sin embargo, el descenso estará puesto sobre la mesa. Imposible soslayarlo. Decía Daniel, en una charla con TyC Sports de este viernes: “Acepté rápidamente la invitación. Nunca dudé en volver al Monumental. Voy a estar con mi familia y mis amigos, que quieren ir también. Siento ganas de estar junto a los jugadores del ‘78 y el agasajo que nos hace el club, nos parece buenísimo”. Y fue más allá: “Imagino mi vuelta como una cosa común, con todos los jugadores que ganamos la Copa del Mundo. Entiendo si hay alguno que no me reciba bien, aunque yo sé que no soy culpable del descenso”.

El paso del tiempo: la vida misma. Los ojos de Passarella, desafiantes, agresivos en otros tiempos, hoy tienen otro brillo. Los dramas de su propia vida, los dramas del fútbol, quedan en un costado, cuando el Kaiser recibe homenajes en Inter, Fiorentina, Sarmiento. ¿Cómo no habría de recibirlo en el Monumental? Ídolo (fue uno de los más grandes ídolos de la historia, lógico si la encuesta se confeccionaba hasta 2010) y demonio. El hincha de Boca de pequeño, el que solía perder los superclásicos de los ‘90, el arrogante presidente que no supo prever el derrumbe. La mirada del otro: cuando el odio por el dolor más genuino derriba décadas de gloria, de cortos y con corbata.

Como presidente, Passarella al lado de Jota, Jota, Ubaldo Fillol y Matías Almeyda, el hombre que devolvió a River a primera
Como presidente, Passarella al lado de Jota, Jota, Ubaldo Fillol y Matías Almeyda, el hombre que devolvió a River a primera - Créditos: @Archivo

El Pato Fillol, tan crack, tan humano, suele charlar seguido con Passarella. Decía, a horas del juzgamiento público: “Palpito el abrazo con Daniel y espero que esté presente ahí y olvidemos cosas del pasado. Va a ser un momento muy lindo reencontrarme con él. Yo creo que vamos a dar un ejemplo en el Monumental”.

Los ojos de Kaiser desean lo mismo. Un gran abrazo, pero con todos. También, con los que le guardan un legítimo rencor. Sobre todo, con ellos. Porque, en una de esas, sea una despedida encubierta y el último gesto es el que cuenta.