Crusaders, campeón del Super Rugby Pacific: el último baile de Scott Robertson, antes de asumir al frente de los All Blacks

El alocado y tradicional baile celebratorio de Scott Robertson, entrenador de Crusaders y futuro head coach de los All Blacks
El alocado y tradicional baile celebratorio de Scott Robertson, entrenador de Crusaders y futuro head coach de los All Blacks

Por la mañana, agarra una tabla, va en dirección a la playa y se mete en el mar. “Es importante para mí comenzar la mañana haciendo algo que amo, apreciando la naturaleza. Aquí es donde pienso y obtengo el equilibrio de mi vida, de verdad. Simplemente me hace feliz”, dijo durante la semana en 1 News. Carismático, expresivo y muy cercano al jugador, Scott Robertson es un personaje fantástico y es el hombre más importante en la historia del Super Rugby: ganó cuatro títulos como jugador y siete como entrenador de los 14 que suma Crusaders. Para contextualizar, Blues es la segunda franquicia más ganadora, con cuatro.

Robertson asumió como head coach en el 2017, cuando el equipo acumulaba años de frustraciones y nueve temporadas sin campeonatos. Su impacto fue inmediato y en siete años ganó siete, la mitad de la historia de la franquicia. Su flexibilidad y su perfil relajado no le impiden ser un entrenador metódico y detallista, capaz de adaptarse a destinos sistemas y escenarios. Aún con algunas inconsistencias a lo largo del 2023, con cuatro derrotas en las 14 fechas de la temporada regular, Crusaders sacó a relucir su mejor versión en los mano a mano: goleadas 49-8 a Fijian Drua y 52-15 a Blues en el gran clásico neozelandés y una victoria como visitante 25-20 sobre Chiefs, el mejor del año. A pesar de sufrir lesiones importantes como Sevu Reece, George Bower, Joe Moody y David Havili, se las ingeniaron para superar a un rival que defendió con fiereza, pero cedió sobre el final y cayó con el try de Codie Taylor. La final, disputada en Hamilton, se jugó con una intensidad asombrosa y es un mensaje de que los All Blacks son serios aspirantes al título en Francia 2023. En dos semanas, arrancarán el año ante los Pumas, en Mendoza.

En la dinastía de Crusaders hay participación argentina. En el 2019, Jaguares fue el desafiante en el encuentro cumbre, en Christchurch. Con Jerónimo De la Fuente como capitán, el equipo entrenado por Gonzalo Quesada estuvo tan cerca como tan lejos: generó quiebres, tuvo sus oportunidades, pero cayó con un inapelable 19-3. A pesar de la derrota, el Man of the Match de esa final fue Pablo Matera, que en el 2022 fue contratado para jugar en el equipo más ganador del hemisferio sur. Su paso por Nueva Zelanda fue un éxito, logró el título del Super Rugby Pacific y tuvo la oferta de continuar, pero decidió emigrar a Japón para llegar más descansado al Mundial de Francia. “Recuerdo la última Copa del Mundo, jugamos la final contra Crusaders, después fuimos directo al Rugby Championship y recuerdo sentirme exhausto en el Mundial. Y esta no es la forma que debería ser. Fue una decisión difícil porque pasé el mejor momento en Crusaders y no quería dejar mi lugar ahí, realmente lo disfruté y lo amé. Pero creo que Japón fue la decisión más inteligente en un año de Mundial”, explicó el tercera línea en su momento en el podcast What a Lad.

Festejo de los jugadores de Crusaders en el vestuario, luego de consagrarse campeones del Super Rugby
Festejo de los jugadores de Crusaders en el vestuario, luego de consagrarse campeones del Super Rugby - Créditos: @@crusadersrugbyteam

Si Scott Robertson es el cerebro afuera de la cancha, Richie Mo’unga lo es adentro. El apertura heredó la 10 de Dan Carter en el 2016 y ha sido la piedra angular de esta dinastía. Un talento excepcional y una cabeza que marca el termómetro del equipo. Con su nivel de comprensión del juego, su intuición y aceleración es el jugador más trascendente de la era ganadora de Crusaders. “Richie estuvo increíble. Es un jugador de finales, un verdadero jugador de finales de clase mundial. Es un ganador que siempre permanece en la lucha”, sostuvo Robertson. A los 29 años emigrará al rugby de Japón después de la Copa del Mundo y, salvó un cambio de regla, no podrá jugar más en los All Blacks a partir del 2024. Otro que se despidió con un título es Sam Whitelock, un guerrero que simboliza la lucha del equipo. “Creemos que es inmortal y es una figura divina para nosotros”, describió el entrenador. El segunda línea, que este año podría romper el récord de caps en los All Blacks (con 143 está a cinco de Richie McCaw), continuará su carrera en el Pau francés.

Leicester Fainga’anuku y Jack Goodhue son otros de los que le pusieron punto final a su etapa en Crusaders, el amo de un Super Rugby que perdió atractivo, sigue mutando y busca volver a ser el mejor torneo del planeta. Este ciclo ganador arrancó cuando aún competían los equipos sudafricanos, Jaguares (Argentina) y Sunwolves (Japón). Hoy hay cinco de cinco neozelandeses, cinco australianos, uno de Fiji y otro con base de jugadores de Tonga y Samoa, claves para el desarrollo de las islas del pacífico. Se rumorea la posibilidad de volver a sumar a uno de Japón y uno de Estados Unidos para generar mayores ingresos. En esa búsqueda del mejor formato, el Super Rugby se queda sin su hombre más importante, que tomará las riendas de los All Blacks después del Mundial. Scott Robertson intentará dejar su huella en el seleccionado más poderoso del rugby y seguir bailando. Hoy tuvo su último baile con Crusaders.