Copa Sudamericana: San Lorenzo festeja con un goleador en racha y un equipo que deja la piel

Adam Bareiro, goleador en racha: el delantero anotó seis goles en los tres últimos partidos de la Copa Sudamericana
Adam Bareiro, goleador en racha: el delantero anotó seis goles en los tres últimos partidos de la Copa Sudamericana - Créditos: @LA NACION/Mauro Alfieri

El mejor clasificado de la Copa Sudamericana, el equipo que no recibió goles en seis partidos, un club con una rica historia en los torneos de la Conmebol. Esa era la carta de presentación de San Pablo para visitar a San Lorenzo. Los atributos de los brasileños no le quitaron el sueño al Ciclón, que tomó aire en la última fecha con una goleada y encendió la ilusión. El sueño se robusteció con la victoria 1-0 sobre los paulistas, en el Nuevo Gasómetro, pero también con el despliegue incansable de un grupo que deja la piel en cada jugada.

No le escapó San Lorenzo a la responsabilidad de conducir el partido. El ímpetu fue la virtud, y las bandas el espacio a explotar. Un argumento que lo llevó a ensayar una meritoria campaña en la Liga Profesional, en la que resultó tercero del campeón River, y que también le posibilitó clasificarse a las series de mata-mata de la Copa Sudamericana. La ilusión envuelve a los hinchas, aunque para los octavos de final el plantel no logró sumar refuerzos: Carlos Auzqui (Feréncvaros, de Hungría) y Federico Girotti (Talleres) no lograron ser inscriptos a tiempo y el entrenador Rubén Insua tuvo que diseñar una alineación con menos elementos con los que desanduvo las dos competencias del semestre: ya partieron Federico Gattoni (Sevilla) y Andrés Vombergar (Al Ittihad Kalba) y está próximo a cerrarse el préstamo de Agustín Martegani a Salernitana, en 400 mil euros y una opción de compra de 4.400.000.

El triunfo de San Lorenzo

Sin caras que renuevan el grupo, la fórmula de ataque resultó la de siempre: las combinaciones de Nahuel Barrios y Malcom Braida, por la izquierda, y las trepadas de Agustín Giay en sociedad con Iván Leguizamón –por la banda derecha-, siempre buscando al faro de área que es Adam Bareiro. Las apariciones fueron intermitentes, entre las equivocaciones que cometía en el apuro por pisar el área rival en la menor cantidad de pases, y la inteligencia de San Pablo, que hizo todo lento y le quitó ritmo al desarrollo a partir de la tenencia de la pelota. El vértigo del Ciclón contra la parsimonia de los brasileños.

Nahuel Barrios, sacrificio y conducción para San Lorenzo: el Ciclón ganó y sueña
Nahuel Barrios, sacrificio y conducción para San Lorenzo: el Ciclón ganó y sueña - Créditos: @LA NACION/Mauro Alfieri

Un centro de Braida que rechazó el arquero Rafael con los puños –todos los envíos aéreos los desbarató con la misma técnica- y un rebote que Barrios definió con una pifia, lo mejor que logró elaborar San Lorenzo en el primer tiempo. Poco para quebrar a un rival que no se salió del libreto, no se desordenó y que optó por defenderse con el balón en lugar de retrasarse en el terreno y brindarle al Ciclón el control del campo y la pelota. San Pablo tampoco se desesperó por ser una estructura que hizo demasiado por apurar a Augusto Batalla: un tiro libre que ejecutó Wellington Ratto fue la única oportunidad que enseñaron los paulistas, que en los últimos días presentaron al colombiano James Rodríguez y se ilusionan con sumar al delantero Lucas Moura. Octavos en el Brasileirao, a 17 unidades del puntero Botafogo, recuperar terreno y prestigio en un certamen competitivo y con presencia de futbolistas de elite es una urgencia para un club que hizo historia en el fútbol sudamericano.

El juego de cámara lenta del primer capítulo fue archivado en los primeros compases del segundo tiempo, donde en apenas dos minutos los dos equipos avisaron que estaban dispuestos a dejar la especulación. Avanzó primero San Pablo, con un remato poco ortodoxo de Luciano; respondió el Ciclón con un lanzamiento al área que no logró conectar Braida, que llegó apareado por el capitán Rafinha e incómodo para definir.

Augusto Batalla rechaza el tiro libre de Wellington Ratto; el arquero y capitán, pilar de la campaña de San Lorenzo
Augusto Batalla rechaza el tiro libre de Wellington Ratto; el arquero y capitán, pilar de la campaña de San Lorenzo - Créditos: @LA NACION/Mauro Alfieri

Batallador en solitario en muchas oportunidades, el sacrificio y la entrega de Adam Bareiro es reconocido por los hinchas. Un goleador de rachas, en particular en la Copa Sudamericana. Llegó a la cita con cinco goles en los últimos tres partidos: dos ante Estudiantes de Mérida, en el cierre del Grupo H, que significó la clasificación, y tres a Independiente de Medellín, en la serie de 16avos de final. Pulsear la tenencia de la pelota en lugar de hacerla rebotar en el rival y tener como ganancia un lateral, el inicio de la acción que terminó en la apertura del marcador. Y ahí estuvo Bareiro, que descargó en Gonzalo Maroni y se lanzó al área; entró en escena Barrios por la izquierda, que se perfiló para atacar el área y al ver la zona cubierta cambió el rumbo y habilitó a Giay; el lateral ajustó la mira, ubicó a Maroni, que de cabeza bajó la pelota para que Bareiro definiera. Ahora, con seis festejos comparte la cima de la tabla de goleadores con Nicolás Fernández (Defensa y Justicia)

Dos atajadas de Batalla para sostener la diferencia, la entrega y el orden del resto y el aura de Bareiro para convertirse en artillero y archivar algunos viejos resquemores del pasado con los hinchas. Ese fue el libreto con el que San Lorenzo cumplió con el desafío y ahora viajará al Morumbí para defender la ventaja y sellar la serie.