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Al convertir a inmigrantes en víctimas de delitos, DeSantis les garantiza su permanencia | Opinión

La diversidad de la gente en California es tan variada como el tiempo.

Los inmigrantes sudamericanos que el gobernador Ron DeSantis trasladó a la ciudad santuario de Sacramento, en otra maniobra inhumana más, estarán bien a largo plazo.

La posición del gobernador de la Florida, en cambio, es otra historia.

DeSantis, quien no ha aprendido nada sobre decencia humana después de su experiencia con Martha’s Vineyard, ha vuelto a jugar con las vidas de los inmigrantes.

Dos veces en cuatro días, la Florida —cuya Legislatura consintió el odio del gobernador y financió con $12 millones adicionales de los contribuyentes los vuelos de inmigrantes, secretos y legalmente cuestionables—reclutó nuevos grupos de inmigrantes en Texas para enviarlos a California.

Una vez más, los vuelos se hicieron sin previo aviso para crear el caos cuando no hubiera nadie en el punto de destino para recibir a los solicitantes de asilo procesados legalmente en la frontera entre Estados Unidos y México.

“Hombre pequeño y patético”, llamó el gobernador de California, Gavin Newsom, a DeSantis, apuntando con precisión de cirujano a la esencia de nuestro gobernador.

Pero DeSantis tiene que preocuparse de algo más que las palabras de un enemigo político.

Si prevalece la recomendación de un jefe de policía de Texas, de que se presenten cargos penales en el caso de los vuelos de migrantes de San Antonio a Massachusetts organizados por DeSantis, tal vez él también podría ascender a la categoría de traficante de personas.

Newsom también prometió presentar cargos por secuestro.

LEA MÁS: Jefe de policía de Texas recomienda presentar cargos penales por los vuelos de migrantes de DeSantis a Martha’s Vineyard

Vuelos contraproducentes

El historial de DeSantis de oprimir a los menos poderosos de la sociedad es impresionante.

Pero, en materia de inmigración, un asunto de jurisdicción federal, no estatal, los excesos de DeSantis pudieran costarle más de lo previsto, empezando por hacer el ridículo.

Sus vuelos podrían convertirse en el boleto a través del cual los inmigrantes a los que explotó para ganar puntos políticos se queden en este país para siempre.

Si son víctimas de un delito, los inmigrantes legales e indocumentados están protegidos por la ley estadounidense contra la deportación.

“Muchos inmigrantes tienen miedo de admitir que fueron víctimas de un delito, en parte, porque creen que serán expulsados (deportados) de Estados Unidos si lo denuncian”, explica la página web del Departamento de Seguridad Nacional. “La legislación estadounidense ofrece varias protecciones a los inmigrantes legales e indocumentados que han sido víctimas de un delito. Hay protecciones específicas para las víctimas de violencia doméstica, las víctimas de ciertos delitos y las víctimas de trata de personas”.

Para llevar a cabo su investigación en Texas, el jefe de policía del Condado Bexar, Javier Salazar, necesitaba el testimonio de los 48 inmigrantes que DeSantis trasladó en avión desde San Antonio hasta Martha’s Vineyard. Para obtener su cooperación como testigos, se les concedió protección en virtud de la disposición sobre víctimas de trata de personas de las leyes de Seguridad Nacional.

Y hablaron.

Un documento obtenido por el Miami Herald alega que la operación de DeSantis atraía a los inmigrantes a los vuelos con falsas promesas de empleo, vivienda y otras oportunidades. El alguacil recomienda ahora que el fiscal de distrito presente cargos penales.

Si el caso avanza, la Florida, una vez más, tendrá que gastar miles de dólares de los contribuyentes para defender las infracciones de los derechos de las personas por parte de DeSantis.

Y los inmigrantes ahora no solo tienen casos legales de asilo con los que proceder, sino también la paz y la protección que la ley les confiere de ser testigos de un crimen potencial. Lo más probable es que consigan quedarse.

Newsom también prometió procesar bajo las leyes de tráfico de personas a los responsables de los vuelos a la capital de California, de la que DeSantis se ha burlado por ser un santuario de inmigrantes.

Una vez más, los inmigrantes a los que DeSantis quería perjudicar salen ganando a costa de él.

Resulta que el gobernador de la Florida quizá sea bueno a la hora de avivar el odio de los seguidores de Trump hacia los inmigrantes que necesita esta nación, escasa de mano de obra, pero también es patéticamente incompetente.

No mira hacia el futuro cuando actúa según sus necesidades e impulsos de campaña. Y los contribuyentes de la Florida pagan su factura por todo ello.

El extremismo de DeSantis también tiene nerviosas y disgustadas a las industrias de la agricultura, el turismo y la construcción de la Florida. Necesitan la mano de obra inmigrante. Necesitan el turismo de negros e hispanos que las leyes discriminatorias de DeSantis han alejado del estado. En cambio, las organizaciones están emitiendo advertencias de viaje.

LEA MÁS: Con la excepción de Disney, funcionarios de turismo dejaron que DeSantis se desbocara. ¿Por qué se preocupan ahora? | Opinión

Legado de crueldad

Qué legado va a dejar a sus tres lindos hijos pequeños, a los que DeSantis compró chocolate y helado de fresa en Joni’s Roast & Ride en Iowa, delante de las cámaras de C-SPAN.

Crecerán y le juzgarán por lo que está haciendo gratuitamente a otros seres humanos que huyen de una desgracia que los estadounidenses, con suerte, nunca conocerán. Sus hijos mirarán en retrospectiva y verán cómo DeSantis también los usó como accesorios contra los migrantes cuando grabó un video de campaña en el que aparecían jugando con bloques como si estuvieran ayudando al ex presidente Donald Trump a construir su muro.

Ni una pizca de inteligencia fue necesaria para que DeSantis enviara a dos pequeños grupos de importancia infinitesimal a un estado que, hasta 1848, era parte de México, y al que muchos “blancos” trazan sus raíces; un estado con un PIB de más de $3 billones, donde casi el 40% de la población es hispana y el otro 16% asiática.

Cualquier migrante se sentiría ahí como en casa.

Es verdad, DeSantis es pequeño y patético. Pero, ¿nos sorprende?

Santiago
Santiago