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Conmebol y UEFA vs. resto del mundo: la FIFA y la grieta por el Mundial cada dos años

Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, y Aleksander Ceferin, titular de la UEFA
@agdws

Conmebol rechazó el proyecto de mundiales de fútbol cada dos años, auspiciado por FIFA y su presidente, Gianni Infantino. Lo hizo en un comunicado en el que recuerda que hace un tiempo estuvo en favor de la iniciativa pero que luego de encargar análisis técnicos concluyó que era inviable. Así, la asociación subcontinental que encabeza el paraguayo Alejandro Domínguez se sumó a las ligas europeas, que habían mostrado su negativa.

El tablero de votos indica que Asia y África, los dos continentes que tienen más asociaciones nacionales de bajos recursos, apoyan la iniciativa. En cambio, Sudamérica y Europa, las dos principales regiones, la rechazan. Por ende, definirán la votación los países de Oceanía y los de Concacaf (América del Norte, Central y el Caribe). Todo indica que la decisión será una suerte de plebiscito para Infantino, cuyo mandato vencerá en 2023.

En el horizonte se avizora una pelea Conmebol + UEFA vs. resto del mundo. Según fuentes al tanto de las negociaciones Concacaf tendría mayoría de votos para la posición afirmativa. Para Infantino sería una victoria pírrica, ya que se expondría a un boicot por parte de europeos y sudamericanos, que aglutinan a los talentos y los inversores más importantes del mundo de la pelota.

Las ligas europeas, contra el cambio en el calendario

Una Copa del Mundo cada dos años podría desnaturalizar la más importante competición de fútbol en el planeta, rebajando su calidad y minando su carácter exclusivo y sus actuales estándares de exigencia”, dice Conmebol en su comunicado. Y agrega: “Es un evento que concentra la atención y las expectativas de miles de millones de personas porque representa el punto culminante de un proceso de eliminación que dura todo el período de cuatro años y que tiene su dinámica y atractivo propios”. Una fuente de la confederación sudamericana fue más allá, fuera de micrófono: “Un mundial cada dos años es para perjudicar a la Eurocopa y la Copa América. No va a ocurrir”, avizoró el informante.

Aleksandr Çeferin, presidente de UEFA, fue igual de tajante. “No creo que ocurra, ya que un mundial cada dos años estaría demasiado en contra de los principios básicos del fútbol”, dijo el esloveno en una entrevista con el diario británico The Times. Y añadió: “Podemos decidir no jugarlo. Hasta donde sé, Sudamérica piensa como nosotros, así que... buena suerte con un mundial en esas condiciones”, desafió.

Çeferin aprovechó la oportunidad para criticar a Infantino, el principal promotor de la idea del mundial bianual: “Espero que FIFA recapacite. No creo que esté bien acudir a todo el mundo menos a las confederaciones [para hablar del tema]. No vinieron, no nos llamaron, no nos mandaron ni una carta... Me enteré por los medios”, protestó Çeferin, aliado de Domínguez en la cruzada.

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, con la máxima autoridad de la Conmebol, Alejandro Domínguez
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, con la máxima autoridad de la Conmebol, Alejandro Domínguez


Otra época, cuando todo era sonrisas entre Gianni Infantino, presidente de FIFA, y Alejandro Domínguez, su par de Conmebol; las dos regiones de mayor peso en el fútbol ven un complot contra la Copa América y la Eurocopa.

Mientras tanto, y tras un supuesto pedido de 166 asociaciones miembros, con Arabia Saudita como líder, FIFA encomendó a Arséne Wenger, ex entrenador de Arsenal, de Inglaterra y actual director de Desarrollo de Fútbol Mundial de FIFA), un estudio de factibilidad para modificar el calendario internacional que permita un mundial cada dos vueltas al sol. Con el ex DT a la cabeza, FIFA hizo una suerte de retiro espiritual que incluyó a decenas de ex futbolistas.

Entre ellos estuvieron los argentinos Javier Mascherano, Pablo Zabaleta y Javier Zanetti. Forman parte del nuevo grupo de asesoría técnica sobre el futuro del fútbol masculino. La delegación deliberó durante dos días con todo pago en Doha, la capital de Qatar, país sede del mundial del próximo año y sobre el que aún hoy, once años después, persisten las acusaciones de compra de votos en el comité ejecutivo de FIFA.