Clases: Así se vivió la vuelta de la jornada extendida en los colegios privados de la Provincia de Buenos Aires

Clases presenciales en colegio St Nicholas School de Olivos
silvana colombo

Tras el receso invernal, la gran novedad de la vuelta a clases en la Provincia de Buenos Aires es el regreso a la jornada completa, lo que fue recibido con mucho entusiasmo en especial por parte de los establecimientos de gestión privada. Estos suelen tener una carga horaria de ocho horas, que no se había podido cumplir desde marzo del año pasado. La medida, que fue celebrada por padres, docentes, directivos y alumnos, significó mucho trabajo previo de reacondicionamiento de espacios y organización para poder recibir a todos los alumnos y cumplir con los protocolos que establece el Plan Jurisdiccional de la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia.

“Es una felicidad muy grande porque los chicos lo necesitaban, no solamente por poder estar todos juntos sino para estar en el colegio; ellos estaban acostumbrados a estar ocho horas en la escuela y con la pandemia su rutina había cambiado mucho. Además, nosotros tenemos un plan bilingüe propio que se desarrolla en doble jornada, no hay nada extraprogramático, por lo que es muy importante esta vuelta al horario completo. Se vive con mucha conciencia, y estamos contentos porque la presencialidad completa es algo que costó lograr y la tenemos que cuidar entre todos”, explica Carolina Bengochea, directora del nivel secundario del colegio St. Nicholas de Olivos.

“La docencia tiene una carga de presencialidad fundamental, es una actividad en la que se necesita el contacto con el otro. Además, es muy cansador para ellos tener que estar frente a la computadora”, señala Liliana Di Tella, profesora de Lengua y Literatura de ese establecimiento.

Regreso a clases: por qué hay 200 escuelas en la Provincia de Buenos Aires que aún no pueden retomar la presencialidad

Al colegio asisten entre 25 y 30 alumnos por curso. En total son 12 divisiones, dos por cada año, de primero a sexto. Hoy regresaron a su rutina habitual de clases desde las 8 hasta las 16.30. “Recién comenzamos y nos estamos adaptando de a poco, es el regreso a la normalidad a la que tanto estábamos acostumbrados. Estamos contentos, por la emoción de ver cómo es esta nueva etapa después de tanto tiempo. Se ve mucho el trabajo que se hizo para volver a esta realidad que no creíamos posible hasta hace algunas semanas”, dijo Renata, una alumna del sexto año del St. Nicholas.

Desde principios de año, cada curso estaba dividido en dos y asistían unos por la mañana y otros por la tarde, a contraturno, tenían clases virtuales. “Todos los alumnos pueden asistir a la jornada completa, cada curso va a poder estar en un aula, salvo tres que por el espacio y la cantidad de chicos tuvimos que separarlos en dos aulas contiguas. En este caso, contratamos más tutores para poder atender a esta situación y hubo una reorganización pedagógica en la que, por ejemplo, hoy los alumnos ya tienen la tarea en la que tienen que trabajar y el profesor alterna entre los dos cursos. Además hay un tutor que acompaña la dinámica”, aclara.

El colegio Michael Ham vuelve a la presencialidad usando espacios que antes no se usaban para mayor distanciamiento
Tomás Cuesta


En el colegio Michael Ham de Vicente López se aprovecharon escpacios como la biblioteca para poder dar clases respetando los protocolos (Tomás Cuesta/)

Por otra parte, en el colegio, muchos profesores realizan muchas de sus clases al aire libre, en el jardín del colegio. Puertas adentro, las aulas son amplias y los pupitres están ubicados como establece el protocolo a 1,5 metros de distancia. Pero para poder cumplir con los requerimientos y asegurar la vuelta de todo el alumnado, el colegio tuvo que realizar cambios y reacondicionar espacios destinados a otros fines.

“Tuvimos que reemplazar los pupitres que eran de a dos porque no se pueden usar; compramos individuales, o los que usábamos para proyectos, que son más grandes, que eran para tres o cuatro chicos, los usamos solamente para dos así pueden mantener la distancia”, cuenta Bengochea.

El aula de música, que tiene todo un acondicionamiento para la acústica, se está usando para uno de los sextos años. También la sala de usos múltiples (SUM) se adaptó como aula y lo mismo sucedió con el enorme salón de actos que el colegio tiene en la planta alta, en el que se instalaron tres aulas. Durante los recreos, cada curso tiene un espacio asignado, y se establecieron dos turnos para evitar que los estudiantes de diferentes burbujas tomen contacto. En cuanto a los baños, se dispuso que pueden ir de a dos chicos e inmediatamente el personal de limpieza realiza la higiene posterior.

La sala de profesores se amplió en varios espacios para mantener la distancia requerida. Además, cada docente trae sus propios utensilios como vasos, tazas, cucharas. “Otro punto en el que hicimos foco fue en la señalización, como reubicamos las aulas todo está correctamente indicado, además, hacemos énfasis en las medidas de cuidado, barbijo, alcohol en gel y sobre todo la distancia que es algo que estamos marcando continuamente. Estamos educando a los alumnos y también a los padres para poder convivir de la mejor manera en la pandemia. También se les recuerda a los padres que deben mantener distancia en la puerta”, explica la directora del St. Nicholas.

Demoliciones y reformas

El colegio Michael Ham de Vicente López también realizó distintas reformas para que las 960 alumnas tanto de primaria y secundaria que asisten al establecimiento puedan cumplir el horario completo. “Se demolieron paredes para generar aulas más amplias. Por ejemplo, en uno de los niveles teníamos seis aulas que se transformaron en tres”, asegura Lucía Monsegur, directora de Relaciones Institucionales y Finanzas del colegio.

“También el sector donde funcionaba el convento de las hermanas que fundaron el colegio se está usando para dar clases. Lo mismo ocurrió con la sala de arte y ciencias y con el espacio de teatro, baile, música y canto”, aclara Monsegur. En cuanto a la rutina diaria, el colegio diagramó que cada curso realice el recreo en un horario y espacio determinado para evitar que se entrecrucen alumnos de distintas burbujas. Los baños pueden utilizarse, únicamente de a una persona, el resto tiene que formar fila a distancia afuera.

Puertas y ventanas bien abiertas garantizan la ventilación cruzada de las aulas que cuentan con calefacción en estos días de bajas temperaturas.

Clases presenciales en colegio St Nicholas School de Olivos
silvana colombo


En el St Nicholas School de Olivos se aprovecharon nuevos espacios para dar clases (silvana colombo/)

En el colegio, la dinámica previa a esta vuelta era de cursos y grados divididos, unos asistían al colegio a la mañana, otros a la tarde, y en contraturno tenían clases virtuales. “Los chicos están contentos y cansados, se están acostumbrando a la nueva dinámica, es una etapa de muchos cambios. Estaban separados en burbujas y ahora volvieron a estar juntos, de hecho, vinieron temprano para poder elegir los lugares donde sentarse. A la mañana temprano hubo muchos reencuentros, fue un momento muy lindo para todos”, señala Fernanda Puga, directora de secundaria del Michael Ham.

“Lo digital también sigue, están todos con sus computadoras en el classroom y tenemos una computadora dispuesta en el aula para las alumnas que están siguiendo la clase por streaming porque hay muchas que están varadas en el exterior y otras que por temas de salud no pueden venir”, asegura.

Otro de los colegios que realizó los ajustes necesarios para brindarle a sus alumnos la posibilidad de una presencialidad plena es el St George’s College, que tiene sedes en Quilmes y en Los Polvorines. La institución venía con el sistema bimodal, presencial por la mañana y virtual por la tarde, pero al tratarse de un proyecto pedagógico bilingüe, la presencialidad completa en los tres niveles del colegio, de jardín, primaria y secundaria era algo muy esperado por toda la comunidad.

“Para mantener los protocolos y burbujas, algunos lugares funcionan ahora como aulas como es el caso de la biblioteca, el laboratorio, u otros espacios de recreación”, dice Mabel Orlando, directora de educación inicial y coordinadora del programa de escuela primaria de la sede de Quilmes. Los recreos son por burbujas, que tienen espacios asignados en el parque y cada grupo sale con sus maestros y se evita la interacción con otros alumnos.

Viandas y aire libre

En el colegio St. Nicholas, al mediodía se prioriza el pícnic, aunque muchos alumnos se retiran a comer a sus casas y vuelven a la hora (se calcula que un 35%), otros traen la vianda y almuerzan en el jardín del colegio donde se dispusieron mesas. “Priorizamos mucho el aire libre. Los chicos traen su comida. De todas maneras, hay un horario establecido alrededor de las 11.30 para que los padres que deseen puedan traer el pícnic para los chicos. Como nadie puede entrar al colegio pusimos una mesa en la puerta, donde dejan la vianda y una persona del colegio se encarga de llevarlas a otro lugar donde se organiza la comida por curso. Cuando vengan días feos, pensamos en utilizar los halls internos y uno de los salones de usos múltiples”, señala Bengochea.

Un enorme comedor permanece completamente vacío en el Michael Ham, mientras que las autoridades dispusieron que los alumnos pueden llevarse su vianda u optar por el “pack lunch” que prepara el concesionario del comedor del colegio y que entrega a los alumnos en la puerta del aula. “La idea es que coman en las aulas, se dividan los cursos en dos y tengan media hora para almorzar y media hora para salir al aire libre”, explica Monsegur.

Clases presenciales en colegio St Nicholas School de Olivos
silvana colombo


En el St Nicholas School de Olivos, los chicos pueden llevar una vianda para almorzar (silvana colombo/)

En tanto en el St George´s College, Quilmes se organizó el comedor por turnos. “Cuando el colegio decide volver a la presencialidad plena tiene que tener en cuenta que se tienen que cumplir todos los protocolos sanitarios para garantizar la seguridad de toda la seguridad escolar. En el caso del comedor, funciona como comedor, pero guardando la distancia entre los alumnos y por eso se determinaron distintos turnos para que los alumnos puedan ingresar y recibir una comida caliente sentados en el ambiente apropiado”, sostiene Orlando.

“Como toda nueva situación, se irán haciendo los ajustes necesarios, pero nada empaña la felicidad de toda la comunidad de saber que a partir de hoy lo ordinario, se vuelve extraordinario: volvemos a la jornada completa”, reflexiona.

“Es súper esperanzador. Esta jornada extendida es algo que toda la comunidad educativa estaba esperando, desde padres, docentes, directivos y alumnos. Es una oportunidad y no la queremos desaprovechar y por eso estamos concientizando mucho a las familias para que se cuiden acá en el colegio y en sus casas. Para los alumnos es volver a recuperar cierta normalidad que hace bien a la educación emocional. Algunos incluso decían que querían quedarse con su burbuja de 15, estaban cómodos y un nuevo cambio les genera miedos, inseguridades, es algo que pasa en secundaria y son caminos que hay que volver a desandar”, finaliza Monsegur.