“El Circo de los Pueblos”: fútbol y poder en 330 páginas atrapantes

"¿Maradona? A él quisieron usarlo los militares argentinos, la Camorra napolitana y casi todos los presidentes democráticos desde 1983 en adelante", analiza José Ignacio Lladós
"¿Maradona? A él quisieron usarlo los militares argentinos, la Camorra napolitana y casi todos los presidentes democráticos desde 1983 en adelante", analiza José Ignacio Lladós

Una crónica atrapante que entrelaza el fútbol y el poder. Hitler, Mussolini, Videla y Fidel Castro. Maradona, Messi, Neymar y Weah. José Ignacio Lladós es el autor del libro “El Circo de los Pueblos. Cómo dictadores, narcos, políticos y empresarios consiguieron poder a través del fútbol” (Aguilar). Con rigurosidad y entrevistas exclusivas, el autor diagramó una pieza de 330 páginas con una extensa bibliografía e información que gira al alrededor del entretenimiento más grande del planeta. Y del negocio global que mueve millones y millones de dólares.

Desde la primera mitad del siglo XX el poder busca utilizar el fútbol a su favor: Mussolini, Hitler, la dictadura argentina con el Mundial 78, jeques árabes, Pablo Escobar, la Camorra napolitana, Silvio Berlusconi, Mauricio Macri o George Weah, el primer jugador en convertirse en presidente. Pero también hay víctimas como Diego Maradona, tal vez la persona que más amó y sufrió el fútbol.

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Lladós es periodista y trabajó casi veinte años en el diario LA NACION, en donde comenzó como redactor de Deportes y llegó a ocupar el cargo de editor en la sección Política. Desde 2009 es gerente de Relaciones Institucionales de un canal de televisión, donde dirige la estrategia comunicacional, las relaciones públicas y los vínculos con instituciones oficiales y privadas.

“El Circo de los Pueblos. Cómo dictadores, narcos, políticos y empresarios consiguieron poder a través del fútbol”, la obra de Lladós, de editorial Aguilar
“El Circo de los Pueblos. Cómo dictadores, narcos, políticos y empresarios consiguieron poder a través del fútbol”, la obra de Lladós, de editorial Aguilar


“El Circo de los Pueblos. Cómo dictadores, narcos, políticos y empresarios consiguieron poder a través del fútbol”, la obra de Lladós, de editorial Aguilar

-¿Esa relación entre el poder y el fútbol es igual en todos los continentes?

-El fútbol genera atracción en cada rincón del planeta y provoca reacciones similares en todas partes. Todo el mundo se mete en este deporte. Si viajamos en el tiempo, Mussolini organizó el Mundial de 1934 para mostrar que Italia era una potencia. Y Hitler, que odiaba el fútbol, vio el éxito de Mussolini y reclamó la organización del Mundial de 1942, que finalmente no se disputó por la Segunda Guerra Mundial. En su momento, Stalin obligó a los jugadores soviéticos a estudiar su biografía y la ideología del marxismo-leninismo. Y no lo hizo porque le gustara el fútbol, sino porque se dio cuenta de que los jugadores, en aquella época, ya se habían convertido en actores sociales. Todo sucede alrededor de una actividad que entretiene y distrae a buena parte de la población mundial. Cada Copa del Mundo es vista por más y más personas. No hay una curva de decrecimiento. Es más, ahora está la idea de que haya mundiales cada dos años. Y últimamente, también tenemos la aparición de personajes multimillonarios que compraron clubes en distintos rincones del mundo.

-Es decir, los ejemplos se multiplican a lo largo y a lo ancho del planeta.

-Claro. En el libro menciono varios. Otro personaje es Silvio Berlusconi, que compró al Milan y pasó de ser un equipo normal a una referencia en todo el mundo. Berlusconi, que ya era una celebridad en Italia antes de esa adquisición, ganó las elecciones que lo convirtieron en primer ministro. Más acá en el tiempo, en 2018, el ex delantero George Weah, Balón de Oro en 1995 y único africano considerado alguna vez como el mejor jugador del mundo, fue elegido presidente de Liberia. No se encuentra otro futbolista de esa magnitud que haya llegado a un cargo de ese nivel.

-¿Cómo podemos ubicar a Maradona dentro del fútbol y el poder?

A él quisieron usarlo los militares argentinos, la Camorra napolitana y casi todos los presidentes democráticos desde 1983 en adelante. Diego, en 1979, al volver del Mundial juvenil, fue citado para hacer la ‘colimba’. Y por supuesto que al gobierno militar no le servía tenerlo a Maradona afuera de las canchas de fútbol. ¿Qué hicieron? Tuvo que sacarse una foto vestido de soldado, le dieron una plaqueta y luego el alta. Fue un mensaje de ese gobierno. Diego pudo irse a Barcelona recién en 1982, cuando ya resultó imposible retenerlo. Si hablamos de la Camorra, el jefe de la mafia napolitana, Carmine Giuliano, lo invitaba a fiestas, eventos y lo llevaba a los barrios populosos de Nápoles para mostrarle a la gente que el gran ídolo de la ciudad le respondía a ellos. Y luego, Maradona tiene fotos en la Casa Rosada con todos los presidentes argentinos elegidos democráticamente, salvo con Macri, con quien se llevaba mal. En el exterior, a Fidel Castro le sirvió que Diego viajara a Cuba a curarse de su adicción a las drogas, porque pudo promocionar ante el mundo el sistema de salud cubano. Y en una Cumbre de las Américas (ALCA) que se hizo en Mar del Plata, en 2005, Hugo Chávez lo sentó a su lado. Estados Unidos había propuesto un área de libre comercio y Chávez no la quería. Maradona fue con una remera en contra de George W. Bush. “Los argentinos tenemos dignidad. Echemos a Bush”, gritó Diego. Finalmente, en una época en la que hubo una movida para no ir a jugar partidos de fútbol a la altura de La Paz, Maradona estuvo al lado de Evo Morales. Diego generaba muchas cosas, con una popularidad inmensa en todo el mundo. Es como que se quería dar un mensaje: “Si el ídolo es mi amigo y está conmigo, quiere decir que yo soy un fenómeno, igual que él”. En ese nivel, no hubo nadie como Maradona. Fue tan grande que todos quisieron aprovecharse de él desde que debutó en la primera división hasta el último día.

"El conflicto que Messi vivió con la Hacienda en España tuvo que ver con que él era el ídolo de una región que buscaba independizarse", cuenta Lladós
"El conflicto que Messi vivió con la Hacienda en España tuvo que ver con que él era el ídolo de una región que buscaba independizarse", cuenta Lladós


"El conflicto que Messi vivió con la Hacienda en España tuvo que ver con que él era el ídolo de una región que buscaba independizarse", cuenta Lladós

-¿Y con Lionel Messi por qué la situación fue o es diferente?

-Creo que el conflicto que vivió con la Hacienda en España tuvo que ver con que él era el ídolo de una región que buscaba independizarse. Lo tomaron como una bandera. Pero en este caso Messi tuvo muchos profesionales que lo aconsejaron. Y él mismo resultó permeable a los consejos. Jamás lo escuchamos decir que un presidente de un país se tiene que ir de su cargo, ponerse en contra de Trump o de Bush, por ejemplo.

-¿Por qué Qatar decidió invertir en el fútbol? ¿Cuáles fueron sus intenciones?

-Qatar es un país muy chiquito, con muchos conflictos con sus vecinos. Es una nación que en el concepto mundial, hace 20 años, no existía. Ellos empezaron a proyectarse hacia el 2030. Una de esas herramientas resultó el deporte, que te da relaciones y estatus. Armaron un fondo de inversión apuntado hacia esto mismo. El gobierno qatarí entró en el fútbol cuando sus vecinos árabes lo acusaron de promover movimientos golpistas y proteger al terrorismo. Eran días en los que tenía una imagen muy mala. Frente a la necesidad de anular la imagen negativa que le generaban Arabia Saudita y los aliados de éste, Qatar contraatacó con una especie de blanqueo a través del deporte. Entonces acá aparecen tres puntos importantes: la obtención de la sede del Mundial 2022; la compra del PSG y, finalmente la compra de una gran estrella como Neymar, en 2017, que llegó muy poco después de las acusaciones de protección al terrorismo. Ellos no van a realizar el Mundial del año que viene sólo por diversión. Es una herramienta para llegar adonde quieren.

-Y en ese camino aparece el Paris Saint-Germain…

-Por un lado, los sedujo el glamour de París y la posibilidad de reconstruir un equipo con poca historia y menos títulos. Recordemos que en 2011 tenía solo dos campeonatos locales contra nueve del Marsella y diez del Saint-Etienne. Además, PSG le dio a Qatar la posibilidad de limpiar su imagen y jugar en el tablero de la política internacional. Hasta ahí, sólo eran importantes por ser el equipo de la capital francesa. Pero en 2017, otra vez siete países de la región acusaron a Qatar de proteger a terroristas, talibanes. Le iniciaron un boicot, dijeron que los qataríes promovían la inestabilidad regional. Otra vez lo mismo: ¿El Mundial se va a hacer en un país que protege a terroristas?’, preguntaban. Enseguida, los qataríes pusieron 220 millones de euros y compraron a Neymar, en lo que fue el pase más caro de la historia. Entonces ahí pasaron a ser un país audaz, simpático, al que le gusta el entretenimiento. El brasileño luce una imagen fresca. Es decir, a este país el fútbol le ha servido mucho y es parte de su estrategia.

-Y el toque final es la llegada de Messi a París.

-Ellos perfilaron una línea que siempre han cumplido. Cambiaron el eje con el tema del golpe de estado, apareció el Mundial. Luego Mbappé, Neymar, ahora Messi. De acá hasta dentro de un año todos vamos a hablar del PSG, de Messi y del Mundial. Ellos tuvieron una habilidad fenomenal y la han desarrollado bien. Siempre lo sacaron adelante. El fútbol mueve mucho en este mundo. La mitad del planeta vio el Mundial de Rusia 2018. Y todavía más con el desarrollo de las nuevas tecnologías. Nada indica que ese avance de este deporte vaya a decaer. Diría que al revés: cada vez más gente tiene la posibilidad de acceder a los contenidos en diversas plataformas.