Chivas y el desgarrador llanto de sus futbolistas que no pudieron coronar uno de sus mejores torneos

El panorama cambió de claro a oscuro en instantes para Chivas, lo que parecía un campeonato más en sus vitrinas, se convirtió en uno de sus grandes pesares. Este era el momento preciso para recuperar el terreno que durante varios años ha perdido, para dejar atrás de una vez por todas los fantasmas de aquellos años llenos de fracasos, donde ni siquiera alcanzaban los puestos de Liguilla y cada torneo tenían que iniciar desde cero. La final en contra de Tigres era parte de un nuevo comienzo en la historia de la institución y definirse como uno de los máximos ganadores del futbol mexicano.

La grandeza del Rebaño es una de las pocas que hay dentro del futbol mexicano. Su identidad se había vuelto mezquina, pero en el último torneo volvieron a ser protagonistas y consiguieron números que hacía décadas no lograban. El equipo rojiblanco no había alcanzado las 31 unidades desde el lejano Clausura 2004. Casi 20 años después, eso les alcanzó para la Liguilla de ensueño. En Cuartos de Final y Semifinales eliminaron a sus dos máximos rivales: Atlas y América. Cuatro partidos que sellaron su pase a la final y donde fueron sumamente superiores a ellos. Además del buen desempeño individual y colectivo, la motivación del equipo rompió paradigmas. El campeonato 13 para Guadalajara. La mesa estaba servida para que se coronaran de nueva cuenta.

Pero en el futbol nada es de merecer. En el partido de vuelta de la final, Chivas salió decidido a hacerse del título. En 20 minutos pasó por encima de un Tigres que no terminaba de acomodarse dentro del campo. Roberto Alvarado y Víctor Guzmán fueron los encargados de abrir el marcador en su propia casa, todo el primer tiempo fue para la escuadra tapatía y el campeonato lo sentían más cerca que nunca, era el momento para romper con la sequía y para que varios de sus futbolistas se pudieran consagrar. Pero la vuelta al marcador era algo que no estaba presupuestado en los planes de ninguno. El conjunto neoleonés vino de atrás en toda la segunda parte, emparejó el marcador global y en tiempos extra definió su campeonato.

Alexis Vega, uno de los sacrificados durante la segunda mitad, vio desde el banquillo la hombrada que Tigres conseguía, en su rostro se mostraba perplejo y ya sin poder hacer lo más mínimo para evitar la caída de su equipo. Veljko Paunovic se veía atónito y sin poder comprender lo que estaba pasando y aunque realizó las modificaciones que creyó necesarias, no pudo detener el fracaso.

Una vez que culminó el encuentro, la plantilla de Chivas se volcó en llanto. Alan Mozo, Fernando Beltrán y Jesús Orozco Chiquete fueron los futbolistas que se mostraron plenamente consternados. En el resto del plantel se notaba la desilusión y tristeza por haber acariciado el trofeo y de un momento a otro, se les escapó. En una semana pasaron del júbilo y los festejos sin medida, a presenciar su peor momento en casa. A pesar de ello, se mantuvieron estoicos y mostraron su profesionalismo al quedarse a ver cómo el equipo de Tigres recibía su medalla de campeón y el trofeo que lo corona todo. Agradecieron a su afición y se marcharon vencidos, cabizbajos.

El proyecto de Fernando Hierro y Veljko Paunovic dio resultados inesperados y de manera instantánea. Desde el principio del torneo, nadie apostaba a que Guadalajara pudiera meterse siquiera entre los ocho equipos que van a Liguilla. Sin embargo, demostraron ser todo lo contrario y estuvieron a menos de 45 minutos de ser campeones. De haber resultado así, el Clausura 2023 habría sido de ensueño para todos en la institución. El llanto de sus jugadores refleja la impotencia de no conseguir darle la vuelta a la historia reciente del club, pero de mantenerse así, pronto podrán hacerlo.

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