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Chivas se salen con la suya

Óscar Torres, enviado

SAN NICOLÁS DE LOS GARZA, NL., mayo 26 (EL UNIVERSAL).- Si fuera por ambiente, la final de ida habría sido de 10, pero todo ese sabor a juego por el título que la tribuna del Volcán emanó, sólo por algunos momentos se reflejó en la cancha.

Chivas y Tigres se marcharon del Universitario sin daño alguno (0-0). Obligaron a que en el Akron —el domingo— el partido vaya a ser más tenso, con menos margen de error y con la necesidad de meter la pelota para poder alzar el trofeo del Clausura 2023.

Entre esos destellos en ambos marcos, que fueron más de Tigres, apareció el mal despeje del "Pollo" Briseño que terminó con un balón estrellado en el travesaño de Miguel Jiménez (19’). En esa acción, cuando buscó pelear la bola, André-Pierre Gignac reclamó una falta de Alan Mozo y —al ver que el silbante Fernando Guerrero no la marcó— el francés le pegó tremendo grito, sin preocupación alguna, porque entiende que es muy complicado que reciba una tarjeta.

Hubo otras opciones, como la que dejó ir Luis Quiñones (22’) o el esférico que encontró el "Conejo" Isaác Brizuela y voló por encima del marco de Nahuel Guzmán (44’).

Al medio tiempo, aún había esperanza de que las acciones de peligro vinieran a más y así fue, sobre todo en los últimos minutos, tras una serie de cambios, entre los que sorprendió la salida de Gignac (68’).

Pero ni esos movimientos, ni la calentura del "Pocho" Guzmán al abandonar la cancha para ser sustituido por el "Chicote" Calderón, hicieron que el balón se metiera en alguna de las porterías del encendido Volcán.

Así que felinos y rojiblancos tendrán que trabajar en sus carencias para lograr la corona del balompié mexicano.

Chivas y Tigres han quedado a deber, tienen una cuenta pendiente por resolver y sólo les queda un juego para consolidarse y hacer que llegue la tan ansiada vuelta olímpica por cualquier club.

Dato

7 partidos de Liguilla entre el Rebaño y los felinos, que no han triunfado en alguno.