Los chicos, la fortaleza que Boca sacó a relucir en Mendoza para treparse a la cima de las posiciones de la Liga Profesional

Los chicos de Boca pisaron fuerte en Mendoza
Los chicos de Boca pisaron fuerte en Mendoza

Ocho de los once futbolistas de Boca que iniciaron el partido contra Godoy Cruz en Mendoza son del semillero xeneize. Lejos de ser una casualidad, eso que quedó evidenciado en suelo cuyano es la consecuencia del plan del club para los próximos años.

Marcelo Weigandt, Gabriel Aranda, Agustín Sández, Alan Varela, Luca Langoni y Luis Vázquez comenzaron a tener mucha más continuidad desde que Juan Román Riquelme se hizo cargo del Departamento de Fútbol. A ellos se les suman Facundo Roncaglia y Guillermo Pol Fernández, de épocas y gestiones anteriores. Los únicos “extranjeros” en esa formación inicial fueron Agustín Rossi, Óscar Romero y Martín Payero.

El número de jóvenes fue todavía mayor con las variantes. Porque en el segundo tiempo ingresaron Maximiliano Zalazar, Cristian Medina y Gonzalo Morales, el juvenil número 31 que debuta en Boca durante la gestión Riquelme.

El triunfo 1 a 0 en Mendoza le permite a Boca treparse en soledad a lo más alto de las posiciones de la Liga Profesional, al menos hasta que este domingo Atlético Tucumán reciba a Estudiantes y Gimnasia a Tigre.

Pero el éxito trasciende al resultado. Porque la apuesta por los jóvenes, potenciado desde las redes sociales oficiales de la institución bajo el hashtag #VamosLosPibes, da sus frutos en el momento donde más lo necesitaba el equipo.

Entre lesiones, convocatorias a selecciones y malestares varios fueron 9 las ausencias de Boca en Mendoza. A saber: Luis Advíncula y Carlos Zambrano fueron citados a la selección de Perú (enfrentan este sábado a México). Frank Fabra, a la de Colombia (amistoso contra Guatemala). Nicolás Figal tiene una molesta en su rodilla derecha. Marcos Rojo, fatiga muscular. Diego Pulpo González. Sebastián Villa, una rotura del menisco externo de su pierna derecha. Exequiel Zeballos, fractura de su tobillo derecho. Norberto Briasco, esguince de tobillo derecho. Y a todos ellos se sumó Darío Benedetto, que desde el lunes sufre una gastroenterocolitis.

Estos momentos críticos también ofrecen oportunidades. Porque Weigandt y Sandez aprovecharon la ocasión para mostrar sus condiciones en los respectivos laterales. Varela confirmó una vez más todo lo bueno que viene demostrando. Vázquez y su potencia no tuvo premio en la red, pero fue un bastión constante en ataque. Y Langoni, atrevido, se volvió a animar con un inesperado remate al arco desde afuera del área y la pelota terminó metiéndose en el fondo del arco defendido por el Ruso Diego Rodríguez.

Langoni celebra su gol. Lo disfrutan Payero y Pol Fernández
Langoni celebra su gol. Lo disfrutan Payero y Pol Fernández - Créditos: @LA NACION/Marcelo Aguilar

El entusiasmo y la frescura de los chicos se vio acompañada por la sobriedad de Rossi y, sobre todo, del experimentado Roncaglia, los dos de muy buen partido. Ellos, junto al chico Aranda, fueron los responsables de sostener una nueva valla invicta.

Precisamente ese punto es otro a destacar de este Boca que sigue exhibiendo mucha solidez defensiva. Solo un dato lo evidencia: el equipo de Ibarra recibió solo dos goles en las últimas 9 fechas. Los únicos que pudieron vulnerar a Rossi en este lapso fueron Atlético Tucumán y Colón.

La actitud y el compromiso del equipo xeneize también contribuyeron a quedarse con los tres puntos. Porque el partido comenzó con todo, a un ritmo frenético. Incluso, con dominio del Tomba. Pero Boca se fue acomodando en la cancha, y terminó edificando uno de los mejores primeros tiempos de la era Ibarra, imponiéndose a su rival con fútbol y juego. Sólo su falta de eficacia en el área rival estiró la apertura del marcador.

Y si de efectividad se trata, Langoni es un ejemplo. El chico, de apenas 19 años, lleva 4 goles y es el máximo artillero del equipo. Con un plus: desde que debutó en Primera apenas pateó seis veces al arco. Es decir que sus remates tienen una eficacia del 66 por ciento.

Apenas terminado el partido con Huracán, Ibarra sabía que el de este viernes iba a ser un partido complicado para el equipo que conduce. No por no confiar en los jugadores que finalmente puso, sino porque eran demasiadas las bajas. “Intentaremos poner el mejor equipo posible”, había anticipado tras el 0 a 0 en la Bombonera.

Es por eso que la satisfacción con el 1 a 0 consumado fue mayúscula. Sobre todo, porque sabe que para porque para el cruce de Copa Argentina con Quilmes (el próximo miércoles, también en Mendoza, por los cuartos de final) muy probablemente Figal y Benedetto ya estén en condiciones de regresar al primer equipo, y entonces todo se irá acomodando.

Pero la alegría también iba más allá del triunfo. Y estaba enfocada en los pibes. En esos que durante años trabajan y aguardan oportunidades, y que desde hace tres años notan que es posible jugar e intentar triunfar en la primera de Boca.

Pase lo que pase con el torneo y sea campeón el equipo que fuere, ellos ya ganaron.