Champions League. Karim Benzema, el delantero que deslumbra al mundo: “Es una noche mágica, como contra el PSG”

Karim Benzema, un N° 9 total, festeja uno de sus goles a Chelsea
Karim Benzema, un N° 9 total, festeja uno de sus goles a Chelsea

No sin cierta melancolía adelantada, se insiste mucho en que el próximo Mundial será el último de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. También sería justo ampliar un poco la perspectiva y señalar que en Qatar volverá Karim Benzema para una última función que cualquier futbolero, sin distinción de nacionalidad, debería agradecer, en nombre del espectáculo y de la jerarquía individual. El francés, a los 34 años, solo disputó el de Brasil 2014, con tres goles en cinco partidos, hasta que Alemania le cerró el paso en los cuartos de final.

Luego llegó la causa judicial en la que se vio involucrado como partícipe secundario en un chantaje sexual contra el futbolista Mathieu Valbuena. Mientras duró el largo proceso en los tribunales, el seleccionado francés lo dejó de convocar. Cuestión de imagen, más la necesidad de mandar un mensaje sobre la elegibilidad de los jugadores. El tiempo hizo su trabajo. Los goles acumulados y la calidad de Benzema fueron más impactantes que la lenta investigación judicial, que en noviembre lo declaró cómplice, condenado a un año de prisión en suspenso y multado en 75.000 euros. Para entonces, la Federación Francesa de Fútbol y el entrenador Didier Deschamps ya le habían levantado el veto para que regresara como compañero de Kylian Mbappé y Antoine Griezmann, en uno de los ataques más temibles que se podrán ver en el Mundial.

El primero de Benzema

El francés es un crack universal, aunque el Balón de Oro y el The Best de la FIFA no lo hayan tenido entre los grandes candidatos en los últimos años. Quizá 2022 sea el suyo. Al menos nadie deslumbra tanto como él, ya pasado el primer trimestre del año. Está convirtiendo a la Champions League en su pasarela estelar. Tras rematar a Paris Saint Germain con un hat-trick en 17 minutos en el segundo tiempo, cuando Real Madrid parecía sentenciado a una eliminación, Benzema repitió la dosis en Stamford Bridge con el 3-1 ante Chelsea para empezar a acariciar las semifinales, tarea que el equipo de Carlo Ancelotti deberá cerrar el martes próximo en el Santiago Bernabéu.

El segundo, otra vez de cabeza

Chelsea ya no tiene a Roman Abramovich como dueño y está cerca de ceder su título de campeón vigente de la Champions. Su propiedad está en el aire por los vínculos del empresario ruso con Vladimir Putin y su corona en el campo europeo se tambalea por obra de Benzema. Aunque sea repetido hasta el hartazgo, no chirria en los oídos de nadie: Benzema es un goleador que juega como un N° 10; o un N° 10 que lleva adentro una fiera del área.

Si a PSG lo liquidó por sorpresa, a Chelsea lo madrugó cuando la serie era una hoja en blanco. Dos cabezazos, a los 21 y 24 minutos del primer tiempo, para que la lluvia que caía sobre Londres dejara helados a los hinchas locales. En el primer tanto, armó una pared con Vinicius en tres cuartos para ir a buscar la definición al área: un cabezazo al ángulo. Un golazo made in Benzema. Su sociedad con el brasileño, que ahora fluye como poesía, tuvo un comienzo más intrincado. Fue en un partido de una Champions pasada ante Borussia Moenchengladbach cuando Benzema le pedía enfáticamente a Ferland Mendy que no le pasara la pelota a Vinicius, por entonces un especialista en enredarse con la pelota. El ex Flamengo maduró, su magia se transformó en algo más concreto y en esta temporada es un socio ideal del francés.

Así como en el Bernabéu Gianluigi Donnarumma se paralizó con la pelota en los pies cuando lo vio venir a Benzema, ahora fue Edouard Mendy al que se le anudaron las extremidades inferiores al dejar un pase corto ante el acoso del “9″ galo: 3-1 y un freno más que oportuno a la remontada que intentaba Chelsea, que sufrió con los dos extremos de Real Madrid. Cuando no lo castigó Benzema, el imponente Thibaut Courtois surgió como el arquero-goma con estupendas voladas.

El tercero, atento al error de Mendy

Goleador de la Liga de España con 24 tantos, el atacante nacido en un barrio de Lyon tiene 11 en la Champions, a uno de los 12 de Robert Lewandowski, que este miércoles salió seco de Villarreal con la derrota 1-0 de Bayern Munich. Por primera vez en su carrera, Benzema supera los 40 goles en una temporada: suma 42, entre Real Madrid (37 en 36 partidos) y Francia (cinco en siete).

Ex-compañero de Cristiano Ronaldo en Real Madrid, Benzema lo igualó como el segundo jugador en anotar dos hat-tricks consecutivos en etapa de play-off. Benzema llegó a la Casa Blanca en 2009, procedente de Lyon por 35 millones de euros. Durante más de siete años peleó el puesto con Gonzalo Higuaín. Cuando se consolidó, nunca fue un goleador egoísta, sino que muchas veces se constituyó en un complemento funcional para la eficacia demoledora de Cristiano.

Soportó que José Mourinho lo catalogara de “gato”, como menosprecio a su capacidad goleadora. “Con perro, cazás; con gato, menos”, expresó en una ocasión el técnico portugués. Cuando Cristiano se fue a Juventus, la apuesta de Florentino Pérez pasaba por Gareth Bale para compensar la sangría de goles que se abría. Pero el galés se la pasó entre la enfermería y los campos de golf, mientras Benzema incrementaba progresivamente su eficacia.

Edouard Mendy dejó corto un pase y Benzema se lo factura con el tercer gol
ADRIAN DENNIS


Edouard Mendy dejó corto un pase y Benzema se lo factura con el tercer gol (ADRIAN DENNIS/)

Como si se tratara de una metáfora, Bale lo reemplazó este miércoles a cinco minutos del final. Mientras el grupo de hinchas de Real Madrid que viajó a Londres se desgañitaba al grito de “¡Karim, Karim”, los de Chelsea abucheaban a Bale, un ex-Tottenham.

“Es una noche mágica, como contra el PSG. Los tres son goles muy importantes, pero me quedo con el tercero, porque tuve un error en el primer tiempo y me había quedado en la cabeza”, dijo Benzema tras el partido. Un perfeccionista que se recriminaba por el toque de zurda dentro del área que se le había ido junto a un poste en el primer tiempo. Un lujo de jugador.