Carlos Hermosillo, el jugador que no necesitó ser estrella en Europa para ser leyenda

Carlos Hermosillo se convirtió en figura de Cruz Azul durante la década de los 90 (Foto de JORGE UZON/AFP vía Getty Images)
Carlos Hermosillo se convirtió en figura de Cruz Azul durante la década de los 90 (Foto de JORGE UZON/AFP vía Getty Images)

Carlos Hermosillo encuentra un apartado dorado en la memoria del futbol mexicano. Su apodo (El Grandote de Cerro Azul, por haber nacido en esa localidad veracruzana) y su destreza frente a las porterías encajaban a la perfección con su imponente personalidad. Su singular olfato goleador y el hambre de ganar hicieron que su nombre se escriba con letras doradas en la historia: 295 goles lo avalan como el máximo anotador mexicano en la historia del balompié nacional.

Surgido durante la década de los 80, Hermosillo encontró un resquicio para poder sobresalir en el Club América, equipo donde comenzó a trazar su leyenda. Con el cuadro de Coapa logró levantar ocho títulos (cinco de Liga, dos Campeón de Campeones y una Copa de Campeones) y mandó a guardar el esférico a la caja del gol en 83 ocasiones, cuestión que hoy en día es complicado ver en un delantero mexicano.

Sus actuaciones con los azulcremas y su presencia habitual en la Selección Mexicana llevaron al goleador a enrolarse con el Standard de Lieja, en Bélgica, para la temporada de 1989-1990.

La negociación estuvo a cargo de Giuseppe Rubolotta, quien era promotor y después se convirtió en vicepresidente del América; Panchito Hernández, secretario técnico de las Águilas y Emilio Diez Barrosso que en ese momento era el presidente del conjunto de Coapa.

Según el propio Hermosillo en entrevista para el portal VAVEL, el club mexicano no se interpuso para que pudiera salir al extranjero –situación contraria hoy en día– . “Estaba casado y tenía a mi hijo Carlos de tres meses. Llegué a Lieja de la mejor manera; exigí las mejores condiciones, las cuales me pagaron y, a la larga, fueron las que me perjudicaron porque yo era el que más ganaba en el club”, señaló el ex goleador.

La idea del Grandote de Cerro Azul era que, en un futuro, su carrera pudiera dar el salto a ligas de mayor envergadura en Europa. Su debut fue de ensueño, con dos goles durante un partido amistoso y bajo las órdenes técnicas de Urbain Braems. A pesar de iniciar con el pie derecho y ser uno de los favoritos del técnico, el tiempo y los malos resultados separaron a Braems del cargo y el cuadro belga pasó a ser dirigido por el alemán Greorg Kessler, con quien Hermosillo pasó a ser relegado de su puesto.

Actualmente, Carlos Hermosillo ocupa el quinto puesto como el máximo anotador de la Selección Mexicana con 35 tantos (Foto por Louis A. SPORT SOCCER)
Actualmente, Carlos Hermosillo ocupa el quinto puesto como el máximo anotador de la Selección Mexicana con 35 tantos (Foto por Louis A. SPORT SOCCER)

“De entrada, cuando llegó no tuve química con él. A pesar de que sí jugué algunos partidos y lo convencí para tener actividad, tuve una lesión de distensión de ligamentos que me tuvo parado casi seis meses. Cuando vuelvo, ya tenía nuevos compañeros. Kessler me llama y me dice que los puestos no se pierden por lesión sino por baja de juego y me dijo: Usted ha estado lesionado mucho tiempo. ‘Me gustó su actitud cuando empezó a jugar conmigo, pero ya traje a otra gente’”, señaló Hermosillo.

El ambiente desagradable dentro del vestidor, las complicaciones con el idioma y la falta de minutos provocaron que el goleador pegara la vuelta a México, sin saber que su destino sería coronarse como leyenda. Durante un año de travesía europea (1989-1990), el ex goleador únicamente registró dos tantos oficiales en su cuenta, pero para él, su paso por Bélgica le ayudó en su propio crecimiento. El tiempo le daría la razón.

En su vuelta a México para la temporada 90-91, Hermosillo volvió para jugar una temporada a Monterrey. En ese periodo, el romperredes anotó en 22 ocasiones. En la temporada 1991-1992, Carlos se vistió con la casaca de Cruz Azul y ahí marcó su época dorada. Durante siete años como celeste, el Grandote gritó gol en 196 ocasiones y así firmó el máximo número de anotaciones en un club dentro de su carrera; conquistó dos Copas de Campeones y uno más de Liga en 1997, título del cuál se vistió de "héroe" por convertir el gol del triunfo mientras sangraba del pómulo izquierdo gracias a una grosera falta de David Comizzo, arquero rival. Su amplia estadía con los cementeros y su accionar dentro de la cancha lo catapultaron como uno de los máximos ídolos de la institución.

Además, tuvo un breve paso por Los Angeles Galaxy, Atlante y Guadalajara. Actualmente es el quinto máximo goleador de la Selección Mexicana con 34 goles.Su paso por el balompié europeo no significó el mejor momento de su carrera, a pesar de que jugar en el viejo continente es el sueño de muchos futbolistas de este lado del mundo. Sin embargo, las exorbitantes cuentas de goles le ayudaron a ser leyenda en su propio país.

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