Carlos Alcaraz, la fiesta que no parece acabar nunca

INDIAN WELLS, CALIFORNIA - MARCH 16: Carlos Alcaraz of Spain celebrates his victory over Gael Monfils in the fourth round of the BNP Paribas Ope on March 16, 2022 in Indian Wells, California. (Photo by TPN/Getty Images)
Carlos Alcaraz continúa imparable hacia la élite del tenis mundial. Foto: TPN/Getty Images

Con Carlos Alcaraz pasa algo parecido a lo que nos pasaba con Tadej Pogacar antes de su explosión de 2020. Le vemos competir y tenemos que volver a entrar en Wikipedia para comprobar su edad. Dieciocho años, que pronto serán diecinueve. En otro momento de la historia del tenis, tampoco sería tan extraño: Michael Chang ganó Roland Garros con diecisiete, Sampras ganó el US Open con diecinueve, Becker ya se había impuesto en Wimbledon dos veces antes de cumplir esa edad. A los 24 años, Mats Wilander ya había ganado siete grandes y había perdido otras cuatro finales. De Borg, mejor ni hablamos.

Incluso el famoso "Big 3" fue relativamente precoz. Federer llegó a cuartos de final de Roland Garros y Wimbledon con diecinueve años, edad a la que Nadal se impuso en París, Djokovic se retrasó hasta los veinte, pero ya era una figura respetada con dieciocho. Ahora bien, llevamos más de quince años sin ver irrumpir a un joven sin miedos, sin complejos y con la determinación de Carlos Alcaraz. A mí me gusta salvar a Jannik Sinner de esa quema, pero puede que sea una debilidad personal, porque, a sus 20 años, empieza a dar la sensación de que el italiano se está estancando.

Alcaraz tampoco ganará siempre. Tendrá momentos de duda y derrotas inesperadas. Eso es lo normal. Lo que no es normal es la superioridad que muestra en su segundo año como profesional. El año pasado, a estas alturas, el chico estaba jugando challengers para conseguir entrar en previas. Ahora, no solo está en cuartos de final de Indian Wells sino que arrasa a sus rivales y roza el top 15 del ranking ATP. Mientras el resto de los mejores jugadores del planeta se están viniendo abajo en California, él surge con la misma confianza de siempre. No tiembla. No se pone nervioso.

Lo que da más miedo -como pasaba con Pogacar- es precisamente su margen de mejora. Si Alcaraz empieza a servir con mayor efectividad, si aprende a no desconectar en medio de los juegos y si consigue ser un poco más punitivo con su revés, va a ser muy complicado que los títulos no le lluevan en los próximos diez años. Años que no tendrá que compartir con Nadal ni con Djokovic ni mucho menos con Federer. Si sus rivales van a ser los Medvedev, Zverev y Tstisipas de turno, da la sensación de que el chico puede hincharse.

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En cualquier caso, no vamos a centrarnos tanto en los resultados porque ya quedó dicho que los resultados van y vienen. Cada partido de Alcaraz es ahora mismo una fiesta. Una colección de derechazos, de adrenalina y de energía desbordada. Es una bendición no ya para el tenis español sino para el tenis mundial, perdido en polémicas y más polémicas que nada tienen que ver con el juego. Un tenis mundial que tiene como referente actual, como dominador que continúa invicto a mediados de marzo, a Rafa Nadal, a sus casi 36 años, y con el pie roto en dos. Le basta para mantener a raya a todos los aspirantes y el número uno ya asoma en lontananza.

Hace falta ya alguien que desafíe este orden de casi dos décadas. Que lo desafíe de verdad, no en un torneo concreto, no en un partido inspirado. Savia nueva que haga florecer nuevas rivalidades, nuevos piques, nuevos duelos por todo lo alto. Alcaraz representa esa esperanza de juventud que no entiende de escalafones. Ferrero le dijo que no se pusiera nervioso, que fuera poco a poco, pero, igual que su propio entrenador, Carlos va quemando etapas a una velocidad de vértigo.

Alcaraz se enfrenta esta misma noche a Cameron Norrie, el actual defensor del título en Indian Wells. Puede perder, por supuesto. Puede que esas derechas se aparten dos centímetros de su objetivo, puede que el saque pierda la contundencia mostrada esta semana o puede, simplemente, que el rival sea mejor. Dicho esto, también puede ganar. En ese caso, si Nadal gana a Kyrgios, tendríamos por fin un duelo generacional en toda regla, de los de recordar durante mucho tiempo. Nadal y Alcaraz ya se han enfrentado antes: fue en Madrid, hace diez meses. El mallorquín ganó 6-2, 6-1.

Parece que haya pasado una eternidad de aquel partido. Por entonces, el murciano era el 120º del mundo y solo pudo jugar ese torneo gracias a una invitación. Sería interesante verles cara a cara en Indian Wells, disputándose el pase a una final de un Masters 1000 en pista dura. Entre los dos, este año, han ganado veintinueve partidos y han perdido uno -el que cedió Alcaraz en el tie-break del quinto set ante Matteo Berrettini en Australia-. Por supuesto, aún tienen que ganar a sus rivales, no nos precipitemos, pero en esta fiesta constante, un encuentro contra Nadal sería la tarta con guinda y con todo. Ojalá no se tuerza en el último momento.

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