El "efecto 2000" se apodera de la ATP: Carlos Alcaraz ya no está solo

MILAN, ITALY - NOVEMBER 09:  Carlos Alcaraz of Spain is congratulated after his round robin match against Holger Vitus Nodskov Rune of Denmark during Day One of the Next Gen ATP Finals at Palalido Stadium on November 09, 2021 in Milan, Italy. (Photo by Julian Finney/Getty Images)
Carlos Alcaraz y Holger Rune se saludan después del partido que les enfrentó el año pasado en las Next Gen ATP Finals (Photo by Julian Finney/Getty Images)

No hace tanto que los grandes torneos se llenaban de treintañeros en las rondas finales para desesperación de todos los que queríamos ver una renovación en el mundo del tenis. El problema no eran Djokovic, Federer y Nadal. El "problema" era toda esa clase media-alta de mediados y finales de los 80 -Wawrinka, Berdych, Tsonga, Monfils, Del Potro, Cilic, Nishikori...- que en el momento de la verdad se mostraban superiores a todos sus rivales de los 90, una década que, de momento, y estamos en 2022, presenta solo dos ganadores de grand slam: Dominic Thiem y Daniil Medvedev.

Esa generación, la de los Dimitrov, Goffin, Kyrgios, Tomic o Kokkinakis, se chocó contra el muro de su irregularidad, su mala cabeza y su falta de competitividad. La siguiente, la de Zverev, Medvedev, Tsitsipas, mostró mejores resultados desde un primer momento, pero después de cinco años desde su eclosión en el circuito solo uno de ellos -el citado Medvedev- ha conseguido ganar un grande y llegar, aunque sea unas semanas, al número uno del mundo. Corren serio riesgo de quedarse entre dos aguas: no consiguieron desbancar ellos tampoco a Nadal y a Djokovic (Federer se desbancó solo)... y no está nada claro que vayan a recibir el relevo de sus manos.

Porque el caso es que la generación de los nacidos del año 2000 en adelante tiene una pinta espectacular. Son más, más completos y de entrada ya tienen a un campeón de grand slam y también número uno en Carlos Alcaraz. Su precocidad es señal de muy buenas cosas si no se tuercen sus egos y el torneo de París-Bercy está siendo su gran puesta en sociedad como grupo. De los ocho cuartofinalistas que quedan en este Masters 1000, siete tienen veinticinco años o menos. No queda ahí la cosa: cuatro han nacido a partir del año 2000.

El más veterano es el canadiense Felix Auger-Aliassime, nacido el mismo 2000 y campeón de los tres últimos torneos disputados bajo techo. Después, vendría Lorenzo Musetti, italiano nacido en 2002. Musetti rozó la gloria en Roland Garros 2021, cuando le ganó los dos primeros sets a Novak Djokovic en octavos de final para después venirse abajo físicamente. Las secuelas de ese partido y un desengaño amoroso le dejaron casi un año contra las cuerdas: se hundió en el ranking y por un momento pareció que su carrera se venía abajo. Con 20 años, ha renacido: su palmarés ya cuenta con dos torneos ATP y está rozando el top 20 de la ATP, lo que logrará si llega a semifinales.

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Con todo, los dos jugadores más apasionantes de esta generación son, sin duda, Carlos Alcaraz y Holger Rune, que se enfrentarán este mismo viernes en partido de cuartos de final. Alcaraz y Rune llevan jugando el uno contra el otro desde que eran niños, ya que nacieron en 2003 con una semana de diferencia. De Alcaraz poco se puede añadir: ha ganado el US Open, se ha impuesto en un par de Masters 1000 y es el número uno del mundo con cierta suficiencia. Solo Nadal y Tstsipas pueden arrebatarle ese honor antes de fin de año y no parece que ninguno de los dos esté especialmente fino.

Tal vez, el desconocido sea Rune. El danés es un chico de un carácter tremendo. De los que protesta en la cancha, insulta a quien haga falta, celebra desaforadamente. Una especie de Jimmy Connors frente a la elegancia en las formas del murciano. Si la semana pasada, el danés protagonizó un desagradable espectáculo con el árbitro Mohammed Lahyiani en la final de Basilea; esta semana, tras remontar tres puntos de partido al suizo Stan Wawrinka, el veterano suizo se le acercó y le dijo al oído: "Deja de comportarte como un bebé".

En realidad, Rune no había hecho gran cosa, comparado con otras actuaciones suyas, pero su fama le precede. Como tiene pinta de que le da bastante igual lo que digan de él, sobre todo mientras gane, es de entender que ese tipo de comentarios le entran por un oído y le salen por el otro. El Alcaraz-Rune de hoy promete ser el principio de una larga rivalidad entre ambos tenistas. Hasta ahora, como profesionales, se han enfrentado solo una vez, el año pasado, en el Masters para jóvenes, que tiene unas reglas raras, con lo que se puede decir que este es su primer partido "serio".

Toda la atención estará puesta en ese partido y en estos cuatro postadolescentes, pero no son los únicos del "efecto 2000" que prometen dar guerra en el futuro: Jannik Sinner es de 2001 y ya ha llegado a cuartos de final de los cuatro grandes; Seb Korda (2000) es el proyecto estadounidense con más talento en muchísimos años y lo mismo se puede decir de Sebastián Báez (2001) respecto al tenis argentino. Son muy buenos, lo son en todas las superficies y tienen la ambición que parecía faltarles a sus mayores. Iba a decir que el futuro les pertenece, pero, con permiso de Djokovic, lo que les pertenece es el presente.

Vídeo | ATP Masters 1000 París: Alcaraz vs Dimitrov (6-1, 6-3)

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