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Carlos Alcaraz: el "chico esponja" da una lección de cómo absorber el sollozo

Carlos Alcaraz durante su partido ante Sebastian Korda en Roland Garros. Foto: Mine Kasapoglu/Anadolu Agency vía Getty Images.
Carlos Alcaraz durante su partido ante Sebastian Korda en Roland Garros. Foto: Mine Kasapoglu/Anadolu Agency vía Getty Images.

El 4 de noviembre de 2021 comenzó la última fase de la máquina más perfecta de los últimos tiempos en el deporte español. Carlos Alcaraz lloraba desconsoladamente en su banquillo tras perder un partido. Era París, la ciudad que tantas alegrías ha dado al tenis español, y que, sin saberlo, había logrado dar la última gran lección de madurez al pequeño Carlitos para lograr el gran salto al tenis profesional. En medio de un ambiente absoluto de la Copa Davis de antaño, las gradas de París-Bercy animaron tanto a su joven promesa local Hugo Gaston que cruzaron los límites con el rival: faltas de respeto, gritos desde la grada en pleno saque, celebración de cada error como si de la mejor derecha se tratara. El murciano perdía aquel partido donde marchaba con un 5-0 favorable en el segundo set y terminaba 5-7 definitivo. Un colapso propiciado por el miedo a las primeras veces: que tire la primera piedra el que no ha pasado miedo en las primeras veces.

Alcaraz llegaba al Masters 1000 de París-Bercy después de sorprender al mundo en el US Open ganando al TOP5 del mundo, Stefanos Tsitsipas, en la tercera ronda del Grand Slam estadounidense, enamorando al público de la central con su carácter y el descaro de un niño de 18 años. A pesar de que pisar por primera vez la Arthur Ashe, la pista de tenis más impactante del mundo, debe dar miedo, los neoyorquinos se lo hicieron fácil acogiéndolo como en casa para sacar toda la calidad de su tenis. Faltaba pasar por un mal rato para aprender y sacar toda su calidad en medio de un campo de batalla si fuera necesario.

En medio del proceso de un cambio físico impactante que le ha dado las armas para luchar contra los mejores del mundo en apenas unos meses en la élite y que ya contamos a principios de año en otro artículo, la madurez mental ha sido el otro gran proceso para el joven de El Palmar (Murcia). Carlos ha realizado un trabajo psicológico desde que era un niño que cogía la raqueta por primera vez y que lo ha adaptado con normalidad a su día a día como tenista. Si su equipo físico nos hablaba de que están creando una armadura en su físico contra las lesiones y el cansancio, el trabajo mental ha conseguido crear auténticos muros contra la presión: ¿a quién no le afecta que le comparen con Rafa Nadal? Solo leerlo da vértigo, pero Alcaraz ha conseguido traducir las comparaciones grandilocuentes en aspiraciones y objetivos, desvela su psicóloga en la adolescencia Josefina Cutillas. “Si me comparan con Rafa, es que estoy haciendo las cosas bien y lo estoy demostrando en la pista”, repetía Carlitos en cada rueda de prensa en Madrid.

Traducir la presión en halagos y llegar a ver y aceptar los errores para aprender y no volverlos a repetir es un conocimiento nada habitual en jóvenes estrellas del deporte y el hándicap de muchos deportistas para no conseguir lo que se espera de ellos en sus carreras deportivas. Alcaraz ha aceptado durante los últimos años su proceso de crecimiento hacia la élite, asumiendo que, si quiere cumplir su sueño de ser nº1 del mundo, tiene que realizar sacrificios, aprender de cada experiencia y seguir el camino que le ha marcado Juan Carlos Ferrero y su equipo. Eso también es una muestra de su madurez con 19 años. “Ellos me dicen dónde me estoy equivocando y yo lo rectifico porque sé que me van a decir lo mejor para que yo mejore”, ha llegado a reconocer el ya nº6 del mundo.

Tras sus victorias en primavera, Carlos Alcaraz llegaba a Roland Garros como uno de los grandes favoritos al triunfo final junto a, ni más ni menos, que Rafa Nadal y Novak Djokovic. Y en 2ª ronda, se encuentra al veterano Albert Ramos, curtido en mil batallas y que casi podría ser su padre, que le coloca sobre el abismo en la pista y pone a prueba su fortaleza mental de nuevo en París. Muchos pudieron recordar aquel partido contra Gaston. Pero, en cambio y con las particularidades del partido a 5 sets de Roland Garros, Alcaraz reaccionó para no romper su sueño y, sobre todo, no afrontar las miradas de una presunta derrota contra el nº44 del mundo y en la primera semana de competición. Al llegar a la rueda de prensa posterior, Charlie, como se gritaba así mismo en pleno partido cuando peor estaba jugando, dio una nueva muestra del trabajo bien hecho: “Me veía peor que Albert, me veía que así iba a perder y que tenía que cambiar el partido. Lo más difícil es aceptar que no estás jugando bien y darle la vuelta para ganar. Esto es una lección”, afirmaba el tenista murciano.

“Es un chico esponja y resiliente”, destaca su psicóloga, “que en las oportunidades percibe oportunidades para ser mejor”. Quizás, el secreto está en que Carlos Alcaraz siempre tuvo claro qué quería ser. Mientras otros niños pasan por las diferentes etapas de querer ser astronauta, bombero o, seguramente ahora, streamers, “Carlos siempre tuvo claro hasta donde quería llegar y no ha parado hasta conseguirlo” comenta Cutillas.

En esta última fase del crecimiento de una nueva estrella, los resultados no pueden ser mejores. Desde aquella dura y recordada derrota ante el francés Gaston, Carlos Alcaraz ha jugado 39 partidos este año, ha ganado 36 y solo ha perdido 3: Nadal en Indian Wells porque es Nadal, Berrettini en el 5º set del Open de Australia y contra Korda en Montecarlo por la falta de aclimatación a la tierra batida. Nadie ha ganado más partidos que Alcaraz en 2022 y desde que el público francés le hizo llorar el 4 de noviembre de 2021.

VÍDEO | Alcaraz: "Tenía que cambiar algo porque si no iba a perder"