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El cambio climático obliga a replantearse el enorme plan de restauración de los Everglades

En 1948 se iniciaron en los Everglades de la Florida los trabajos de un proyecto de obras públicas considerado el mayor del país, destinado a controlar de una vez por todas el caudaloso río de hierba que antaño se extendía por gran parte de la península.

El proyecto tardaría décadas en completarse y supondría una de las obras de infraestructura de gestión del agua más complejas del mundo, con unas 2,200 millas de canales, 2,200 millas de diques y bermas, 84 estaciones de bombeo y 778 estructuras de control del agua. El marco alteraría los Everglades para siempre y transformaría el estado: hoy controla las inundaciones y abastece de agua potable a unos nueve millones de personas del centro y sur de la Florida. Mientras tanto, el río natural de hierba ha quedado reducido a un vestigio de lo que fue.

En la década de 1990, sin embargo, se hizo un ajuste de cuentas. Los habitantes empezaron a darse cuenta de una letanía de preocupaciones medioambientales, sobre todo que el drenaje de los Everglades había dejado a la Florida con un suministro de agua potable cada vez menor para la creciente población del estado. Los gobiernos federal y estatal se embarcaron en un nuevo estudio del proyecto original de obras públicas, que daría lugar a un gigantesco plan de restauración de los Everglades de $21,000 millones, uno de los más ambiciosos de la historia, con 68 proyectos que tardarán décadas en completarse.

Ahora el cambio climático obliga a un nuevo replanteamiento: el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y el Distrito de Gestión del Agua del Sur de la Florida (SFWMD) están a punto de iniciar un nuevo estudio de la infraestructura histórica de gestión del agua de los Everglades con el fin de adaptar el marco para hacer frente al aumento del nivel del mar, las tormentas violentas y el aumento constante de la población.

Según Tim Gysan, director de Proyectos de Resiliencia del distrito de Jacksonville del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, el nuevo estudio podría suponer algunas modificaciones del plan de restauración de los Everglades. En la década de 1990, el cambio climático no era algo de lo que se hablara.

“Estamos viendo cómo aumenta el nivel del mar”, dijo Gysan. “Las tormentas son más intensas. El aumento de población ha sido enorme en las últimas dos o tres décadas y cada vez más gente se muda al estado porque es un lugar estupendo para vivir, pero esas personas tienen que vivir en algún lugar, trabajar en algún lugar, lo que implica cambios en el uso del suelo”.

En los últimos meses, la Florida ha sufrido varios huracanes y tormentas que han empapado la península con lluvias e inundaciones sin precedentes, lo que ha provocado inquietud sobre si la infraestructura está a la altura de la intensificación de los efectos del cambio climático, como temperaturas más altas, el aumento del nivel del mar y huracanes más dañinos.

En septiembre pasado, el huracán Ian arrasó franjas del suroeste de la Florida y provocó inundaciones generalizadas en el interior del estado, causando daños por valor de casi $113,000 millones y 156 muertes. El huracán es el tercero más costoso de la historia de Estados Unidos, después de Katrina en 2005 y Harvey de 2017, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). Un estudio preliminar concluyó que el cambio climático aumentó las precipitaciones de Ian en más de 10%, según investigadores de la Universidad Stony Brook (SBU) y el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (LBNL).

Pocas semanas después, el huracán Nicole inundó zonas que Ian no había afectado. En abril, un sistema de tormentas dejó caer hasta dos pies de lluvia sobre Fort Lauderdale. Las inundaciones obligaron a cerrar el Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale-Hollywood (FLL) e interrumpieron las operaciones de Port Everglades. La Florida suele recibir unas 50 pulgadas de lluvia al año.

“Sucesos como este subrayan la necesidad de tener en cuenta la capacidad de recuperación”, dijo Steve Davis, científico jefe de Everglades Foundation. “Lo ocurrido en Fort Lauderdale pone de manifiesto lo imperiosa que es la necesidad”.

Aprovechar un “punto de inflexión” en la restauración

Las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) reiteraron en noviembre pasado que el cambio climático requiere más atención en su última revisión de los avances en la restauración de los Everglades, encargada por el gobierno federal. Los científicos dijeron que las agencias gubernamentales habían avanzado poco a la hora de incorporar pronósticos de precipitaciones y temperaturas en la planificación de sus proyectos, por lo que se necesitaban urgentemente nuevos planteamientos basados en el clima.

“Una consideración inadecuada de la disponibilidad de agua en condiciones futuras y de las posibles variaciones en el ritmo del aumento del nivel del mar podría hacer que siguiera adelante un proyecto que no fuera viable bajo el futuro cambio climático”, escribieron los científicos.

Los científicos dijeron que la restauración de los Everglades había alcanzado un “punto de inflexión” porque la reciente financiación récord había impulsado varios proyectos hacia su finalización y algunos más estaban a punto de empezar. El reseco río de hierba ya está respondiendo al trabajo, con caudales de agua más sanos y cambios en la vegetación de toda la cuenca central y occidental.

La revisión de las normas de gestión del Lago Okeechobee, el mayor de la Florida y el corazón líquido de los Everglades, está a punto de concluir. Mientras tanto, en febrero se iniciaron las obras del que quizá sean el proyecto más polémico y crucial para restaurar el río de hierba y su caudal histórico hacia el sur: un embalse monumental al sur del Lago Okeechobee. Con más de 10,000 acres y 23 pies de profundidad, se prevé que el embalse de $3,900 millones esté terminado en 2030.

La restauración de los Everglades implica una serie de proyectos a gran escala como el embalse, diseñados conjuntamente para revivir los atributos históricos del río de hierba en el contexto del crecimiento y desarrollo explosivos actuales, centrándose en la calidad, el almacenamiento y el caudal del agua. La cuenca comienza en el centro de la Florida con la cabecera del río Kissimmee e incluye el Lago Okeechobee, las marismas de hierba de sierra al sur y la Bahía de Florida, en el extremo sur de la península.

El estudio de los años 90 que dio lugar a la restauración masiva ocurrió en una época tumultuosa de la política de la Florida, desde la campaña de 1996 para responsabilizar a los poderosos productores de azúcar por su papel en la degradación de los Everglades hasta el polémico recuento de votos en la carrera presidencial de 2000 entre George W. Bush y Al Gore.

Gore, entonces vicepresidente, vio una oportunidad en este estado decisivo e hizo de la restauración de los Everglades una prioridad de la administración del entonces presidente Bill Clinton. Mientras la Corte Suprema de Estados Unidos analizaba las perforaciones incompletas en las boletas de la Florida antes de detener el recuento y darle la victoria a Bush, el entonces presidente Bill Clinton promulgó la ley de restauración de los Everglades.

El Congreso autorizó el nuevo estudio en diciembre pasado diciembre como parte de la más reciente Ley de Desarrollo de Recursos Hidráulicos (WRDA). Los expertos se centrarán en factores que la restauración de los Everglades no ha abordado, especialmente el cambio climático y la gestión del riesgo de inundaciones en las costas y el interior. Se prevé que el estudio comience en 2024 o 2025 y dure entre seis y 10 años.

Gysan dijo que el nuevo estudio probablemente dará lugar a más proyectos de construcción en los Everglades para ampliar la capacidad de su infraestructura hidráulica.

“¿Necesitamos estructuras de mayor capacidad? ¿Necesitamos mejorar los canales para que circule más agua?”, dijo. “¿Necesitamos más almacenamiento para retener el agua de modo que no solo la liberemos a la marea y podamos moverla para fines más beneficiosos?”.

Ya está en marcha un estudio sobre el riesgo de inundaciones centrado en el sureste de la Florida, donde los efectos del cambio climático son más evidentes.

Eve Samples, directora ejecutiva del grupo Friends of the Everglades, dijo que. después de fenómenos meteorológicos como el huracán Ian, naturalmente existe la tentación de invertir en más infraestructura.

Pero los floridanos no pueden evitar el cambio climático bombeando agua, dijo Samples, añadiendo que los planificadores deberían adoptar una perspectiva más amplia y reconocer que, con el tiempo, algunas zonas se volverán inhabitables.

“Va a haber mucha presión para hacer las cosas así, para poner más infraestructuras, más bombas, más diques, porque se va a ganar mucho dinero construyendo esa infraestructura”, dijo. “Tenemos que asegurar que está en equilibrio con el ecosistema natural”.

Este reportaje se hizo en colaboración con Florida Climate Reporting Network, una iniciativa de varias redacciones fundada por el Miami Herald, el South Florida Sun Sentinel, The Palm Beach Post, Orlando Sentinel, WLRN Public Media y Tampa Bay Times.