‘Rusia’ se sigue mofando de la sanción por dopaje del COI

Por Dan Wetzel

Los rusos David Belyavskiy, Denis Abliazin, Artur Dalaloyan y Nikita Nagornyy muestran su medalla de oro tras ganar el concurso por equipos de gimnasia artística masculina en los Juegos de Tokio. (Foto: Loic Venance / AFP / Getty Images).
Los rusos David Belyavskiy, Denis Abliazin, Artur Dalaloyan y Nikita Nagornyy muestran su medalla de oro tras ganar el concurso por equipos de gimnasia artística masculina en los Juegos de Tokio. (Foto: Loic Venance / AFP / Getty Images).

Cuatro chicos de Rusia, vestidos con los colores rusos, subieron al podio para recibir sus medallas de oro y escuchar una canción rusa justo después de que algunos espectadores corearan “¡Rusia! ¡Rusia!”, el cántico habitual para animar a los rusos.

Rusia, sin embargo, no ganó la prueba de gimnasia artística masculina de Tokio este 26 de julio. No. En absoluto. ¿Rusia? Nunca lo he escuchado. Rusia no está aquí.

Más o menos.

El Comité Olímpico Internacional prohibió oficialmente que el país estuviera en Tokio debido a los flagrantes escándalos de dopaje que se remontan a los Juegos Olímpicos de Sochi 2014. El COI tiene generalmente la misma integridad moral que un asesino a sueldo de la KGB, pero ni aun así pudo ignorar esto.

Para recapitular solo una parte de la historia, en Sochi los rusos construyeron un edificio junto al laboratorio en el que se realizaban los test antidopaje y luego hicieron un agujero en la pared. Cada noche, después del cierre del laboratorio, los trabajadores sacaban muestras sucias de los deportistas y las cambiaban por muestras limpias.

Pasaron dos cosas predecibles: que Rusia batió su récord de medallas y que ni un solo deportista ruso dio positivo. Cuando terminaron de doparse en los Juegos Olímpicos, también lo hicieron en los Paralímpicos, lo que resulta especialmente patético. Rusia también fue el país con más preseas en este evento, el triple que el siguiente en el medallero.

La Agencia Mundial Antidopaje resolvió el caso, lo que provocó que el hombre que había organizado aquel plan, el doctor Grigory Rodchenkov, huyera a Estados Unidos, donde entró en el programa de protección de testigos (no sin antes aparecer en el documental de Netflix ‘Ícaro’). Él fue inteligente. Dos de sus secuaces aparecieron muertos en Rusia, pero probablemente se trató solo de una “coincidencia”.

El escándalo era tal que incluso el COI decidió que tenía que castigar a los rusos.

Así fue. Más o menos.

“Rusia” no está en Tokio, pero aproximadamente 330 rusos sí. Si un deportista no ha dado positivo por dopaje para mejorar su rendimiento, puede participar.

Técnicamente compiten por el “Comité Olímpico Ruso”, con el que el COI piensa que puede engañarnos a todos.

¿No podrían al menos haber sido más originales y llamar a los rusos el “Club del agujero en la pared de Sochi” o “Vlad no está aquí” o “Mike Eurizione dice hola” o algo así? ¿No se merecen un poco de mofa después de haber engañado a esquiadores con discapacidad visual o a jugadores de curling en silla de ruedas?

Algunas sanciones del COI parecen bastante ridículas. El equipo de natación sincronizada ruso puede utilizar para su rutina una melodía punk llamada ‘With Russia from Love’, pero el COI ha dejado de usar la palabra “Rusia”.

En las ceremonias de entrega de medallas, el himno nacional ruso ha sido reemplazado por el Concierto para piano Nº 1 de Tchaikovsky, el compositor ruso. Tampoco se iza la bandera rusa, sino una con ondas de una antorcha olímpica que lleva los colores azul, rojo y blanco.

No se permiten las banderas rusas en ningún lugar (ni en las ceremonias de apertura ni clausura), pero sí se pueden colgar en la Villa Olímpica. Así que ahí está. No es que importe. Además, los rusos diseñaron sus uniformes para imitar a su querida bandera tricolor.

“Si la bandera no está permitida, nosotros mismos seremos la bandera”, dijo la capitana del equipo de rugby a 7 Alena Tiron a la agencia de noticias estatal rusa RIA Novosti. “Sabemos a qué país representamos”.

Todos lo saben. Un país que es experto en incrustar espías en el más alto nivel de gobiernos de todo el mundo no necesita ser sigiloso en Tokio.

Es el peor disfraz desde que Clark Kent se convirtió en Superman, el meme de los dos Spiderman apuntándose el uno al otro. Es un milagro que Vladimir Putin no se haya presentado a caballo y sin camiseta por el centro de Tokio luciendo un bigote falso y llamándose a sí mismo Pladamir Vutin.

Todo el plan del COI ha fracasado por completo. En la práctica, no han dejado fuera a los rusos. Tampoco ha avergonzado a Rusia, donde Putin ha utilizado la prohibición para inflar el orgullo nacionalista.

Los medios estatales allí denuncian el castigo utilizando la clásica triple estrategia que suelen usar las partes agraviadas: a) somos inocentes; b) aunque fuésemos culpables, ¿qué pasa con los demás?; y c) el mundo y los medios de comunicación están tratando de atacar a las pobres víctimas.

Funciona desde siempre en cualquier sitio, desde Montana hasta Moscú. En este caso, ha convertido a los atletas rusos en héroes aún más grandes.

“Rusia es experta en el uso de la propaganda”, cuenta a Yahoo Sports Sarah Owens, profesora y experta en propaganda rusa de la Universidad de Maryland. “Este hecho encaja con la narrativa constante de los rusos de ‘Nosotros contra Occidente, ya que afirman que los deportistas han sido tratados injustamente del mismo modo que se trata mal en general a Rusia”.

“Rusia es su equipo y tienen que apoyar a su equipo incluso en los escándalos. Esto podría servir al Kremlin para inspirar ira a la comunidad internacional y reforzar el nacionalismo ruso. Dicho esto, los rusos son una audiencia bastante sofisticada y probablemente se muestren algo cínicos sobre las intenciones de su gobierno”.

La verdad es que el COI no pudo hacer mucho. Ignorarlo hubiera equivalido a tolerarlo, pero castigar a deportistas inocentes sería injusto. La gimnasta Elena Gerasimova, por ejemplo, tenía 9 años durante los Juegos Olímpicos de Sochi. No tiene ninguna culpa.

El pecado original fue conceder a Putin los Juegos Olímpicos de invierno. Gastó 50 mil millones de dólares para organizarlos. ¿Iba a arriesgarse a no conseguir la mayor cantidad de medallas?

Sin embargo, hay que pagar las facturas por los sobornos.

Así las cosas, el COI todavía está lidiando con la limpieza siete años después de aquello teniendo que pasar por esta farsa: un grupo de rusos, vestidos con los colores de la bandera rusa, suben al podio para escuchar a un famoso compositor ruso y aceptan medallas que se llevarán hasta Rusia.

Definitivamente no compiten por Rusia. No. Para nada.

VÍDEO | Los países excluidos de los Juegos Olímpicos: ¿cuáles son y por qué?

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