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El Boca de Sebastián Battaglia: de la versión deprimida con pobre juego y pocos goles, a un equipo que no le teme a la desventaja

Luis Vázquez abraza a Frank Fabra, los autores de la remontada del Boca de Sebastián Battaglia ante Godoy Cruz.
LA NACION/Mauro Alfieri

Ya es innegable que Boca se muestra con otro rostro. Maquilló los golpes, el semblante deprimido se modificó por uno más sonriente y en sus pómulos tiene la típica pintura de guerrilla. Sebastián Battaglia prepara día a día a un equipo que ya no sólo se destaca por el protagonismo que prometió, sino que también tiene argumentos futbolísticos que le dan forma a esa intención. Esa virtud también se convierte en la capacidad para no derrumbarse y, tal como anoche en el importante triunfo a Godoy Cruz (2-1), revertir historias desfavorables.

Boca lo dio vuelta ante Godoy Cruz y obliga al líder River a no descuidarse en el Torneo 2021

Claro que dos meses, el tiempo que transita este nuevo ciclo, es una vara justa para ya conocer de memoria los cambios de un entrenador a otro. Sin embargo, no era fácil levantar de una siesta muy larga a un plantel que ya se había acostumbrado a no ganar, no tener identidad, hacer pocos goles y, muchas veces, no poder reaccionar ante el primer (y, a veces, único) golpe adversario. El ex volante central lo está logrando. Incluso, con varios juveniles en la formación, que no se achican ante las adversidades, algo difícil de observar en los inicios de cada carrera.

Battaglia logró que sus hombres, acaso los mismos que supo administrar Miguel Ángel Russo, pasaran de ganar sólo un encuentro de los últimos 14 que afrontó el anterior técnico (haciendo sólo seis goles) a caer sólo una vez en los 12 compromisos que lleva el presente ciclo (ocho triunfos y tres igualdades). Tres de esos éxitos sucedieron luego de comenzar perdiendo el partido en los primeros minutos del primer tiempo...

El 2-1 en el Gigante de Arroyito

Le cuesta introducirse en el trámite. Boca parece posponer la alarma algunos minutos con respecto al silbatazo inicial de los árbitros de turno. Hasta que decide sacar la cabeza de la almohada y se activa. Le sucedió en Rosario cuando Central salió desde el vestuario a agobiarlo: a los 11 minutos, Gastón Ávila (cedido por el Xeneize) ponía en ventaja al Canalla. Hasta que -a los 35- Luis Vázquez puso la cabeza para igualar la historia y el gol en contra de Fernando Torrent le dio el triunfo a falta de un minuto para el final.

Con experiencia (Marcos Rojo) y juventud (Vázquez, autor del segundo gol a los mendocinos), Boca se potencia y consolida.
LA NACION/Mauro Alfieri


Con experiencia (Marcos Rojo) y juventud (Vázquez, autor del segundo gol a los mendocinos), Boca se potencia y consolida. (LA NACION/Mauro Alfieri/)

Similar a lo que vivió hace doce días, en la vuelta de los hinchas a la Bombonera frente a Lanús: a los 22 minutos, Ignacio Malcorra definió cómodo dentro del área, pero Boca ya lo había puesto en la lona antes de que llegara el entretiempo por los tantos de Marcelo Weigandt (a los 31) y Agustín Almendra (38). Encima, Vázquez agrandó el marcador apenas iniciado el complemento de un partido que Boca terminó ganando 4-2.

Así se lo dio vuelta al Granate

Otra vez en condición de local, ayer comenzó abajo en el tanteador por el cabezazo de Tomás Badaloni cuando todavía no habían pasado diez minutos de juego. Pero antes de volverse al vestuario, nuevamente, ya le había propinado los golpes necesarios a Godoy Cruz para ser -y terminar siendo- vencedor. A los 37, Frank Fabra puso la paridad y, sobre el final del primer período, el joven goleador Vázquez hizo de las suyas, le puso el moño a una enorme jugada de Almendra y cerró el triunfo en casa.

La definición de Frank Fabra para empatar parcialmente el duelo ante Godoy Cruz: su vuelta al gol después de casi dos años.
LA NACION/Mauro Alfieri


La definición de Frank Fabra para empatar parcialmente el duelo ante Godoy Cruz: su vuelta al gol después de casi dos años. (LA NACION/Mauro Alfieri/)

El asterisco es el superclásico con River, claro. En el Monumental se produjo el otro compromiso del ciclo en el que comenzó perdiendo (a los 25, por el zapatazo de Julián Álvarez). Sin embargo, aquella tarde del único golpe que, por ahora, sufrió el equipo de Battaglia, Boca dio la sensación de que nunca logró reponerse. No al gol en sí, sino a la expulsión tempranera (15 minutos) de Marcos Rojo. Entonces, terminó cayendo 2-1, entre lo mucho que lo perdonó el Millonario y el gol sobre la hora de Carlos Zambrano.

Parcialmente, el ciclo de Sebastián Battaglia no presenta aquella mandíbula de cristal a la que estaba acostumbrado. Todo lo contrario: cuando le mojan la oreja es cuando más ruge y saca a relucir el fútbol -y los goles- que lo está empezando a caracterizar.