Boca: las manos de Agustín Rossi y los pies de Alan Varela, por qué Sebastián Battaglia sintió una satisfacción especial

Alan Varela se apresta a patear el penal que será decisivo y le dará la clasificación a Boca a la final de la Copa de la Liga Profesional
Marcos Brindicci

La vara de Boca había empezado a elevarse. Ya el pesimismo había desaparecido producto de cuatro triunfos al hilo, cuatro vallas invictas consecutivas, mejor acomodado en la zona de grupos de la Copa Libertadores y con una mejora individual y colectiva que, seguramente, fue lo que permitió todo lo anterior. No obstante, la de este sábado sí que era la prueba mayor para empezar a conocer el estado real del diagnóstico: el desafío era una semifinal con Racing, que llegaba como el único invicto de la Copa de la Liga Profesional, con un 5-0 a Aldosivi en cuartos de final y era el mayor candidato al título. Boca estaba en ascenso, pero tendría enfrente la constancia, la regularidad y la claridad futbolística.

De hecho, asimismo, significaba una presión: el equipo dirigido por Sebastián Battaglia llegaba al estadio de Lanús luego de superar en forma contundente -desde el juego, situaciones de gol y actitud- a Defensa y Justicia, el equipo que ya se acostumbró a ser una sensación, mediante un estilo bien marcado, en el fútbol local. Es decir que, de mínima, no debía ser arrollado -pese a la actualidad del rival- y exponer una imagen tan contrastada a la del martes pasado.

Agustín Rossi le acaba de contener el penal a Enzo Copetti, de Racing, y festeja
LA NACION/Mauro Alfieri


Agustín Rossi le acaba de contener el penal a Enzo Copetti, de Racing, y festeja (LA NACION/Mauro Alfieri/)

Esas incertidumbres que existían, el propio Boca pareció tenerlas. Su forma de pararse en el campo de juego fue la misma que la de los últimos encuentros, pero no su espíritu. Ese crecimiento que se evidenciaba, se detuvo. Pareció salir con una cabeza de inferioridad con respecto al elenco de Fernando Gago. Constantemente tímido, no dio un paso adelante. Porque en lo futbolístico, quedó a las claras, fue un retroceso: no pateó al arco en 90 minutos. Sin embargo, también volvió a ser ese que en los penales se impone: el remate desde los doce pasos fue el arma letal para dejar eliminado a un adversario que mantuvo su invicto por el 0-0, pero que se topó con el penal que siempre asegura atajar Agustín Rossi y la ejecución definitiva de Alan Varela.

En los aportes claves de ellos se puede entender la satisfacción de Battaglia. Respaldó al arquero cuando muchos pedían la continuidad de Javer García (mientras Rossi estaba lesionado) y le dio la camiseta 5 a Varela, cuando incluso internamente en Boca veían mejor a Rolón o Pol Fernández.

La definición por penales

“A Varela le dije que es un gran jugador y con capacidad. El arquero se jugaba mucho antes en los penales anteriores y le dije que lo mire. Muy contento por él, hace un gran trabajo en el lugar que le toca jugar”, lo elogió Rossi al volante central tras el pasaje a la final de la Copa de la Liga, que Boca jugará con el ganador de Tigre vs. Argentinos.

El trámite fue constantemente cortado con un exceso de infracciones desde ambos lados. Claro, ese juego tan pausado, que por momentos no terminaba de arrancar (especialmente en el segundo tiempo), le benefició a Boca, que se sintió asfixiado durante varios minutos por la presión alta de Racing y no creó juego. Así hasta llevarlo contra las cuerdas: la definición desde los doce pasos, el fuerte azul y oro.

Alan Varela convierte y todo Boca celebra el pasaje a la final de la Copa de la Liga, que se jugará en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba
LA NACION/Mauro Alfieri


Alan Varela convierte y todo Boca celebra el pasaje a la final de la Copa de la Liga, que se jugará en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba (LA NACION/Mauro Alfieri/)

Se hizo desear la presencia de Rossi en ese tipo de instancias. Pasaron los remates de Gonzalo Piovi, Edwin Cardona, Tomás Chancalay y Carlos Alcaraz, manoteando el del colombiano y adivinando el costado elegido por el tercero, pero sin poder contenerlos. Hasta que llegó el momento clave: Enzo Copetti eligió el quinto y último como el año pasado en el estadio Bicentenario de San Juan (también jugándose el pase a la final de la Copa de la Liga, lo hizo y su equipo clasificó), pero a diferencia de aquel en el que pateó a la derecha del arquero, decidió modificar el lado y se encontró -esta vez- con las manos firmes del Nº1 boquense, ayudado por lo trabajado con Fernando Gayoso (entrenador de arqueros) y Javier García (suplente y ex hombre de los de Avellaneda).

No pierde valor a pesar de lo sucedido luego: Eduardo Salvio aseguró fuerte al medio para sellar el pasaje a Córdoba, pero la punta del pie de Gastón Gómez la desvió por encima del travesaño y alargó la tanda al mano a mano. Entonces, al contrario, su atajada fue clave para que esa falla del delantero fuera apenas un lamento por tener que seguir pateando.

Rossi, Varela y Benedetto y el festejo final; tras eliminar a Racing por penales
Marcos Brindicci


Rossi, Varela y Benedetto y el festejo final; tras eliminar a Racing por penales (Marcos Brindicci/)

La adrenalina volvió en el séptimo penal: Emiliano Insúa remató muy mal el de Racing y Varela tuvo en sus pies el desahogo y la euforia. Ese volante central que, al menos por ahora, volvió a ser el elegido -con más convicción que nunca- para ocupar un puesto que a Battaglia le costó mucho (y habrá que ver si le sigue costando más adelante) dar en la tecla.

Ese veinteañero que se ha molestado por ser suplente, cometió un acto de indisciplina hace dos meses por el que el técnico lo mandó a entrenarse y jugar en la reserva y, de repente, se topó con la posibilidad de ser la foto central de una noche en Lanús que parecía inviable de disfrutar. Con un recorrido extraño, caminando agazapado y la mirada fija en Gómez, recién tomó la postura erguida al momento del impacto: un pequeño salto y un pase con calidad a la red.

Y Boca llegó a la final. Con el que tiene guantes que siempre aparecen en los penales y el chico que, con total desparpajo, convirtió el gol que destrabó la clasificación.