Boca, de Gerardo Martino a José Pekerman: todo lo que se sabe de la situación de Hugo Ibarra antes del partido por la Copa Argentina

Hugo Ibarra sabe que se juega su futuro en los próximos partidos
Hugo Ibarra sabe que se juega su futuro en los próximos partidos - Créditos: @Mauro Alfieri

Las horas en Boca transcurren lento, con un enorme suspenso y una espera anormal de un encuentro por la Copa Argentina. El futuro de Hugo Ibarra pende de un hilo demasiado fino, que puede cortarse en cualquier momento, porque ni siquiera su ciclo se encierra únicamente en la obligación de los resultados exitosos. Y ya se habla de nombres para reemplazarlo porque la Copa Libertadores está a la vuelta de la esquina.

Algo resulta trascendental a esta altura: la convivencia y las convicciones que tiene Ibarra de los futbolistas y viceversa, una relación que parece caminar por el carril del cortocircuito silencioso. Sus actos fortalecen esa sensación ambigua. Es que el entrenador llega hasta estas instancias límite con las dudas e indecisiones a flor de piel.

Aunque los caminos por ahora siguen de la mano, entre el Consejo de Fútbol de Juan Román Riquelme, Ibarra y el grupo, en simultáneo parecen ir en direcciones opuestas y el propio técnico, lo expone. En las últimas semanas se profundizó esa contraposición, quizás, por la propia confusión que predomina en el técnico desde hace mucho tiempo en el día a día y al momento de los compromisos. Incluso, cuando su situación está en un precipicio, hizo más de un cambio de un entrenamiento a otro para encarar hoy, desde las 19, el debut copero nacional ante Olimpo, en Chaco.

Ibarra sufrió golpes de realidad y eso es lo que lo terminó de ubicar. Dentro y fuera de la cancha. Y terminó de causarle a Riquelme y su equipo de trabajo la necesidad de empezar a juzgar el ciclo de manera diaria en lugar de ver qué sucede cada fin de semana.

Gerardo Martino, de México... ¿a Boca?
Gerardo Martino, de México... ¿a Boca?

Porque ganarle a Vélez en Liniers (2-1) y a las pocas horas haber sido campeón de la Supercopa Argentina ante Patronato (3-0), hace escasas semanas, pareció haber sido suficiente para el formoseño como para que la posterior igualdad sin goles ante Defensa y Justicia no fuera más que una anécdota. Sólo para él, porque para el resto fue un dolor de cabeza ver que el equipo volvió a no encontrarse, sufrió demasiado y no ganó. Y todo ocurre en un puñado de días, cambiantes y desafiantes.

En consecuencia, Ibarra se plantó ante los micrófonos antes de jugar con Banfield. Esbozó una sonrisa que transmitió placer, tranquilidad y enorme seguridad de sostener a los mismos once: “Estoy totalmente conforme con lo que venimos trabajando, podemos jugar con diferentes sistemas. Tengo variantes, volantes que juegan muy bien. Jugará el mismo equipo”. Como nunca, confirmaba quiénes estarían en el campo de juego. Eso sí: con sentencias que en los jugadores no eran tales. Y que siguen siendo de una manera equivocada desde la óptica de quienes entran al campo. Desde aquel convencimiento todo fue en barranco.

La derrota ante el Taladro (0-1), que estaba último, le dio la pauta de que esos múltiples recursos que aseguraba tener debían ser puestos en escena para mejorar de cara al partido con Instituto. Sin embargo, contradictoriamente, nunca tuvo claro qué hacer. Aquella fue una semana en la que, durante los cuatro días de trabajo completo con sus futbolistas, sacó titulares pesados, volvió a ponerlos para terminar sacando a otros, retrocedió para trabajar con el mismo equipo que le había causado malas sensaciones en el Sur y terminó optando por hacerle pagar los platos rotos solamente a Alan Varela y Oscar Romero.

Otros tiempos: Riquelme, Ibarra y un mate
Otros tiempos: Riquelme, Ibarra y un mate - Créditos: @Archivo

¿Qué causó? Más confusión. Desorden futbolístico. Reprobación general de las tribunas y puntuales hacia Pol Fernández y Sebastián Villa, dándole al entrenador el mensaje de que eran ellos los que tenía que sacar y no a Varela, al que aplaudieron en la caída ante la Gloria (2-3). ¿Algo más? Que el pasado lunes hiciera la autocrítica prometida, pero que el plantel sólo escuchara, sin hacer su mea culpa. Hay falta de credibilidad y una relación quebrada.

Martino, el principal candidato

El Consejo tomó nota en lo que empezó a ser un análisis diario sobre cómo fluye todo con Ibarra. Y la cosa va tan mal que ya empiezan a trascender candidatos: Gerardo Martino es al que se apunta, pero también en los deseos están José Pekerman, Alexander Medina o Diego Martínez (en Tigre). Todos, lejos del pago chico xeneize.

Al mismo tiempo, otro ítem fue lo ocurrido con su salud, luego del pico de presión y el sangrado en la nariz por la que estuvo internado hace diez días. Por otro, para preparar el once de cara a la Copa Argentina nuevamente ha tenido que probar variantes. Indecisiones que pueden costarle caro: es un hecho que dejará el cargo, incluso por decisión propia, ante la eliminación o cualquier otro tipo de hipótesis.

Hugo Ibarra, con las horas contadas en Boca
Hugo Ibarra, con las horas contadas en Boca - Créditos: @Captura ESPN

La cuestión es que entre miércoles y jueves ha dudado entre Lautaro Di Lollo o Nicolás Valentini para el segundo central, Frank Fabra o Agustín Sandez en el lateral izquierdo, Martín Payero u Oscar Romero como cuarto volante y Luis Vázquez o Miguel Merentiel como acompañantes de Darío Benedetto en un doble ‘9′ repentino, siendo las segundas opciones en cada caso los que saldrían a la cancha.

“El equipo está definido, más o menos lo saben y va a salir ese. No hay mucho misterio”, dijo Ibarra, algo más cabizbajo con respecto a días atrás. Quizás, aunque diga que lo tiene, ahora no está tan seguro del equipo. Su gran certeza es que el ciclo tiene olor a terminado.