Boca: Esteban Rolón, de la obsesión de Juan Román Riquelme para que sea uno de sus primeros refuerzos al intento de rescate de Jorge Almirón

Esteban Rolón jugando con la camiseta de Boca ante River, en agosto de 2021; para Miguel Russo era el 5 más "táctico", pero igual jugó poco
Esteban Rolón jugando con la camiseta de Boca ante River, en agosto de 2021; para Miguel Russo era el 5 más "táctico", pero igual jugó poco - Créditos: @LA NACION/Anibal Greco

No suelen abundar las obsesiones futbolísticas de Juan Román Riquelme. Cuando sucede, impone. Como con Gerardo Martino: hizo trascender que era la primera, segunda, tercera y toda prioridad necesaria para que sintiera el anhelo por tenerlo como entrenador de Boca, aunque desistió. Incluso, al convencer silenciosamente a Marcos Rojo de llegar libre desde Manchester United o al incorporar dos veces a “Pol” Fernández (primer refuerzo de la gestión) porque para él, declare públicamente o en privado, “es la estrella”.

No es para cualquiera esa lista de privilegio. Sin embargo, hay apellidos integrados que la goma sólo pudo borrar parcialmente a pesar del intento, pero que la memoria impide dejar pasar. Sobre todo, si se trata de alguien que no es considerado hace tiempo, pero de un día para otro reaparece: Jorge Almirón está haciendo pruebas y este jueves tuvo en cuenta a Esteban Rolón, el volante por el que Riquelme insistió durante meses, arribó hace dos años y quedó en el olvido por bajos rendimientos y un reciente contrapunto con el directivo.

Es un caso extraño. Hay un enorme trecho entre el entusiasmo interno por su llegada en junio de 2021 y una actualidad en la que se deja ver, a lo sumo, en uno de los palcos de la Bombonera. Es que el convencimiento inicial, salvo que vuelva a tomar forma con el nuevo entrenador, terminará siendo demasiado errado.

Esteban Rolón, volante central de Boca
Esteban Rolón, volante central de Boca - Créditos: @Prensa Boca

Riquelme fue detrás de lo que conoció en 2014 (siete años antes) cuando volvió a Argentinos, su inicio y su final como futbolista, y observó cómo Rolón se destacaba en las inferiores del Bicho con 19 años.

En las oficinas boquenses se creyó que significarían el resurgimiento de la mejor versión del volante. Su explosión en 2016, de la mano de Gabriel Heinze, le valió ser comprado por Málaga, de España, y luego ser cedido a Genoa, de Italia, pero no impulsaron su carrera en Europa.

Optó por Huracán sobre el final de 2020 para retornar al país y, a los pocos meses, Riquelme consultó por su pase. “U$S1.000.000″, respondieron, un precio accesible para tal interés. Sin embargo, en Boca se enteraron que seis meses posteriores podían ejecutar la cláusula de salida por la mitad del costo. Decidieron aguardar –con el aval del jugador- convencidos de que tendrían a un ‘5′ indiscutido.

Sus primeros minutos con la camiseta azul y oro se pusieron a prueba nada menos que en la serie de octavos de final de la Copa Libertadores 2021 perdida escandalosamente frente a Atlético Mineiro. No obstante, no han quedado en la retina partidos destacados del misionero cuando puertas adentro siempre se ha esperado mucho.

Rolón ante Tomás Chancalay, en un partido de Boca ante Racing
Rolón ante Tomás Chancalay, en un partido de Boca ante Racing - Créditos: @Prensa Racing

Los cercanos a Miguel Ángel Russo, por entonces el técnico, daban fe de que lo consideraba como el volante tapón más “táctico” de su tropa. Enseguida, la posta quedó en manos de Sebastián Battaglia, un sabio como N°5 que podía elevarlo. No sucedió y jamás pareció tener la visión de Riquelme y su entorno: “Es el que más oficio y marca tiene para el puesto”.

Sus competidores (Jorman Campuzano y Alan Varela) jugaron más que el exHuracán. Tan disconforme vivía Battaglia con ellos que, en un pequeño lapso del 2022, probó a Pol Fernández en ese puesto. Hasta esa improvisación efímera, el colombiano era el preferido –sin convencimiento-, pero el dueño definitivo (hasta hoy) fue el juvenil.

De los 104 compromisos que disputó Boca a partir de su desembarco, apenas jugó 26 y fue titular en 18. Hugo Ibarra (ocho meses a cargo) le dio 314 minutos, en el reciente interinato de Mariano Herrón no fue opción y en este inicio de Almirón, tampoco. Por eso es que, al ver la formación de este jueves, más de uno se llevó la sorpresa al volver a ver su nombre entre los once y la posición que ocupó.

En la línea de cuatro defensores fue el segundo zaguero, posición en la que –según cuentan- no es la primera vez donde lo experimenta. Heinze llegó a utilizarlo como central pero en línea de 3, a un costado del líbero. ¿Juega mañana ante Rosario Central? Probablemente no, pero al menos quedó la puerta abierta a futuro.

Orsini, Rolón, Ramírez, todos refuerzos que todavía no respondieron a las expectativas generadas en los dirigentes comandados por Riquelme
Orsini, Rolón, Ramírez, todos refuerzos que todavía no respondieron a las expectativas generadas en los dirigentes comandados por Riquelme - Créditos: @Prensa Boca

No es casualidad: la zaga central está siendo un desconcierto constante y es una zona que sufre lesiones (se desgarró Bruno Valdez y faltan semanas para contar con Marcos Rojo), suspensiones (echaron al propio paraguayo y Facundo Roncaglia por Libertadores, y a Nicolás Figal por el torneo) y, en efecto, niveles muy bajos.

También es cierto que, en lo que respecta a este año, el Consejo de fútbol tuvo una doble oportunidad de cederlo, pero apareció una controversia que generó cierto cortocircuito y mayor marginación: cuando Riquelme arregló con Martín Palermo para que se lo llevara a Platense, apareció Newell’s y Rolón quiso ir a Rosario a reencontrarse con Heinze o nada. Ni a un lado ni a otro. Y hoy hasta le cuesta ir como recambio al banco incluso en partidos que el Xeneize afrontó con suplentes.

Hoy en el club hay un nuevo técnico. Almirón hace, deshace, prueba y analiza para consolidar ideas, conceptos y puestos. Ahí, parece, puede radicar la (¿última?) oportunidad para Esteban Rolón: de obsesión a decepción y de desaparecido a ser una alternativa. Quizás, también sea la llave para que Román Riquelme termine acertando, dos años tarde, con la contratación (hasta 2025) de, por ahora, un ‘5′ ausente.