En medio de caos y bajas expectativas, Río de Janeiro “pone la casa en orden” para Juegos Olímpicos

Fernando Olivieri

Faltan menos de 100 días para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, los primeros que se realizan en Sudamérica. Lo que debería ser una fuente de orgullo para los brasileños, terminó por convertirse en pesadilla a comienzos del año más anticipado. Las construcciones no están listas, el presupuesto sufrió recortes y el legado olímpico corre peligro. El entusiasmo expresado en verde y amarillo en el 2009, cuando el país ganó el derecho a ser sede de los Juegos, se ha desvanecido.
Eduardo Paes (PMDB) ha sido el rostro principal de la política a lo largo del proyecto, pero está involucrado en grabaciones de la Operación Lava Jato con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT). El gobernador Luiz Fernando Pezão (PMDB) participó en algunos de los avances de las obras para los Juegos Olímpicos pero no podrá enfocarse en eso durante los siguientes meses debido a que está en tratamiento para un tipo de cáncer poco común que afecta los huesos. Se acerca la llegada de miles de atletas a Río de Janeiro, mientras la ciudad se prepara para el megaevento.

ARCHIVO - En esta foto del 2 de octubre de 2009, el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva (segundo de izquierda a derecha), junto con Pelé (derecha), festeja la elección de Río de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos de 2016 en Copenhague. Brasil encara los Juegos Olímpicos de 2016 en medio de una profunda recesión económica, inestabilidad institucional por un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, acusaciones de corrupción en los contratos para construir las obras, y preocupación por la contaminación en las sedes de las competencias acuáticas (AP Foto/Charles Dharapak, archivo)



El transporte llega tras los preparativos

Uno de los grandes legados de los Juegos Olímpicos se convirtió en tragedia el jueves 21 de abril. El oleaje provocó el derrumbe de una estructura sobre la ciclovía Tim Maia, en la cl, que resultó en dos muertes y escandalizó a la prensa de todo el mundo. La ciclovía era una de las esperanzas de la capital de estado para superar el atraso de décadas en la modernización del sistema de transporte, así como el costo de las obras faraónicas, las nubes de polvo y los congestionamientos viales monstruosos.

Un tramo de ciclovía falta después de desplomarse a la playa, metros abajo, el jueves 21 de abril de 2016 en Río de Janeiro, Brasil. La caída del tramo de ciclovía elevada, que fue construida con motivo de los Juegos Olímpicos, provocó la muerte de dos personas. (Foto AP/Felipe Dana)
Un tramo de ciclovía falta después de desplomarse a la playa, metros abajo, el jueves 21 de abril de 2016 en Río de Janeiro, Brasil. La caída del tramo de ciclovía elevada, que fue construida con motivo de los Juegos Olímpicos, provocó la muerte de dos personas. (Foto AP/Felipe Dana)

La idea del gobierno estatal y municipal es cambiar las vidas diarias de los residentes. Con respecto al transporte público, el escenario dista mucho del tranquilo ritmo con el que avanza el teleférico del Pan de Azúcar, uno de los puntos distintivos de la ciudad. Embotellamientos terribles, vagones de metro abarrotados, autobuses igual de llenos que circulan muy por encima del límite de velocidad… Es mejor tener paciencia, porque el tráfico puede abarcar horas no pico.


El autobús de tránsito rápido (Bus Rapid Transit, en inglés) es una de las apuestas para dejar un legado en la ciudad. Durante los Juegos, se usará exclusivamente como medio de transporte para llegar al Parque Olímpico, ubicado en Barra da Tijuca, en la zona occidental de Río. La ciudad ha invertido casi US$4.5 mil millones para el acondicionamiento de calles, más allá del VLT (metro ligero) y la extensión del Elevado de Joá. Por otro lado, el gobierno del estado asumió el costo de US$4 mil millones para la construcción, aún inconclusa, de la Línea 4 del metro, que conectará los puntos turísticos de Copacabana e Ipanema con las instalaciones olímpicas en Barra de Tijuca. Las autoridades buscan que un 63% de la población tenga acceso al transporte público, en comparación con un 18% hace siete años, para reducir el flujo de automóviles y autobuses.


El metro es un asunto aparte. Aunque el gobierno estatal asegura que las obras avanzan conforme a lo previsto, el apremio para reunir US$150 millones pone en peligro la inauguración del nuevo tramo en agosto, el mes en que inician los Juegos. En total, el gobierno de Pezão necesitó financiar más de US$350 millones, y casi la mitad fue para evitar que se suspendieran las obras. En febrero, el periódico O Globo publicó correos electrónicos de Eduardo Paes, alcalde de Río de Janeiro, donde muestra su preocupación por el avance en la construcción del metro. En correspondencia enviada al Comité Olímpico Internacional (COI), Paes sugirió que se analizaba un plan alternativo de transporte.

En esta imagen del 3 de julio de 2015, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a la izquierda, y el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, observan la antorcha olímpica durante una ceremonia previa a los Juegos Olímpicos, realizada en Brasilia. Brasil está en medio de su peor recesión económica desde la década de 1930, y empeoró con las incontables investigaciones de corrupción y sobornos que han afectado a la mayoría de los actores políticos de Brasil, desde Rousseff hasta Paes. (Foto AP/Joedson Alves, Archivo)



Crisis política y económica desvía atención de los Juegos
Todos los reportes se enfocan en Brasilia, mientras los toques finales a los preparativos para los primeros Juegos Olímpicos en Sudamérica son recibidos con indiferencia. El sismo político que sacude al país deja en segundo plano las preocupaciones por los atrasos en la construcción del metro, la amenaza del virus del zika o la contaminación en la Bahía de Guanabara, donde se llevarán a cabo las competencia de vela.

Peces muertos flotan en la Bahía Guanabara de Río de Janeiro el 25 de febrero de 2015. (AP Photo/Leo Correa, File)
Peces muertos flotan en la Bahía Guanabara de Río de Janeiro el 25 de febrero de 2015. (AP Photo/Leo Correa, File)


De hecho, lo que ahora se preguntan los brasileños es quien declarará inaugurados los Juegos Olímpicos el 5 de agosto en el Estadio Maracaná ante millones de televidentes de todo el mundo: la poco popular presidenta Dilma Rousseff, al borde del juicio político, o su “conspirador”, el vicepresidente Michel Temer.

La presidenta de Brasil Dilma Rousseff conversa con el vicepresidente Michel Temer antes de hacer unos anuncios en el palacio presidencial de Brasilia el 2 de octubre del 2015. Temer asumiría la presisdencia si Rousseff es sometida a un juicio político y hay sectores que afirman que el vice está complotando contra la mandataria. (AP Photo/Eraldo Peres, File)


El 2 de octubre del 2009 en Copenhague, Dinamarca, cuando Río de Janeiro fue elegida como sede para los Juegos Olímpicos, los delegados del COI no podían imaginar que siete años después, la joven democracia brasileña atravesaría su peor crisis política desde el final de la dictadura militar en 1985 y la recesión económica más profunda desde los 30. Aquel Brasil emergente, que se benefició del auge en materias primas, mostraba un crecimiento económico significativo al tiempo que las potencias industriales más importantes sufrían durante la crisis financiera.


Dos años después de la Copa Mundial de Fútbol, en el 2014, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro deberían ser la apoteosis de Brasil como actor global. “¡No se arrepentirán!”, le le dijo el entonces presidente Lula, personificación de la “historia de éxito” del país más grande de Latinoamérica, a los delegados del COI. El expresidente de Brasil ahora es sospechoso en casos de corrupción. Su heredera política, Dilma Rousseff, está en riesgo de ser sometida a un juicio político por sus conocidas “maniobras fiscales”.

En esta fotografía del 2 de junio de 2014, la presidenta de Brasil Dilma Rousseff saluda a niños durante una ceremonia en la que el presidente de la FIFA Joseph Blatter presentó el trofeo de la Copa del Mundo en el palacio presidencial en Brasilia. (Foto AP/Eraldo Peres/Archivo)
En esta fotografía del 2 de junio de 2014, la presidenta de Brasil Dilma Rousseff saluda a niños durante una ceremonia en la que el presidente de la FIFA Joseph Blatter presentó el trofeo de la Copa del Mundo en el palacio presidencial en Brasilia. (Foto AP/Eraldo Peres/Archivo)


A mediados de mayo, es probable que el Senado vote a favor del juicio político, para el que Dilma sería relevada de su cargo por un periodo máximo de seis meses. Nadie sabe si el proceso terminará antes o después de los Juegos. Dilma denunció firmemente lo que considera un “golpe” institucional, mientras que sus opositores critican que en el extranjero se difunda la imagen de Brasil como “república bananera”. En este explosivo contexto, el COI lucha por conservar el optimismo. Estos Juegos Olímpicos serán un mensaje de esperanza en tiempos difíciles”, dijo Thomas Bach, presidente del COI, el jueves 21 de abril antes de que se encendiera la antorcha olímpica en Grecia.

Once trabajadores muertos durante siete años de construcción
Desde el 2013, once trabajadores perdieron la vida en la construcción de instalaciones y legados para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, confirmó Robson Leite, Superintendente Regional de Trabajo y Empleo de Río de Janeiro. “Es un número que asusta”, dijo, al señalar que durante las obras para la Copa Mundial del 2014, murieron ocho trabajadores.


El número de muertes fue dado a conocer en un reporte publicado el lunes por la Superintendencia Regional de Trabajo y Empleo, que supervisó las obras en la ciudad. De acuerdo con Robson Leite, el mayor número de accidentes fatales ocurrió durante las obras para ampliar la Línea 4 del metro, donde perecieron tres trabajadores. Otros dos murieron en la construcción del Parque Olímpico, donde se realizará la mayoría de las competencias.


Dos personas fallecieron en la construcción de museos que son parte del legado olímpico –el Museo de la Imagen y el Sonido de Copacabana y el Museo del Mañana en el centro de Río de Janeiro. Hubo otros decesos ocurridos durante proyectos de transporte, como la vía Transolímpica, la expansión del Elevado de Joá y el sistema de trenes de la Supervía. “Equivale a un equipo entero de fútbol muerto. Todo esto fue causado por falta de planeación, sin duda. Es la prisa por terminar”, se lamentó Elaine Castilho, auditora fiscal que coordina la inspección que presentó el reporte.

La Bahía de Guanabara aún es un signo de interrogación
Un 98% de las construcciones olímpicas han sido completadas. Se realizan pruebas finales en las arenas y se ultiman detalles cada vez que un atleta utiliza las instalaciones. La semana pasada, cuando Cesar Cielo buscaba calificar para los Juegos, hubo un corte de electricidad de más de 30 minutos en el Parque Acuático, además de que el aire acondicionado no funcionó correctamente, y Cielo fue superado por Bruno Fratus para obtener su cupo en los Juegos de Río de Janeiro 2016.
El Velódromo es un punto importante de preocupación debido a que el sitio tendría que haber estado listo para fines del 2015, algo que no sucedió. El evento de pruebas fue cancelado y el COI llevará a cabo ensayos del 25 al 27 de junio. El ensamblaje de la pista ya funciona, el sistema de enfriamiento está operando, pero no hay fecha prevista para concluir las obras.

Fotografía de los exteriores del velódromo olímpico de Rio de Janeiro-2016 tomada el 6 de marzo de 2016 (AFP | YASUYOSHI CHIBA)
Fotografía de los exteriores del velódromo olímpico de Rio de Janeiro-2016 tomada el 6 de marzo de 2016 (AFP | YASUYOSHI CHIBA)

La Arena Carioca está en las últimas etapas de instalación de asientos temporales, pero no inquieta al Municipio ni al COI. El Centro Olímpico de Tenis será concluido por la constructora Volume para asegurar que esté lista para fines de junio. Los demás trabajos están a punto de ser completados y sólo falta recibir el visto bueno de las federaciones deportivas y el comité organizador.


Pero la interrogante de la Bahía de Guanabara no parece terminar. La Federación Internacional de Vela apoyará la elección del lugar para las competencias realizadas en Río de Janeiro 2016, pero quiere evitar el contacto de los atletas con el agua tanto como sea posible. Río de Janeiro no logró cumplir con el 5% de contaminación que se le pedía y apostó por el sitio debido a la belleza de Marina da Glória, pero al ignorar el olor o las condiciones de salubridad para los participantes.
El Brasil del 2009 no es el mismo Brasil del 2016. El entusiasmo para ser sede de los dos eventos deportivos más importantes del mundo –la Copa Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos– prácticamente ya no existe (como demuestra que se haya vendido menos del 50% de los boletos para las competencias). A los brasileños les preocupa lo que sucede en Brasilia y no en la “Ciudad Maravillosa”, pero es posible que todas las crisis, obras de construcción y confusiones queden en el olvido cuando inicie la poco anticipada ceremonia de apertura el 5 de agosto del 2016.

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