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Boosting, lastimarse para sacar ventaja: el riesgoso doping paralímpico

Boosting, el dopaje paralímpico
Boosting, el dopaje paralímpico

Darse martillazos en un dedo hasta quebrarlo o hacerlo sangrar. Sentarse sobre vidrios o metales afilados hasta no aguantar el dolor. Apretar hasta el límite los testículos, quedarse sin aire en el intento. Todas estas son prácticas comunes entre los atletas con lesiones en la médula, quienes llegan a lastimarse a sí mismos para aumentar su performance y acercarse a las tan ansiadas medallas en los Juegos Paralímpicos.

A esta riesgosísima forma de dóping se la conoce como boosting; en español, podríamos traducirlo como "estímulo" o "impulso". Según los científicos que se encargaron de controlar a los atletas paralímpicos durante los Juegos de Londres 2012, un tercio de los competidores con lesiones medulares se lesionaron a propósito, con la intención de incrementar la presión sanguínea y mejorar su competitividad.

A pesar de estar prohibido por el Comité Paralímpico Internacional (IPC, por sus siglas en inglés), a horas del comienzo de una nueva edición de los Juegos Paralímpicos, en Río de Janeiro, es sabido que muchos atletas siguen haciéndose daño y poniendo en riesgo su vida con el objetivo de ocupar un lugar en el podio. Elevar la presión sanguínea y aumentar el ritmo cardíaco siguen siendo una forma de sacar ventaja sobre los rivales. Por eso, el estremecedor sonido de los martillazos sigue siendo moneda común en los vestuarios o zonas de calentamiento de las diferentes arenas en competencias paralímpicas.

Estimularse, aunque pueda costar la vida

A diferencia de los atletas que no tienen este tipo de discapacidades y aumentan su presión sanguínea y su ritmo cardíaco sólo con ponerse a correr o nadar, los atletas con problemas medulares no obtienen esas respuestas de forma automática. "Ya llegué a darme una buena descarga eléctrica en la pierna o a martillarme un dedo. Así he podido levantar más peso o pedalear más fuerte", confesó a la cadena BBC Brad Zdanivsky, escalador cuadrapléjico canadiense, que experimentó el boosting más de una vez, tras romperse la espina dorsal en 1994, durante un accidente automovilístico.

Boosting
Boosting

"Intenté mejorar mi performance de diferentes formas: dejando que la vejiga se llene hasta no aguantarlo más, utilizando estímulos eléctricos en mis piernas, mis pies o mis testículos", agregó el atleta. "Todas esas prácticas, pueden hacerte volar un vaso sanguíneo o causarte un derrame cerebral. Pero qué importa si al fin y al cabo terminas venciendo la prueba", explicó con una dósis de ironía Zdanivsky.

Números que estremecen

Según estudios entre atletas y profesionales involucrados, hasta un 30% de los participantes en los Juegos Paralímpicos de Beijing 2008 habrían recurrido al boosting, a pesar de que fue prohibido por el IPC en 1994. A partir de Londres 2012, cualquier atleta que presentase los síntomas probables de esta forma de dopaje, que podrían ser manchas en la piel, sudoración en exceso u otras, fueron sometidos a chequeos. En el caso de que se les detectase una presión arterial sistólica (línea superior) de 180 mmHg (milímetros del mercurio) o superior no eran autorizados a competir. Sin embargo, tampoco reciben una sanción a largo plazo.

Más allá de estos chequeos, es difícil advertir y frenar esta ola de dopajes entre los atletas paralímpicos y parece ser que sólo se actuará en consecuencia cuando ocurra una desgracia. "Un día sucederá que alguien sufrirá un accidente cerebrovascular en medio del estadio y entonces ellos tendrán que hablar de esta situación", explicó Zdanivsky, quien entiende que manejar este tema como un 'tabú' puede costar vidas.

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