El Cholo necesita agarrar las riendas

El Cholo necesita agarrar las riendas

Algo se rompió en Milán y el Atlético de Madrid parece ahora un equipo desinflado, con jugadores que no están rayando a su mejor nivel y un Cholo Simeone con menos fuerza de la habitual. Porque el Atlético de Madrid ha llegado a ser lo que es en gran parte por el empuje de su entrenador, un aliento inacabable, un hombre que termina sudando la camiseta en la banda tanto o más que sus fútbolistas dentro del terreno de juego. Y ahora el Cholo Simeone parece otro, diferente, alicaido, como sin ganas de retomar el vuelo necesario para volver a intentar caminar el trayecto que le ha llevado a lo más alto.

Una pretemporada insulsa, con pocos partidos y de poca calidad, fichajes que no han entusiasmado y la vuelta al trabajo de la mano de un Simeone que parece un perro con el rabo entre las piernas. Mala cosa. Además, un arranque de campeonato como con motor diesel, dos empates en dos partidos y cuatro puntos de diferencia con el Real Madrid y el FC Barcelona. No es el peor escenario posible, pero casi.

La situación en el Atlético de Madrid ha derivado hacia el lado oscuro. El club y el equipo llevan cinco años siendo una caldera de seguridad en sus propios medios, de amor propio, de ganas de superación, que había convencido incluso al mayor enemigo, pero ahora todo ha cambiado. Las caras largas son constantes, la dejadez parece obvia y nadie da con la tecla adecuada para reconducir la situación.

No ayudan tampoco las salidas de tono. La primera regla del Cholismo dicta que la ropa sucia se limpia en casa y la rajada de Griezmann tras el empate a cero ante el Leganés no ayudó a nadie. Además, el francés acababa de llegar al equipo tras su periplo en la Euro el verano pasado y su crítica sonó más a dardo contra el equipo que a frustración y autocrítica. Saúl, por su parte, respondió a su compañero recordándole que el equipo está por encima de todo, y aunque parece ser que el francés ya ha arreglado la situación de manera interna, estos episodios no ayudan a lidiar con el momento crítico en el que se encuentra el equipo.

Si añadimos los rumores de la posible llegada de Falcao en el último día del mercado, con lo que eso significaría para el gran fichaje del verano, Kevin Gameiro, las suplencias incomprendidas de Torres, el mal humor de Giménez por quedarse en el banquillo e incluso el bajón general por ver que Juanfran se ha quedado fuera de la primera lista de Lopetegui con España, nos encontramos con un cóctel explosivo que sólo Diego Simeone puede controlar.

Del entrenador argentino se espera ahora su don de mando, su mano izquierda, sus decisiones clave y su destreza para encarar de nuevo el rumbo de la nave. Nadie más tiene el peso necesario, el carácter y la influencia en club y jugadores que sea capaz de darle la vuelta a una situación que se ha enquistado nada más arrancar. El tiempo apremia porque la lucha por la liga va a ser encarnizada y el Atlético de Madrid no puede darse el lujo de perder más tiempo.

Tras el parón de selecciones se trendrá que ver un nuevo aire dentro del grupo. Sólo el Cholo lo puede conseguir.

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