Cholo Simeone: Escuela de mediocentros

Cholo Simeone: Escuela de mediocentros

Diego Pablo Simeone era un mediocentro tenaz, duro de roer, disciplinado y tácticamente imponente. Era un todocampista en toda regla, un jugador que recuperaba y repartía juego de igual manera, y que sin llegar a ser un jugador extremadamente defensivo (aunque sí esforzado y competitivo) ni un estilista en fase ofensiva, combinaba los dos ámbitos del juego de manera implacable.

Quizás por eso en sus equipos suelen destacar los jugadores de ese mismo perfil. Mediocentros aguerridos que saben conjugar el juego del equipo de manera lúcida, y que siempre interpretan el papel necesario en cada momento del partido.

En el Atlético Madrid, donde tanto se habla de los aciertos de la secretaría técnica en el puesto del 9 (Fernando Torres, Sergio Agüero, Diego Forlán, Radamel Falcao, Diego Costa...), el Cholo Simeone ha sabido encontrar la fórmula mágica para desarrollar a toda una escuela de mediocentros que interpretan el fútbol tal y como lo hacía el ahora entrenador cuando se vestía de corto.

La lista es larga en los casi cinco años que lleva el argentino entrenando al club de la Rivera del Manzanares. Tiago y Gabi han sido la constante en su entramado táctico. Dos guerreros que han dado al Atlético Madrid muchas tardes de gloria y que, a pesar de su edad, parecen seguir con ganas de batirse en duelo tras duelo en la medular colchonera.

Pero antes y después de ellos ha habido jugadores muy destacados que aseguraron siempre que las directrices del cerebro de Simeone fueran plasamadas en el campo. Mario Suárez, por ejemplo, volvió de Mallorca convertido en un jugador sensacional, pero con Simeone dio un paso al frente y se convirtió en indispensable, pese a no podéresele considerar indiscutible. Del Bosque no dudó en explotar su gran momento de forma y llevarle a la Selección.

Desde la cantera, Simeone a formado a dos jugadores que en condiciones normales hubieran sido mediapuntas o interiores, y les ha inculcado un sentido táctico del juego espectacular, hasta convertirlos en dos todoterrenos que recuerdan (y mucho) al propio Simeone en sus tiempos de jugador. Se trata de Koke y Saúl, dos puntales del futuro del Atlético, que han dotado además al equipo de una dinámica que Gabi y Tiago ya no lograrían hacer dada su edad.

Los últimos en llegar y, como quien dice, besar el santo, son los argentinos Augusto y Kranevitter. Experiencia y fiabilidad en el ex del Celta, que llevaba tres años destacando en La Liga, y pulmones y futuro en el ex de River, que con 22 años acaba de aterrizar en el Calderón y ya se comporta como todo un veterano. Su partido contra el Valencia en la jornada pasada fue, realmente, para enmarcar.

Tan radical es Simeone con su idea de jugador ideal que incluso mediocentros contrastados que no llegaron a comulgar con su idea de juego y esfuerzo tuvieron que dejar la entidad de manera fulgurante. Nada más aterrizar en el club, en diciembre del 2011, el argentino tomó la decisión de presecindir de Paulo Assunçao en el siguiente verano. El brasileño no era del gusto del técnico, y seis meses después dejaba el equipo. Su recambio fue el turco Emre, que también duró seis meses. Joshua Guilavogui, el verano siguiente, tuvo el mismo destino y volvió al Saint Etienne nada más llegar el invierno.

Simeone tiene muy claro lo que tiene que hacer su equipo sobre el campo. Con laterales largos, no necesita jugadores de banda, y con dos delanteros goleadores, los mediapuntas tampoco son santos de su devoción. De ahí su gusto por el mediocentro puro, el todocampista, el jugador que recupera y sale jugando, y que puede soportar todo el peso del equipo en su espalda. El mediocampista que entiende el fútbol como él mismo lo hacia de jugador, al fin y al cabo.

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