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¿Continúa vivo el mito del Maracanazo?

¿Continúa vivo el mito del Maracanazo?

16 de julio de 1950. Una fecha que quedó marcada en el calendario futbolístico internacional. El día que Brasil vivió el mayor luto de su historia. El día que Uruguay inmortalizó el milagro. Ese día venció 2 a 1 y ganó su segunda Copa del Mundo, postergando el sueño del local.

Se cumplen 65 años de aquel mito. Un Maracaná repleto. Los registros varían en cuanto a la cantidad de público que abarrotó el famoso inmueble de la “Cidade Maravilhosa”. En lo que casi todos coinciden es que hubo algo más de 200 mil almas.

A través de los años, cada 16 de julio, el recuerdo apunta a aquel día. De tristeza para Brasil. De inmenso orgullo para Uruguay.

Ocho años después de esa maldita jornada, Brasil pudo pegar el grito que quedó atragantado. En Suecia 1958 ganó su primer Mundial, logro que se repitió cuatro veces más, en Chile 1962, México 1970, EEUU 1994 y Corea-Japón 2002.

Sin embargo esas cinco Copas que engalanan sus vitrinas no fueron suficientes como para sanar aquella herida que aún duele.

Hasta que llegó el año 2014 y la nueva oportunidad de no sólo ganar un Mundial sino de reparar aquel daño, aquella mancha imborrable. El objetivo era claro: había que vengar el episodio negro con el que cargaba el más ganador en la historia de los Mundiales.

Tampoco se pudo. Y para colmo aquellos fantasmas del ’50 se ensañaron aún más con un país donde el fútbol es una religión sagrada.

El Maracanazo tan doloroso le dio paso al Mineirazo. El 8 de julio marcó a fuego otra jornada triste, lacerante. Fue el día del triunfo alemán por 7 a 1 en la Semifinal jugada en el estadio Mineirao de Belo Horizonte.

Hoy el pueblo brasileño se pregunta, ¿Cuál fue más doloroso? ¿Ese resultado acabó con el mito del Maracanzo? ¿Ese partido reemplazó para siempre al del 16 de julio de 1950?

Pero lo más paradójico del caso es que cuenta en su haber con los dos momentos tal vez más tristes y desgarradores de los mundiales.

No es cuestión de medir situaciones ni de intentar balancear los sentimientos. Es sólo descubrir que no todo lo que brilla es oro y que más allá de una gran historia siempre hay escondidas frustraciones difíciles de asimilar.

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