Tigres: entre un nuevo rumbo y los arrepentimientos

MEX45. MONTERREY (MÉXICO), 22/07/2015.- El jugador Jurguen Damm de Tigres de México celebra un gol contra Internacional de Porto Alegre de Brasil hoy, miércoles 22 de julio de 2015, durante el partido de vuelta de la semifinal por la Copa Libertadores en el estadio Universitario de Monterrey (México). EFE/Miguel Sierra
MEX45. MONTERREY (MÉXICO), 22/07/2015.- El jugador Jurguen Damm de Tigres de México celebra un gol contra Internacional de Porto Alegre de Brasil hoy, miércoles 22 de julio de 2015, durante el partido de vuelta de la semifinal por la Copa Libertadores en el estadio Universitario de Monterrey (México). EFE/Miguel Sierra

Si hubo un equipo mexicano al que se lo criticó en el pasado cercano por no darle la importancia que merece a la Copa Libertadores, ese fue Tigres. Y gran parte de la responsabilidad de la decisión caía en manos del técnico Ricardo Ferretti, quien en reiteradas ocasiones insistía en el hecho de priorizar la Liga por sobre el más importante torneo continental.

La justificación era injustificable, valga el juego de palabras. El “supuesto” maltrato a los equipos mexicanos en Sudamérica era la excusa. Nada más alejado de la realidad. Cruz Azul  y Chivas fueron finalistas con todas las de la ley y si perdieron las mismas fue por motivos netamente futbolísticos.

Hoy la historia cambió el relato. Tigres ha demostrado que con coraje y decisión, mostrando claramente sus cartas e imponiendo sus condiciones con total y absoluta honestidad dejando de lado los complejos, se puede alcanzar el objetivo.

Tigres es un digno finalista, instancia a la que accedió con armas nobles y un fútbol que ha despertado grandes elogios.

Tigres ha entendido que la Copa Libertadores no es un torneo menor, que le da prestigio, que más allá de no poder acceder al Mundial de Clubes por una cuestión reglamentaria más que discutible, lo coloca en una posición de privilegio.

Y digo discutible porque resulta injusto que de consagrarse campeón no pueda formar parte del Mundial de Clubes. Es más, por ser de un país “invitado”, ni siquiera puede definir la serie de local cuando así debería ser en este caso.

¿No es hora de acabar con esa reglamentación ridícula y permitir que por más que la Concacaf tenga a su representante en el Mundial de Clubes (en este caso América) el campeón, sea de donde sea, no pierda esa posibilidad? ¿No será hora de hacer una sola Confederación Americana y dejar de lado la división?

Ahora Tigres enfrenta a River Plate, uno de los rivales más fuertes del continente, un club con larga y exitosa historia y que debido a esos antecedentes llega con el mote de favorito.

Lo irónico del caso es que fue justamente Tigres el que le abrió el camino. Basta recordar aquel partido en el Volcán de Monterrey cuando ganaba cómodamente 2 a 0 y el conjunto Millonario lo empató en los minutos finales.

Pero lo más increíble del caso fue que lo clasificó al vencer como visitante a Juan Aurich, quien llegaba a esa instancia en mejor posición que los argentinos.

Ahora es tiempo de “arrepentimientos”. Y así mismo lo reconoció Egidio Arévalo Ríos. “A un equipo así no podés darle vida”, dijo en una evidente muestra de respeto y ¿temor?...

Tigres actuó con honestidad y altura deportiva. Pero claro, esa actitud más que plausible esta vez le puede jugar en contra.

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