La agonía de un fútbol en estado de coma

Los jugadores de River Plate sufren con los efectos de un gas con el que fueron rociados durante el partido contra Boca Juniors por la Copa Libertadores, el jueves 14 de mayo de 2015. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
Los jugadores de River Plate sufren con los efectos de un gas con el que fueron rociados durante el partido contra Boca Juniors por la Copa Libertadores, el jueves 14 de mayo de 2015. (AP Foto/Natacha Pisarenko)

Es difícil explicar lo que siento. Es difícil explicar lo que mis ojos veían a través de la pantalla del televisor. De repente se me vino a la memoria un torrente de recuerdos, de cuando era un niño y de la mano de mi padre iba a La Bombonera a ver a mi equipo.

Sí, que quede en claro. No soy de esos periodistas que se creen que son más “creíbles” más “objetivos” o más “profesionales” porque esconden o no dan a conocer de qué equipos son hinchas. Todos son hinchas de alguno, dejémonos de hipocresías.

En aquellos años nadie imaginó que el fútbol argentino iba a tocar fondo de la manera que tocó y todo a causa de la desidia, de la inmoralidad, de la falta de decisión, del miedo que le ganó a la razón, de la corrupción generalizada.

Hoy siento vergüenza, impotencia. Me hirieron el sentimiento de hincha. Hoy no me importa si mi equipo gana, pierde o empata. Hoy me importa un bledo si sigue o no sigue el partido. Hoy poco me importa si mi equipo avanza o no avanza en la Copa Libertadores. Hoy todo quedó desvirtuado. Ya ni ganas tengo de sentarme a ver un partido con la pasión que siempre nos invade cuando nuestro equipo sale a jugar.

Los violentos ganaron la pulseada en gran parte por la falta de decisión, porque nadie, absolutamente nadie, desde todos los estamentos, tanto gubernamentales como deportivos, tiene la capacidad y la intención de tomar el toro por las astas y acabar con la inmoralidad, con la libertad para delinquir delante de nuestros propios ojos.

El fútbol argentino agoniza. Y nadie hace nada. ¿Cómo es posible que desde hace más de un año en el ámbito local se juegue sin hinchas visitantes? ¿Hasta cuándo va a continuar la complicidad entre gobernantes, dirigentes y barras bravas?

Dentro de este oscuro panorama, ayer mismo, en medio de ese espectáculo grotesco, los jugadores de Boca, antes de abandonar el terreno de juego, saludaron a quienes fueron cómplices de la tragedia, quienes seguían saltando y gritando a favor de la violencia.

Dicen que siempre actúan así por imposición de los violentos. Que si no lo hacen los barras vienen en la semana a amenazarlos y que temen por su propia integridad y por la de sus familias.

Hasta ese punto se llegó. Y aunque tal vez sea el menos significativo al lado de los graves hechos de fondo, no deja de ser una muestra del grado de anarquía e inmoralidad que rodea a la sociedad y que encuentra en el fútbol a una de sus caras más visibles.

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