Caso Centurión: ¿cuál es el límite entre el profesionalismo y la irresponsabilidad?

Se suele sostener que los deportistas, más allá de su actividad profesional, también tienen su vida privada. Es una aseveración lógica, comprensible. No todo se limita al trabajo, también existe lugar para el esparcimiento.

El volante que llegó a préstamo de San Pablo se presentó en una comisaría de Avellaneda y reconoció que era el conductor al momento del accidente
El volante que llegó a préstamo de San Pablo se presentó en una comisaría de Avellaneda y reconoció que era el conductor al momento del accidente

Pero, ¿cuál es el límite entre lo permitido y lo prohibido? O mejor dicho, entre lo aceptable y lo inaceptable, aquello que no afecte su imagen y, por sobre todas las cosas, la del club al que representa, en el caso de un futbolista.

En la madrugada del domingo se produjo un hecho que no terminó en tragedia por esos designios del destino.

Ricardo Centurion. Entrenamiento de Boca Juniors. 17 de agosto de 2016. Complejo Pedro Pompilio. Foto: Javier Garcia Martino / Photogamma. Foto: Javier Garcia Martino / Photogamma (5673_17082016boca12.)
Ricardo Centurion. Entrenamiento de Boca Juniors. 17 de agosto de 2016. Complejo Pedro Pompilio. Foto: Javier Garcia Martino / Photogamma. Foto: Javier Garcia Martino / Photogamma (5673_17082016boca12.)

Ricardo Centurión, flamante incorporación de Boca Juniors, salió a bailar hasta altas horas de la noche con un grupo de amigos y amigas. Cuando regresaban protagonizó un choque en el que se vieron involucrados tres automóviles aparte del propio, uno de alta gama, de una reconocida marca alemana.

En principio sus amigos declararon que Centurión no manejaba, sino que era una persona que los trasladaba del local bailable a sus casas y que huyó tras el accidente.

Todo quedó desmentido horas más tarde cuando el propio jugador se presentó en la sede policial para declarar y asegurar que él mismo iba al volante. 

Tras cumplir con el trámite quedó imputado por lesiones culposas y el caso seguirá su curso legal.

¿Es lógico y entendible que un futbolista de primera categoría, que juega en uno de los clubes más importantes no solo de su país sino que del continente, por más que estuviera en su día de descanso, salga hasta altas horas de la madrugada por más joven que sea?

Definitivamente NO. Un profesional que se precie de tal no sólo debe cuidar su imagen sino la del club que lo firmó. Y más allá de la alta suma de dinero que se pagó por su contratación, debe guardar algo que se llama RESPETO. Respeto por su profesión, respeto por la institución y respeto por su propia carrera.

Hay situaciones que son entendibles, tolerables. Lo intolerable es que no sepa ubicarse en el contexto donde se desempeña.

Hubo muchos casos similares al de Centurión. Basta recordar el accidente que tuvo como protagonista al chileno Arturo Vidal, saliendo de un Casino en plena Copa América en 2015.

En esa ocasión muchos pidieron un castigo ejemplar. Pero claro, Vidal era (y es) una pieza clave en la selección chilena y darle de baja por mal comportamiento era un riesgo por el que la directiva y el cuerpo técnico no quisieron atravesar. Había que salir campeón en casa y eso era más importante para ellos.

En este caso de Centurión no deberían imitar aquel desatino. Merece una sanción por parte del club y por parte del entrenador. No se puede aceptar un acto de tamaña irresponsabilidad. No juega en un equipo de aficionados. Juega en un club de primera división, de mucho prestigio y, por sobre todas las cosas, debe tomarse muy en serio su condición de profesional, si es que realmente lo es.

También te puede interesar:

James Rodríguez le cumplió el sueño a un niño enfermo de cáncer

Inesperado conflicto afecta a la selección uruguaya

Eliminatoria Conmebol: posiciones apretadas de cara a una fecha cargada de tensión