¿Está fracasando Phil Jackson en NY?

Cuando se dio la noticia de la incorporación del entrenador más laureado en la historia de la NBA, Phil Jackson, a la organización de los New York Knicks en el receso de temporada pasado, empezaron a construirse imágenes en las cabezas de los fanáticos neoyorquinos, y también en las de los rivales, acerca de lo mucho que podría lograr el único coach ganador de 11 campeonatos de liga.

La realidad, a poco más de dos meses de haber comenzado la campaña, ha golpeado en la cara de los Knicks como un derechazo de Mike Tyson en sus años mozos.

El récord de los Knickerbokers al día de hoy es de 5-32, estacionados en el sótano de la NBA, arrastrando una pesada losa de 12 derrotas de manera consecutiva, sin sus dos mejores jugadores, Carmelo Anthony y Amare Stoudamire, jugando con regularidad a causa de las lesiones.

Maniobras financieras

Mientras muchos pueden decir que los Knicks ya han tirado la toalla a tan corto tiempo de haber comenzado la temporada, lo cual tiene sentido por haberse deshecho de dos jugadores identificados con la afición de la Gran Manzana y que en su momento fueron grandes complementos para Melo, quizás haya otro modo de ver las cosas.

El lunes los Knicks oficializaron un canje que envió a JR Smith e Iman Schumpert a los Cavaliers ed Cleveland a cambio de Alex Kirk y Lou Amundson, aunque lo más probable es que corten a estos últimos del roster cuanto antes para no tener que verse obligados a extenderles un contrato el resto de la temporada. Otro jugador que se sumó en la ecuación fue el delantero del Oklahoma City Thunder, Lance Thomas.

También, Nueva York dejó en libertad al pívot haitiano Samuel Dalembert esta semana.
A simple vista podría parecer que a Jackson se le acabaron las ideas, que lo que quiere es perder partidos y alejar a los aficionados. Rendirse.

Pero por el otro lado, con el canje de Smith y Shumpert, el señor de los anillos abrió espacio por 20 millones en la nómina, lo cual les permitirá tener un amplio margen para gastar en agentes libres, de manera que se pueda construir un equipo ganador alrededor de Anthony y pelear por el campeonato de la NBA, algo que no consigue el equipo neoyorquino desde 1973, cuando el propio Jackson era jugador de los Knickerbokers.



¿Qué sigue?

Tanto Jackson como los Knicks, y desde luego su atribulada fanaticada, tendrán que pasar el trago amargo de lo que parece será una temporada para el olvido, pero con un propósito: apostarle todas las canicas a la lotería del Draft y, quizás, como en aquél sorteo para elegir al mejor talento universitario en 1985, vuelvan a llevarse la primera selección. Aquella ocasión tomaron al poste de los Hoyas de Georgetown, Patrick Ewing, uno de los jugadores más emblemáticos en jamás haber vestido la camiseta de los New York Knicks.



La pretensión de Jackson es también surtirse con lo que tiene a su alcance, en este caso, echar mano de los jugadores del equipo filial en la NBDL (National Basketball Development League), sobre todo el griego Thanasis Antetokounmpo, cuyo hermano Giannis, brilla intensamente con los Milwaukee Bucks.

La meta

Con el presupuesto que ahora tienen los Knicks, la apuesta de Jackson es alta, pensando en el siguiente periodo de agencia libre y, aunque es muy probable que todavía no concluya la limpia que trae entre manos y donde podrían salir el propio Stoudamire y Andrea Barganani, la mente del maestro del zen se posa en adquirir a dos de los peces gordos para el próximo periodo de traspasos: LaMarcus Aldridge y Marc Gasol.

Mientras ese momento donde las victorias caen por racimos como hasta hace algunos años retorna, los aficionados de los Knicks deberían ver algún documental o película de años atrás si es que los quieren ver conseguir triunfos y esperar mientras el proyecto de Phil progresa y madura.